jueves, 30 de agosto de 2007

Una nueva vida en camino

Los días pasan y ya son más de 13 semanas las que tiene este pequeñín, que vive en el vientre de su madre esperando que llegue el momento de ver la luz del mundo exterior. Ya tiene sus bracitos, sus manitas, sus piernecitas, sus piececitos, un diminuto estomaguito, un palpitante corazón... Poco a poco va formándose y va ganando tamaño. Ahora mide poco más de siete centímetros y sus padres lo contemplamos emocionados, ilusionados.


De costado, llevándose la manita a la cara


Desde su cálido hogar, que le nutre y le permite desarrollarse sano y fuerte, nos observa desafiante, mostrando su semblante como si preguntara: "¿quién anda ahí?"


Aquí estoy yo

miércoles, 29 de agosto de 2007

Cambios en la web y ¡sorteo de libros!

Hacía algún tiempo que no le prestaba la suficiente atención a mi web, El autor. Aprovechando la ocasión, ahora que es tan inminente el lanzamiento de Ladrones de Atlántida, este otoño, he querido hacer algunos cambios en la página para darle un aspecto más moderno y ordenado. Espero que os guste.

Por otra parte, deseo celebrar la alegría que me ha causado esta reedición convocando un sorteo en el que podéis participar todos. Basta con que respondáis a una breve encuesta (aunque, por restricciones en el envío de los premios, solo optarán a los mismos los residentes en España). En dicho sorteo, se regalarán dos ejemplares de la novela, uno correspondiente a la nueva edición y otro a la antigua.

Podéis acceder a la web y al sorteo pulsando en la siguiente imagen:



¡Suerte!

martes, 28 de agosto de 2007

Dos noticias sacuden el mundo literario español

En efecto, estos días, además del horrible drama que se está viviendo en Grecia con los incendios que asolan todo el país, poniendo en peligro numerosas vidas, recibimos noticias funestas que afectan al mundo del arte. Ayer fue la muerte de la gran actriz Emma Penella. Esta mañana se han podido escuchar en la radio otras dos noticias relevantes. La primeratrata sobre una importante pérdida para el panorama literario español:

Paco Umbral

El escritor Francisco Umbral (célebre en todas las charlas por su frase "Yo vengo a hablar de mi libro") ha fallecido a los 72 años en la Clínica Montepríncipe de Boadilla de Monte (Madrid) por un fallo cardiorrespiratorio pasada la una de la madrugada, informa El Mundo, diario en el que ha colaborado durante años. Umbral ha sido una de las figuras literarias más relevantes de España en las últimas décadas, con numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1996 y el Premio Cervantes de 2000.

Fuente: Terra

La otra noticia es menos trágica pero afecta igualmente al mundo de los libros de alguna forma:

Rosa Regas

La directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regàs, presentó hoy a las nueve de esta mañana su dimisión motivada tras darse cuenta de que no tiene la confianza del actual ministro de Cultura, César Antonio Molina. Regàs explicó que desde que nombraron a Molina sólo ha tenido una única entrevista con él, a última hora del pasado viernes y que fue en ese encuentro donde observó que no tenía su respaldo. Para Regàs lo peor ha sido 'la maledicencia de la prensa', aunque declaró estar 'acostumbrada': 'Antes que yo les ha pasado a muchas otras mujeres. No era agradable pero he vivido con esto', dijo. A partir de ahora, Regàs aseguró que seguirá su vida dedicándose 'a escribir y a viajar'.

Fuente: Terra

domingo, 19 de agosto de 2007

Ladrones de Atlántida reeditada

La constancia y la perseverancia suelen ser recompensadas. Es lo que me ha ocurrido a mí. Incitado por amigos y críticos, hacía algún tiempo que buscaba el respaldo de un nuevo editor para mi novela Ladrones de Atlántida. Finalmente, Editorial C&M se ha interesado por la obra y ha decidido reeditarla. Desde aquí agradezco el entusiasmo que están poniendo en el proyecto y celebro su sensatez al concentrar esfuerzos primero en Sevilla y alrededores. De tener éxito, la novela se distribuirá más tarde en el resto de Andalucía y no se descarta publicar una segunda parte. Varios actos de presentación del libro se llevarán a cabo entre septiembre y octubre para darlo a conocer al público.

De momento, ésta es la portada:

miércoles, 15 de agosto de 2007

Reflexiones de un ególatra: Maestro sin aprendiz

El artesano habla con energía, como buen castellano, esbozando una suave sonrisa para complacer a su cliente y acogerle con afecto. Es sincero y sagaz, sabe guiar el diálogo y orienta sus respuestas en función de la actitud de quien visita su taller. Se llama Mariano Zamorano y es herrero en Toledo. Una vez nos contó que en la ciudad solo quedan dos artesanos que fabriquen auténticas espadas. Él es uno de ellos. El catálogo de Zamorano es bastante amplio y se hace difícil elegir una pieza.

Cuando hablamos con él no puedo evitar mirar sus manos, con las que gesticula para explicarnos su negocio. En la mano derecha le falta parte de dos dedos, el índice y el corazón: dos falanges enteras. Supongo que son gajes del oficio. No me he atrevido a preguntárselo.

Zamorano disfruta hablando de su trabajo, que le ha dado de comer desde hace años. Es rudo en sus gestos de herrero, pero extremadamente amable en el trato. Valora mucho lo que hace, pero no le da un valor con connotaciones artísticas o históricas. No ha encontrado entre sus hijos a quien quiera sustituirle. Tampoco fuera de la familia, ni siquiera entre los inmigrantes, llenos de necesidades, pues prefieren la hostelería y la construcción.

-Este oficio tiene que gustar -le digo.

-Claro, como todo trabajo artesanal -replica él.

-¿No se le ha ocurrido escribir sobre su trabajo? -le pregunto.

-Yo no soy escritor -protesta.

Es cierto, es otro tipo de artesano, consagrado al yunque y la fragua. Cada espada que forja le mantiene ocupado unas cuantas horas, según la complejidad de la obra. Templa la hoja de cada espada según la época a la que pertenece. Ha ido descubriendo los secretos del experto herrero con el tiempo. Más bien, ha ido redescubriendo lo que antiguamente ya sabían hacer los herreros. Esa es la peculiaridad de este hombre, artesano autodidacta. Cosas que buscamos en los libros, este hombre nos lo podría explicar de viva voz, por su propia experiencia.

-Yo sí escribo, por eso se lo digo y por eso me llama la atención.

No consigo entender la falta de interés de quienes le rodean. Nadie se ha dejado tentar por los conocimientos de este hombre. Nadie ha llevado al papel, ha documentado lo que sabe. Imagino que no es tarea fácil.

Nos lo cuenta con resignación, sin tono de reproche. A mí me inspira cierta aflicción. He llegado a la edad en que te das cuenta de que la vida te presenta a menudo oportunidades que no debes despreciar, salvo cuando eres demasiado joven para percatarte. Si pudiera y tuviera tiempo, yo mismo iría a su taller, a verle trabajar, para anotar todo lo que cuenta, todo lo que hace, y documentar su profesión.

Antes de abandonar el local, con otra espada bajo el brazo, me veo impulsado a hacerle otra pregunta. No puedo dejar de indagar en otro sentido.

-¿Nadie ha venido aquí para hablar con usted, para interesarse sobre su trabajo y documentar alguna novela, alguna película?

-Nadie.

-Qué extraño. Sería una buena fuente para novelistas como Pérez Reverte y personajes como su Alatriste o el maestro de esgrima.

Nadie, ni siquiera un historiador acuciado por la curiosidad humana. Van a tener razón quienes dicen que los intelectuales solemos comportarnos como ratones de biblioteca. Lo buscamos todo en los libros, sea cierto o no lo que cuentan, cuando aún quedan por ahí quienes pueden relatarnos de primera mano en qué consisten las cosas. Si alguna vez pudiera sentarme a hablar con él, antes de que eche definitivamente el cerrojo a su taller...

Podéis conocer su obra aquí.

lunes, 13 de agosto de 2007

Colaboraciones: Cosas de la tercera edad, de Nadia

Mi amiga cubana me ha enviado un divertido relato en el que expresa, con mucho realismo, circunstancias a las que algunos somos proclives cuando alcanzamos ciertas edades.

Últimamente se menciona mucho la tercera edad. Se dice que son aquellas personas que han llegado a 65 años más o menos. Estas personas que ya han comenzado a bajar la cuesta de la vida, no dejan de tener su belleza y sus características especiales. Algunas tienen actitudes introvertidas o negativas y se deprimen enormemente. Es como si les afectara el notar que ya no pueden ser tan útiles como en otros tiempos o el rechazo de sus seres queridos por alguna u otra razón. Otras se rebelan y muestran un carácter agriado. No obstante, algunas se vuelven amables, dulces y pasivas con todo lo que les rodea. Aceptan el cambio de la evolución y se vuelven tan campechanas y tan agradables que no se puede dejar de disfrutarlas.

Unos de los lugares donde se pueden apreciar este tipo de personas simpáticas de la tercera edad, son las salas de espera en las oficinas de doctores. Recientemente he tenido que visitar algunas de ellas, y me he divertido enormemente con los comentarios y las anécdotas que allí he escuchado.

Por ejemplo, en una ocasión llegué a una oficina y después de dar mi nombre y observar que la sala estaba bastante concurrida, me senté en una esquina decidida a esperar pacientemente a que llegara mi turno para ver al doctor. Regresaba de mi jornada laboral y estaba muy agotada. De manera que recosté mi cabeza hacia atrás, con intención de adormecerme aunque fuera unos minutos y así reponer fuerzas. A mi lado izquierdo, dos señoras canosas hablaban sobre sus afecciones. Parecía que ambas hacían competencia para ver cuál de ellas tenía el mayor número de peores dolencias. A mi lado derecho, un señor como de unos 70 años leía un periódico en silencio. Pensé que podría, debido a mi agotamiento, alejarme de la realidad aunque fuera por un momento y relajarme un poco. Pero al otro lado de la sala, un coro de carcajadas acompañaba a los comentarios de otra señora que no cesaba de hacer historias y de hablar en voz alta.

En medio de las risas, pude escuchar a la señora que decía:

-Ahora en la televisión solo pueden verse programas que hablan de sexo y si las mujeres no muestran aunque sea la mitad de una teta no tienen audiencia. En mis tiempos eso no era así. Todo se lo dejábamos a la imaginación de los hombres. Y las cosas funcionaban mucho mejor. Ahora todo es sexo, sexo, sexo. Pero por Dios, ¿qué se cree la gente de ahora? ¿Se piensan que son más calientes que nosotros?

Esperanzada en que la señora se cansara y se quedara callada por un rato, yo cambiaba de posición manteniendo mis ojos cerrados e intentando apartarme del mundo al menos por unos segundos. Pero era totalmente inútil.

-Yo rechacé varios enamorados en mis buenos tiempos, porque eran muy vulgares y hablaban muy mal. Si nada más que los escuchaba diciendo “¿pa’ que sirve eso?” enseguida los “planchaba”. El hombre que estuviera conmigo tenía que ser fino y muy educado. Por eso me enamoré de mi marido. Es una dama. Aunque una vez por poco me mata ¿saben? Iba conduciendo el auto una tarde en la ciudad, y no sé cómo fue pero perdió el control. El caso es que arremetió contra el jardín de una casa. Después del estruendo no recuerdo cosa alguna, solo que abrí los ojos y vi muchas florcitas a mi alrededor. Pensé para mis adentros, “Ay, me morí, ya estoy en el cielo, pero qué lindo es todo esto…” pero no, eran las buganvilias del jardín de la casa que se habían metido a través del cristal delantero del auto y yo me encontraba enredada entre ellas. Más tarde, me dolían aquellos arañazos en cantidad…Por poco me mata este hombre aquel día.

Las carcajadas no se hicieron esperar. Subían y subían de tono y yo un poco molesta, susurré:

-Dios mío, esa señora no se calla. ¡Me tiene mareada!

Con gran sorpresa para mí, el señor que se encontraba leyendo el periódico y que había escuchado inevitablemente el comentario que se había escapado de mi boca me miró sobre sus espejuelos y me dijo muy tranquilo:

-Dígamelo a mí, que me tiene más mareado todavía que a usted, porque esa señora… es mi esposa –dijo echándole un vistazo hacia la esquina adonde estaba el grupo riendo-. ¿Se imagina eso el día entero en la casa? ¿Ah?

Después de hacer su comentario, el señor volvió a la lectura de su periódico y la señora continuó con sus historias pero por suerte, llamaron mi nombre al cabo de unos segundos y atravesé el lugar del espectáculo rápidamente.

En otra ocasión, también en otra sala de espera, se encontraban hablando unas señoras en forma muy amena. Todas trataban de arreglar el mundo. Cada una exponía una solución diferente para remediar el problema del hambre, de la guerra, y de la promiscuidad. Después de un largo rato de conversación y de opiniones intercambiadas (ese doctor se demora mucho en sus consultas) una de ellas, comentó:

-Pues yo sí creo en la reencarnación. Sí, la reencarnación existe y me gustaría tener en la próxima vida un cuerpo mejor que este que tengo ahora. Sobre todo, quisiera tener un fondillo más grande.

-¡Huy, qué bien! Lo mismo digo yo –opinó otra-, pero en cambio, lo que quiero es tener una “pechuga” bien grande. Miren para eso, con lo vieja que estoy y parezco una tabla de planchar, aunque tengo mi historia…-terminó con una sonrisa picarona.

Como si fuera poco con la tertulia femenina existente, a esta conversación se unió un caballero que se levantó muy entusiasmado y dirigiéndose hacia ellas exclamó:

-Pues yo no tengo quejas. Estoy bastante bien repartido. Por algo mi mujer me cela tanto. Si estuviera aquí no me dejaría abrir la boca y compartir con ustedes.

Yo moví mi cabeza como no pudiendo creer lo que estaba escuchando y no pude menos que sonreír calladamente.

Definitivamente, dejando a un lado la amargura y la tristeza que algunos viejitos muestran a veces, llegué a la conclusión que la tercera edad también tiene sus encantos. Solo hay que tener la suerte de toparse con los encantadores.

viernes, 3 de agosto de 2007

Matemáticas: Números primos sorprendentes

Dijo el gran matemático Leonhard Euler que "los matemáticos han intentado en vano desde hace mucho tiempo descubrir alguna secuencia en el orden de los números primos, pero tengo razones para creer que éste es un misterio en el que la mente humana jamás podrá penetrar." Lo cierto es que, hasta la actualidad, si existe ese posible orden en los números primos, no se ha podido encontrar.

Sin embargo, parece que hay números que, cumpliendo una determinada propiedad, pueden ser primos. Es el caso de los números repunit (repeated unit). Se trata de números representados como R(x), siendo x el número de unos que forman el número.

Por ejemplo, R(2), R(19), R(23), R(317) y R(1031) son primos.

Por otra parte, R(49081), R(86453) y R(109297) son primos probables. Puede que R(270343) sea el último primo probable detectado.

Un número primo probable (PRP) es un número del que no se sabe si es primo o no pero que satisface una cierta condición específica que también satisfacen todos los números primos. Esta propiedad de los números está también relacionada con la criptografía.

Fuente: Gaussianos