miércoles, 25 de junio de 2008

Archivo: El arte del ambigrama

Hace unos días encontré por casualidad esta imagen:



En ella, mi nombre puede leerse al derecho y al revés, gracias al efecto caligráfico conseguido por el artista.

El autor del blog Ambigramas de serpiente se dedica a confeccionar todo tipo de ambigramas caligráficos y obtiene curiosidades como la que muestro. En su sitio podéis encontrar más ejemplos. Me ha llamado la atención porque supone una forma de unir la rigidez de las letras y las palabras escritas con la belleza de las artes plásticas.

viernes, 20 de junio de 2008

El escritorio: El don de los malditos


Eric, el autor de El arte sano, manifiesta que su blog "nace con una única consigna: ser un punto de encuentro para gente con ganas de contar una historia. Desde microrelatos recién salidos del horno hasta poesía improvisada, pasando por maratones de escritura".

Cuando supe de su existencia, le propuse una de esas colaboraciones que pedía. El resultado es la publicación de un breve relato inédito titulado El don de los malditos:

Esteban tenía un don. Pero a él le parecía una auténtica maldición. Era algún tipo de sexto sentido. Cuando estaba cerca de alguien que iba a morir, podía presentirlo. A veces ocurría inmediatamente. Otras veces pasaba más tarde; solía enterarse por casualidad, confirmando sus funestas premoniciones. Pero siempre terminaba ocurriendo.

Puedes seguir leyendo aquí.

miércoles, 18 de junio de 2008

Irene supera la mayoría de edad...

...si las semanas fueran años, naturalmente. Porque hoy cumple diecinueve. Y sus carcajadas llenan nuestra casa. Me encanta cómo llama nuestra atención desde su asiento y nos reclama con su vocecita.

Cuando le haces caso, te devuelve una sonrisa. Cuando despierta y te ve, devuelve una sonrisa. Cuando le dedicas alguna palabra, te devuelve una sonrisa. Siempre busca compañía, pero pocas veces que la cojas en brazos, afortunadamente. Le gusta acostarse, sentarse, mirar a su alrededor, jugar a lo que sea... y menudas conversaciones tiene. Yo creo que dentro de poco estará diciendo mamá y papá.

Pero mirad qué dulce está también cuando duerme:



Y escuchad sus risas en el rato favorito de Irene en todo el día:

sábado, 14 de junio de 2008

ScifiWorld Magazine: Iconos de una generación IV


CONTINUAMOS REPASANDO ALGUNAS DE LAS SERIES QUE MARCARON UNA ÉPOCA Y QUE INTRODUCÍAN EN NUESTRAS CASAS, A TRAVÉS DEL TELEVISOR, LA FANTASÍA Y LA CIENCIA FICCIÓN.


Durante bastante tiempo, hubo cierta escasez de programas puramente fantásticos en la televisión. Al contrario, se enfocó el entretenimiento de forma didáctica y se emitieron series como Érase una vez el hombre o versiones de novelas clásicas como Los tres mosqueteros y La vuelta al mundo en ochenta días. Era una buena idea, aunque se empeñaban en ponerle cara de perro o león a los protagonistas para intentar acercarlos al público infantil. Al menos, teníamos el consuelo de que el hombre araña siempre estaba en los quioscos para desfogar nuestra ansiedad.


Continúa aquí.

viernes, 13 de junio de 2008

Colaboraciones: Un recuerdo, de Santiago Morata

Santiago y yo coincidimos en el foro ¡¡Ábrete, libro!!. Con el tiempo (y con rapidez), su novela Milenio de pasión se ha convertido en un éxito. De hecho, Ediciones B le ha publicado otro trabajo titulado La sombra del faraón sobre el antiguo Egipto y ya está inmerso en la preparación de un tercer libro. Una vez más, de las afinidades por la literatura y las conversaciones sobre libros ha surgido una sólida amistad entre escritores. Como consecuencia, hemos intercambiado nuestras obras.

Esta vez, se me ha adelantado, puesto que él ya ha leído Ladrones de Atlántida, mientras que yo aún estoy leyendo su novela. Sus palabras, tanto las de alabanza como las de crítica, me han halagado enormemente. Con franqueza, me satisfaría poder trabajar con él en algún proyecto conjunto.

Santiago Morata me ha cedido el siguiente relato, publicado con anterioridad en su web. Es un ejercicio sobre lo que significan los recuerdos. Santiago ha expresado quizás su lado más emotivo en este breve texto.

Un recuerdo

Dicen que la memoria es como un armario repleto de pequeños cajoncitos en los que almacenamos nuestros recuerdos. Aunque la parte de mi infancia está bastante escondida en los bajos del armario, hay un cajón que siempre tengo a mano. El recuerdo que guardo con más cariño se refiere a mi madre. Y no precisamente su imagen o su voz, sino un juego entre nosotros, que no compartíamos con nadie más, ni siquiera con mis hermanos. Recuerdo la suave caricia de la punta de sus dedos sobre el vello de mi cara, recreándose sobre mis mejillas, cejas, frente, nariz y labios, cuando quería dormirme. No imagino un acto de ternura más intenso, ni una comunión silenciosa más profunda, que levantar los ojos somnolientos y ver su sonrisa cómplice. Más tarde, en mi adolescencia, jugábamos a hacernos cosquillas de la misma forma en los brazos y cara hasta que conseguíamos que el otro se rascara, sin palabras ni ornamentos que nos sacaran del pequeño mundo inventado, donde no llegaba el dolor de la enfermedad, ni más estímulos que la piel erizándose, la represión de las terribles ganas de rascarse y las risas consecuentes cuando uno perdía. Sin querer, abro un cajón cerrado con doble llave. Recuerdo el último homenaje a nuestro particular juego. Mis dedos rozando apenas su rostro frío en una silenciosa y emotiva despedida, como solíamos hacer, sin aspavientos ni protocolos.

No puedo evitar abrir estos cajones, pues cuando veo a mi pequeña sobrina, mis dedos se escapan a juguetear con la suave pelusilla de su piel rosada y cuando noto su estremecimiento suave y levanta sus ojos entrecerrados que se resisten al sueño para alargar el momento, su sonrisa cómplice me emociona profundamente y me reconforta al pensar que hay algo de nosotros que nos sobrevive en nuestros pequeños.


Santiago Morata

domingo, 8 de junio de 2008

Felices cuatro meses

El tiempo transcurre deprisa, pero lo estamos aprovechando. Tengo la enorme fortuna de poder pasar todos los días junto a mis dos chicas y disfrutar viendo cómo crece Irene, que ya supera los cinco kilogramos y ha cumplido cuatro meses. En el carácter, cada vez se parece más a su madre; es tan alegre y activa como ella. Físicamente, a las pruebas me remito: a continuación, Irene entre sus papás cuando eran pequeños.



Resulta enternecedor cómo sonríe cuando nos ve, cómo busca el juego, llamándonos con su vocecita. Esta mañana me pasó algo muy curioso. Fui a comprar la prensa y la llevé conmigo para pasearla. En el camino se durmió. Cuando me detuve en el quiosco para recoger el periódico, empezó a reírse de forma sonora para llamar mi atención. Me volví y me estaba mirando, bien despierta. Sólo quería que la mirase y correspondiese a sus atenciones. Los demás clientes del quiosco la contemplaban asombrados por sus reacciones, teniendo tan solo cuatro meses. Luego, volvió a dormirse.

También le encanta poner a prueba su garganta con grititos y chillidos contenidos. A veces parlotea sola, sobre todo cuando tiene mucho sueño y le apetece dormirse. Mientras habla, si te acercas, te mira y te sonríe, aunque siga a lo suyo, como diciendo: "te he visto". Otras veces habla con sus juguetes. Ha aprendido a balancear la hamaquita y contempla cómo se mueven los muñecos que cuelgan del arco que la rodea y se parte de risa con ellos.

Sigue enfadándose consigo misma porque intenta hacer más de lo que puede. Quiere coger los objetos que ve pero aún no coordina los movimientos de sus manos perfectamente. Hace dos semanas no era capaz de mantener sujetas las cosas que ponías a su alcance. Ya las mueve a su antojo y dirige las manos hacia ellas para cogerlas. No sólo las manos, sino también las piernas. Demuestra mucha fuerza: se intenta incorporar y flexiona las piernas para ayudarse. En este vídeo, grabado durante la celebración del cumpleaños de su primita Pilar, Irene juega con un montón de globos sin agobiarse en ningún momento.



También ha aprendido a jugar a cosas más complicadas. Le gusta jugar a "pegar puñetazos" a su papá (vaya carcajadas que suelta) y empieza a entender en qué consisten las persecuciones y el escondite. Ayer, en el último trayecto de tren entre Madrid y Valladolid, estuvo jugando con su madre a girar la cabeza entre la ventanilla y ella. Cuando se enfrentaba a mamá, ésta la hacía reír con algún sonido o gesto, hasta que llegó a anticiparse y ya se estaba riendo antes de volver la cabeza del todo.

En realidad, se ríe y divierte con suma facilidad. Lo que más le fascina es que le hagan caso y jueguen con ella a lo que sea, incluso aunque implique cosas que no le agradan tanto, como sorprenderla con un paño que le tapa la carita. Todo para ella es un juego. Y quiere jugar sin parar.

jueves, 5 de junio de 2008

ScifiWorld Magazine: Paseo por los clásicos II


¿QUIÉN NO CONOCE A ALICIA? ¿AÚN NO HAS VISITADO EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS? CONOZCAMOS AL AUTOR DE ESTA OBRA TAN FAMOSA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE UN MATEMÁTICO.


Lewis Carroll es el pseudónimo por el que conocemos en la historia de la literatura al diácono británico Charles Lutwidge Dodgson (Daresbury, Cheshire, 27 de enero de 1832 - Guildford, Surrey, 14 de enero de 1898). Antes que escritor fue matemático y lógico, incluso aficionado a la fotografía. Pero, aunque fue docente en Oxford y buen investigador, no sobresalió por sus obras científicas. Debe su celebridad especialmente al relato Alicia en el País de las Maravillas y a su continuación, A través del espejo, protagonizadas por la incomparable niña llamada Alicia, reflejo de la chica que tuteló y a la que siempre admiró en la vida real.


Continúa aquí.

Taller: El microrrelato: Decálogo del perfecto microcuentista (Ginés S. Cutillas)

I - Antes de escribir nada, lee todo.
No se puede escribir nada de calidad sin haber leído a los grandes. Busca las obras de los maestros en la materia –Borges, Cortázar, Monterroso, Aub, Denevi, Gómez de la Serna,... - , apréndetelas de memoria y olvídalas. Sólo entonces –y cuando hayas dejado de imitarles- escribirás algo de calidad.

II - No escribas nada que no aporte nada nuevo.
Esta rotunda afirmación se podría transpolar al resto de las artes, pero en esta en concreto es una verdad absoluta. Busca una idea innovadora y explótala hasta el final.

III - Elige con sumo cuidado cada una de las palabras.
En esta disciplina el matiz de cada vocablo es fundamental. No es lo mismo ‘atrapar’ que ‘apresar’ o ‘coger’. La primera es coger a quien huye o engañar a alguien para que caiga en una trampa, la segunda tiene connotación animal -hacer presa con colmillos o garra- o naval -apoderarse de una nave- y la tercera es la forma general y anodina que engloba a las dos primeras.

Evita adjetivar. Antepón siempre un sustantivo débil a un adjetivo fuerte. Si existe un adjetivo para describirlo seguro que un sustantivo se acerca más a la idea que buscas transmitir.

IV - Concentra tu máximo esfuerzo en la primera frase.
Es la que atrapa al lector. No es lo mismo empezar con ‘Me enamoré de un pez’ que con ‘Era una calurosa tarde de abril’.

V - Haz que el título forme parte de la historia.
En tan poco recorrido no puedes desperdiciar ningún recurso. Las palabras del título deben aportar información, aclarar la historia o situar de forma inequívoca la acción. Además, igual que la primera frase, ha de ser original y que te empuje a leerlo. Si el punto anterior lo cumples, entonces ya sólo tienes que acompañar al lector cogido de la mano hasta el punto final.

VI - Una imagen vale más que mil palabras.
Este tópico adquiere vital importancia en el microrrelato. Si consigues expresar con una mirada desgarrada de la chica hacía el chico –o al revés-, se explique que vivieron una apasionada historia de amor en otra época, has conseguido ahorrarte la explicación que te llevaría sin duda más espacio.

VII - La elipsis es la reina.
En la literatura en general y en esta disciplina en particular la figura de la elipsis es fundamental. Nunca menosprecies al lector. Juega con sus conocimientos, aprovéchalos y evita exponer información que ya sepa. Todo el mundo sabe que el fruto prohibido fue una manzana, ¿para qué nombrarla entonces?

VIII - Parte de situaciones y personajes conocidos.
Utiliza personajes de la cultura universal. Si nombras a Eva o a Adán transportaras al lector al principio de los tiempos. Si nombras a Hitler lo asociará inmediatamente con la II guerra mundial.

Por otra parte, si nombras a caperucita, todo el mundo estará esperando que salga el lobo.

IX - Usa sin complejos toda la literatura anterior.
La literatura se nutre de literatura. Si nombras a un escarabajo llevarás al lector a pensar de forma inevitable en Kafka, si hablas de sueños y erotismo aparecerá Freud en cualquier momento, si hablas de terror cósmico Lovecraft estará al caer y si apoyas una pipa en el microrrelato, Sherlock Holmes estará llamando a tu puerta.

X - Golpea sin piedad en el punto final.
La explosión de la idea viene con la última palabra. Ahí es cuando todo el microrrelato toma forma, cuando todo se explica y adquiere sentido. El punto álgido no puede estar al principio pues perderías la atención del escritor, ni tampoco en medio porque defraudarías sus expectativas. Es justo en el punto final cuando el lector espera –sin saberlo y ahí es donde reside nuestra mayor ventaja- ser noqueado.

Más ejemplos:

Crímenes Ejemplares (Max Aub)
-¡Antes muerta! –me dijo. ¡Y yo lo único que quería era darle gusto!

Puntualidad (Ángel Olgoso)
Todos los veranos regreso al lugar que un día ocupó mi pueblo, sumergido desde hace treinta años bajo las aguas del pantano. Me siento en la orilla, o en un roquedo, y cada mañana, a las diez en punto, escucho un sonido que sube desde las profundidades, un tintineo sordo, conmovedor, helado como una pena. No, no es tañido de las campanas de la iglesia, me digo siempre, se parece más al timbre de la bicicleta del cartero.



Nota: Material extraído del artículo Del arte de lo minúsculo: el Microrrelato, de Ginés S. Cutillas.

domingo, 1 de junio de 2008

Feria del Libro de Madrid


Este año, la menor distancia existente entre nuestro lugar de residencia y Madrid nos animó a acercarnos a la Feria del Libro, que se inauguró el pasado viernes. Allá nos fuimos el sábado. Sus numerosas casetas se instalan en el Parque del Retiro, a lo largo de un interminable paseo. En compañía de unos amigos, accedimos desde la calle Odonnell, justo donde empieza la numeración de las casetas, muy cerca de donde estuve firmando libros hace dos años. Conforme empiezas a caminar, rodeado de dos hileras de puestos, te das cuenta de dos cosas:

- La Feria del Libro de Madrid es monstruosamente grande y no puedes abarcarla entera en un solo día (ni en una semana).

- Las casetas se encuentran perfectamente clasificadas, por lo que no es difícil elegir en cuáles debes detenerte a mirar, aunque siempre te quedarás con ganas de descubrir más curiosidades.

Hay una tercera cuestión. A pesar de los miles y miles de personas que viven en Madrid, la ciudad no deja de ser un pañuelo. Por casualidad nos encontramos con conocidos mientras paseábamos, lo que me resulta sorprendente. Debe de ser el azar austeriano.

Nuestra visita coincidía, afortunadamente, con un encuentro informal que habían organizado los amigos del foro ¡¡Ábrete, libro!!, así que pudimos volver a ver a muchos de ellos y conocimos a otros tantos. Algunos, como Jerónimo Tristante o Javier Oliva, son escritores.

Por fin, pude estrechar la mano de Jero, con quien aparezco en la fotografía, al lado de nuestra amiga Julia. Jero ha logrado convertirse en un superventas, pero ha trabajado mucho para conseguirlo. Así que se merece todo el tiempo que pasó firmando ejemplares de su nueva novela sin parar.


Por otra parte, Javier Oliva, autor de El sueño de Judas, y yo intercambiamos nuestras novelas y hablamos todo lo que pudimos. Es otro de esos valores literarios que alguna editorial tendrá que saber encontrar en algún momento.

Los fines de semana son importantes en la Feria del Libro pues abundan las firmas. Gracias a ello pudimos intercambiar impresiones con el psiquiatra Luis Rojas Marcos o con el mismísimo Antonio Gala, que nos atendió con amabilidad y cariño. A Antonio sólo le puedo reprochar el alto precio de su último libro, puesto que, a pesar de sus mil páginas, la encuadernación no es nada lujosa.

Finalmente, fui al encuentro de José Carlos Somoza, a quien considero ya mi amigo. Así se lo indiqué a uno de los libreros de la caseta donde iba a firmar esa tarde, cuando le tendí una de mis tarjetas para que se la entregara a José Carlos, de manera que supiera que había ido a verle. La tarjeta llegó a manos de su destinatario (gracias, amigo, por entregársela tan solícitamente), de modo que me estaba esperando cuando me vio aparecer. José Carlos se puso de pie para estrecharme la mano y saludar a mi mujer. Me halagó que supiera perfectamente quién era. "¿Cómo no voy a saberlo, si estás en todas partes en internet?", me dijo.

Mientras nos dedicaba su última novela, hablamos de nuestros siguientes encuentros, en las Jornadas de ¡¡Ábrete, libro!! en Madrid, el último fin de semana de septiembre, y en el III Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, el primer sábado de octubre. También se interesó por mi libro, por lo que prometí que nos volveríamos a ver para darle un ejemplar dedicado y tal vez tomar algo juntos. Fue un placer hablar con él. Es uno de los pocos escritores que habla directamente con sus lectores a través de su web y sabe responder con elegancia a las críticas más exacerbadas. Hasta la próxima, José Carlos.

Terminaré diciendo que, no obstante, la mayor atracción de la Feria del Libro iba con nosotros. Irene hace que todo el mundo se detenga a contemplarla y fue la revolución entre nuestros amigos.

Me llevé otra grata sorpresa. La gente sigue interesándose por mi obra, aunque las carencias en la distribución no ayuden a su difusión. Mi amigo J. E. Álamo, también escritor, ha dejado sus comentarios sobre Ladrones de Atlántida en su blog.