lunes, 5 de octubre de 2015

Celebramos un X aniversario Fantástico


Este año hemos alcanzado la décima edición de los Encuentros de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, que se desarrolló los días 3 y 4 de octubre, y quisimos celebrarlo invitando a nuestro primer ponente de habla inglesa. Por eso, la conferencia inaugural recayó en Ian Watson, británico afincado en Gijón al que todos conocemos sobre todo por su guión de la película Inteligencia Artificial, dirigida por Steven Spielberg. Su charla en inglés fue fácil de entender, mucho más gracias a Cristina Macías, que le hacía de traductora simultánea.

Con el título de Di amigo y entra, que también era el lema del evento, Watson hizo partícipe al público de los motivos por los que, desde pequeño, se interesó por la literatura fantástica. La frase Fiction is my future!, que exclamó a mitad de su discurso, definió perfectamente su vida. Su infancia y adolescencia no fueron especiales, pero pronto pudo conocer la ciencia ficción, por los libros del género y los cómics de los cincuenta y sesenta. El libro Come in, come in, escrito por su prima para contar la historia de la familia de forma novelada, fue su primer contacto con la ficción. Más tarde, él mismo empezaría a escribir artículos y relatos.


Watson hizo varias reflexiones interesantes que quiero recalcar:
  • Te haces escritor por el deseo de expresar tu percepción del mundo, no por publicar.
  • Actualmente, apenas hay editoriales que dediquen tiempo a guiar y asesorar al escritor.
  • La ciencia ficción actual debe basarse en tomar un aspecto de la vanguardia científica y retorcerlo.
  • Por su extensión, un relato se puede perfeccionar. Sin embargo, una novela se abandona. Nunca es suficientemente perfecta.
A continuación, siguió la mesa redonda Mundos imaginarios, con los escritores Luis Manuel Ruiz, Juan Cuadra y María Zaragoza, moderados por Concha Perea. Fue un debate interesante sobre la forma de componer universos literarios, llenos de aspectos fantásticos. Cito algunas frases, más o menos literalmente, anteponiendo el nombre de quien la pronunció, que describen las reflexiones hechas por cada ponente:
  • María Zaragoza: La fantasía forma parte de nuestra vida cotidiana, en los sueños nocturnos y en los planes de futuro. Es imposible no introducir algún elemento fantástico cuando escribes. Pero el entorno académico en el que te educas, te engaña; como ejemplo, la novela Niebla, de Miguel de Unamuno, un supuesto escritor realista. Para concebir un mundo imaginario, tomas como asidero algún modelo ya existente. Todo lo que no aporta nada a la historia, debe suprimirse.
  • Juan Cuadra: La capacidad de maravillar al escribir despierta emociones, todo puede suceder. Si podemos, debemos crear mundos imaginarios. El contacto con los niños reaviva estas sensaciones. La creación de un mundo imaginario se hace paulatinamente, escalando el trabajo conforme escribes, configurándolo por capas. Por tanto, hay que tomárselo con calma. Además, un mundo imaginario debe tener reglas que le den sentido y lo hagan coherente.
  • Luis Manuel Ruiz: La literatura, por definición, es fantástica. El realismo se incorporó hace poco, en el siglo XIX, con el retrato de la época, el costumbrismo y el análisis social. Pero el mundo real se está rehaciendo constantemente. Independientemente del universo en el que gira la historia, la trama, sus giros y los personajes deben ser lo más interesante. La primera pregunta que debe hacerse el escritor es para qué quiere crear un mundo imaginario.

Al término de la charla, saqué mis propias conclusiones:
  • El escritor tiene más o menos claro el universo sobre el que desarrollar la historia. Pero debe confiar en la imaginación del lector, al contrario que puede ocurrir con los tebeos o videojuegos; no se da todo hecho al lector, que es el auténtico protagonista al hacer la historia suya e imaginar lo que le describe el escritor. Es difícil transmitir esto a nuevos lectores, los más jóvenes, pero es la clave y el nexo de unión entre quien escribe una historia y quien la lee.
  • El éxito de un libro realista depende de que la historia que narra sea realmente buena. Un libro con elementos fantásticos cuenta con un atractivo añadido que lo puede salvar aunque la historia no sea excelente.
  • Lo peor que le puede pasar a un escritor es que se le conozca antes de haberle leído. Posiblemente, su personalidad prevalezca y le arrebate lectores.
La mesa redonda Al ataque, traductores, a cargo de los escritores y traductores Rafael Marín, Marian Womack y Cristina Macías, y moderada por Ernesto Fernández, resultó tan interesante que me mantuvo completamente atento y olvidé tomar notas. Nos introdujo de lleno en una profesión muy difícil y muy vocacional, con momentos buenos y malos.


Después del rato dedicado a la comida, la sala estuvo muy concurrida con la actividad Conoce el manga y el anime. Los seguidores del manga y el anime no se lo pensaron dos veces para asistir al taller impartido por la asociación Nakama No Otaku. Diego Losada, Alejandro Martínez y Borja Martínez hicieron una exposición muy completa y bien organizada que atrajo nuestra atención desde el principio hasta el final, conociéramos mucho o poco del tema. Aunque actué como moderador, mis intervenciones fueron escasas, solo para presentarles y formularles algunas dudas.


La tarde del sábado concluyó con la mesa redonda Érase una vez un cuento, en la que el contador de cuentos Diego Magdaleno, el profesor Raúl Sánchez-Alarcos, que repetía su colaboración, y el escritor Manuel Moyano. Nos hablaron sobre los cuentos maravillosos, que pudieron ser el germen de la literatura fantástica y proceden de la narración oral, por lo que no hay un cuento auténtico, sino una interpretación y una publicación más o menos antigua, que lo relata según la realidad sociohistórica de cada época. Los cuentos reflejan nuestras inquietudes y tal vez camuflen miedos reales. También mencionaron los cuentos de costumbres y los cuentos contemporáneos, como semilla posible de los futuros cuentos fantásticos. 

La jornada estuvo llena de conversaciones con mis amigos Santiago García-Clairac, un visitante asiduo a estos eventos, y Rafa Marín, al que hacía tiempo que no veía. No dio tiempo a intentar charlar con Ian Watson, Marian Womack u otros invitados. Y eché de menos a los que casi no se pierdan una edición, como Alfonso Merelo. Pero fue un día magnífico e inolvidable que me dio mucho que pensar.

No puedo contaros nada del domingo, en el que se ampliaron las presentaciones de libros y firmas por parte de los autores, ya que no pude asistir.