viernes, 26 de junio de 2009

El día que murió otro genio

En general, no siento especial favoritismo por ningún actor, por ninguna actriz, por ningún cantante, pero es cierto que algunos personajes del mundo del espectáculo dejan huella. Michael Jackson ha sido uno de ellos. Seguramente porque su figura traspasaba la frontera del espectáculo y prevalecía, ante todo, su arte.

Michael era seguido por muchos. A mí, por ejemplo, me encantan muchas de sus canciones, aunque no me he comprado ninguno de sus discos (al menos, hasta ahora). Conozco gran parte de su carrera y de sus desventuras. Siempre ha sido alguien controvertido, que ha llamado la atención de la gente por sus excentricidades, que quizá nunca ha actuado con maldad pero con sus gestos ha perdido la confianza de viejos amigos y de parte de sus seguidores. Hace unas horas, falleció.

He sentido pesar por este hecho, porque, desde mi humilde punto de vista, era uno de esos genios en vida que, una vez desaparecidos, se convierten en mitos inolvidables, como Salvador Dalí o Leonardo Da Vinci (no me refiero al típico mito norteamericano, como Elvis Presley o Marilyn Monroe, sino a un mito auténtico de las artes). Dominaba la música de una forma muy personal y sabía reflejarlo mediante el baile y a través de la imagen. Tenía un gran talento para componer canciones magníficas. Pero, además, sabía rodearse de buenos realizadores y casi todos sus videos son increíbles. Probablemente sus videoclips, repletos de fantasía, habrán inspirado más de un relato y habrá alimentado las ansias de creatividad de tipos como yo.


No hace falta que se erijan monumentos en su nombre. Ya lo hizo él mismo con su obra. Michael Jackson alzó sin vergüenza, con una falta de modestia que todos le hemos perdonado continuamente, sus propios hitos ególatras, como el de la portada de su disco History. Lamentablemente, hemos asistido al final de otro genio, pero le recordaremos.

miércoles, 24 de junio de 2009

Otra tarde de libros con la AEN

¿No os parece que la mejor manera de terminar el día (al menos cuando estás solo en casa) es entre libros?

Ayer me acerqué a la Librería Oletum de Valladolid, que es quizá la más conocida y la que más actividades organiza en la ciudad, para asistir a la presentación de Con la vida a cuestas, segundo poemario que publica Francisco J. Picón, afincado en Zaragoza, y Voces de otra tumba, primera novela de Javier Abelardo, delegado de la AEN (Asociación de Escritores Noveles) en Valladolid. Fran fue presentado por Felicitas Rebaque, delegada de la AEN en Valladolid, mientras que Javier lo fue por el escritor Antonio Salinero. A Javier, Felicitas y otros miembros de la AEN ya los conocía por encuentros anteriores y, a pesar de que han sido escasos, ya me consideran no solo un asiduo de los eventos de la Asociación sino un miembro más (creo que lo seré formalmente dentro de poco). Tengo que decir que constituyen un grupo muy acogedor de amigos escritores.


Antes de la presentación, de la que destacaría cómo Fran Picón explicó el momento que inspiró cada uno de los tres poemas que escogió para leer ante el público y la simpática y emotiva etapa de agradecimientos de Javier Abelardo, me dediqué a husmear entre los estantes de la librería. Logré encontrar lo que buscaba y ¡mucho más! Este es el motivo por el que venía rehuyendo de las librerías desde hace meses. Tengo lecturas pendientes y cada vez que me asomo a los escaparates me encapricho de otros títulos. Ayer no me pude resistir y llené una bolsa de libros deliciosos, tanto por la lectura que suponen como por la cuidadosa encuadernación. De hecho, tuvieron que reabrir la caja, con la tienda a punto de cerrar, para que pudiera pagar mi última adquisición: los artículos de Julio Camba durante su época de corresponsal en Nueva York a principios del siglo XX, que hace un tiempo busqué sin éxito y ahora acaban de publicarse.

Al discurso de los autores y las numerosas firmas de ejemplares, siguió un paseo por las calles del centro hasta nuestra parada para cenar. En el camino y en la mesa hubo tiempo de conocer a otros escritores, intercambiar impresiones y datos de contacto, y hablar de la Asociación y de literatura. En La tasquita, el lugar elegido para la reunión, me sentí de nuevo en una de esas tertulias literarias de las antiguas generaciones de escritores, sentados a lo largo de una mesa, entre paredes alicatadas con hermosos azulejos y frente a suculentos platos para picar algo. Lo culinario y lo literario suman perfectamente.

domingo, 21 de junio de 2009

El escritorio: Al teléfono en la revista literaria Remolinos

Recientemente se ha publicado el número 38 de la revista digital de creación literaria Remolinos (ISSN: 1997-3489), correspondiente a los meses de junio y julio de 2009. Su contenido, tal como afirman sus editores, es "la más selecta expresión literaria y cultural de autores de diferentes partes del mundo".

Tengo que dar las gracias por la parte que me toca de este halago, pues mi relato Al teléfono ha sido incluido, lo que representa una gran satisfacción como podéis imaginar. Sobre todo porque he podido colaborar también con este medio concebido para promover la literatura y la creatividad.

Podéis encontrar mi relato, breve y espero que ameno, en la página 99 de la revista. Os recomiendo que la leáis y que os animéis a participar.

jueves, 18 de junio de 2009

Irene al teléfono

Desde el pasado 6 de junio, día en que Irene cumplió los dieciséis meses, he intentado buscar un rato para dedicarle un nuevo espacio en el blog. Pero a veces las cosas deben ocurrir cuando ocurren.

Irene pasó ese día en Burgos con sus padres, precisamente en la ciudad donde yo viví durante un año cuando era pequeño, y nos lo pasamos muy bien los tres, visitando los monumentos y viendo alguna que otra exposición de arte. Es increíble cómo disfruta con todo. Todo, absolutamente todo, le gusta.

Aún no domina sus cuerdas vocales, pero mantiene conversaciones que empezamos a entender. Alguna que otra palabra dice con sentido (es decir, en cuasiespañol) y la separación a la que nos hemos visto forzados esta semana me ha enseñado con qué rapidez desarrolla sus capacidades.

Mª Carmen se ha reincorporado por fin, como tanto deseaba, al mundo laboral y tiene que recibir un curso de formación en Sevilla. Por tanto, mis dos chicas están en el sur, mientras yo guardo nuestra solitaria casa en Valladolid. Los primeros momentos, solo, en este piso tan amplio y lleno de juguetes, resultaron realmente angustiosos. Estoy tan acostumbrado a que me reciban los gritos y saludos de Irene cuando llego de la oficina, que resulta estremecedor entrar en una casa silenciosa y no poder besar a mis niñas.

Pero, debido a la distancia, Irene ha mantenido sus primeras charlas telefónicas de verdad. Y ha sido conmigo. Qué alegría he sentido cuando la han puesto al teléfono y me ha reconocido, me ha dicho claramente "hola", me ha lanzado besitos y me ha soltado uno de sus discursos para luego escucharme atentamente. Ha sido una experiencia inolvidable que quiero que quede grabada en este diario de Irene, junto con las fotografías que recojo en esta ocasión, un catálogo en el que recupero cada uno de los meses que ya han pasado para que todos comprobemos cómo ha ido cambiando. Lo he podido ver estos últimos días, pues la separación me ha impulsado a ver fotos. Cada una de las que he seleccionado representa un mes de su vida, desde que nació (0 meses) hasta ahora (16 meses). Si pulsáis en ellas, podéis verlas ampliadas.


Como podéis ver, siempre risueña y feliz, incluso en los momentos difíciles.

miércoles, 17 de junio de 2009

Amigos literarios

De vez en cuando, aparece en mi correo una invitación de la AEN (Asociación de Escritores Noveles) para que asista a algún acto cultural, de manera que, al mismo tiempo que se disfruta de su celebración, se apoya a quien lo protagoniza. A menudo son presentaciones de libros, otras veces son exposiciones de pintura. Lo cierto es que los miembros de la AEN de Castilla y León se toman muy en serio su cometido de difusión cultural, como ocurría antiguamente con las hermandades de poetas y las sociedades de autores que surgían en los cafés. Encontrarte con ellos supone hablar de lo que tenemos en común y tanto nos gusta: escribir.

El pasado lunes pude acercarme hasta la Casa de Zorrilla, en Valladolid, y me senté en el patio, entre los miembros de la Asociación presentes, que me acogieron muy cariñosamente, para escuchar la presentación de Valle de pámpanos, novela ganadora del Primer Premio de Narrativa de la AEN de Castilla y León. El entorno era maravilloso y apacible y la tarde se presentó perfecta para un evento literario al aire libre. Tomaron la palabra sucesivamente Javier Abelardo, escritor y miembro de la AEN; Ernesto Escapa, escritor y periodista; José A. Martínez Reñones, escritor y director de Ediciones del Lobo Sapiens, e Ignacio Pérez González, autor de la obra galardonada.


Fue un placer conocer a Nacho, vallisoletano desplazado a Cantabria por el trabajo, e intercambiar impresiones con él del mundo de los libros. Se trató de una de esas charlas civilizadas que se tienen con la inocencia del primer encuentro y que versan sobre un tema por la que ambas partes sienten gran afición (en este caso, la literatura y sus diversas ramificaciones). Curiosamente, todo empezó cuando vi la fotografía de la solapa del libro, en la que él aparece en la orilla de Triana, con la Torre del Oro al fondo. Así, con temas triviales pero amenos, que llevaron a diálogos alrededor del arte de escribir, se forjó el principio de otra amistad literaria.

martes, 16 de junio de 2009

Entrevista ultrarrápida sobre @

Estaba ayer en Chamartín, esperando que se concretara en las pantallas la vía en la que debía tomar el tren para Valladolid, cuando sonó el teléfono. Me sorprendió mucho escuchar la voz de Paco Correal, periodista del Diario de Sevilla que fue mi primer presentador, hace justamente unos cuatro años, cuando publiqué Ladrones de Atlántida. Lo que siguió, a pesar de las interrupciones de mi móvil, que se apagaba por falta de batería, fue una especie de entrevista rápida y condensada.

Como consecuencia de esta agradable conversación, en torno a una curiosa noticia sobre el origen del símbolo de la arroba, mi nombre ha quedado mencionado en el siguiente artículo, que podéis leer en La web del Siglo de Oro.

Icono informático. El hallazgo de un profesor italiano atribuye a un comerciante afincado en Sevilla la primera utilización en 1536 del símbolo de la arroba (@)

BILL Gates no nació en Sevilla, pero es muy posible que aquí surgiera el símbolo que universalizó su más lograda cosmovisión. De mayo de 1536, en pleno Siglo de Oro, data la primera presencia del símbolo de la arroba (@), entonces referido a la medición de unas cantidades de vino de las que da cuenta un mercader italiano en un documento que envía de Sevilla a Roma, que entonces era como decir desde Hong-Kong a Nueva York.

Manuel Romero Tallafigo, catedrático de Ciencias y Técnicas Historiográficas, considera la arroba un paradigma de una circunstancia histórica en la que la medida del tiempo influye en el resto de medidas: el peso, la escritura, la moral. "El comercio exige más velocidad en la comunicación. A partir del siglo XIII, Alta Edad Media, empezamos a tener apellidos, somos más gente".

La arroba es un ejercicio de abreviación que, en su afán por hacer más intensa su economía de lenguaje, va a reaparecer casi medio milenio después de aquel documento mercantil, ahora como nexo de la comunicación electrónica. Y en el argot de los transportes es intercomunicador de géneros en neutra síntesis.

"Yo no recuerdo haber visto el símbolo de la arroba en los jeroglíficos". José Ángel Muriel se licenció en Matemáticas en Sevilla y vive a uno y otro lado de la arroba: su oficio es el de informático, que ahora ejerce en Valladolid, y su vocación la novela, con títulos como Ladrones de la Atlántida o El talismán cósmico.

De arrobar dice el diccionario que es "pesar o medir por arrobas" y también "enajenarse, quedar fuera de sí". Un peso físico y un peso psíquico. Confluencia de medidas que parecen el retrato de la hacker protagonista de la trilogía de Stieg Larsson. En el primer volumen, Los hombres que no amaban a las mujeres, la arroba es un elemento consustancial que no entendería el lector de hace 20 años, pero igual resultaba familiar a los coetáneos de aquel Frascesco Lapi que en el primer tercio del siglo XVI envió aquel documento de Sevilla a Roma.

En el desenlace de la novela se produce un frenético intercambio de correos electrónicos con la palabra más comercial de los reclamos librescos y cinematográficos: de millennium a millennium.

Arroba era la cuarta parte del quintal y correspondía a un peso de 25 libras, equivalente a 11 kilos y 502 gramos. "Era una medida tradicional, como la fanega, el celemín o la aranzada", comenta Romero Tallafigo. "La aranzada medía lo que conseguía una pareja de bueyes arar en un día. Como no tardaba lo mismo en Segovia que en el valle del Guadalquivir, la medida de la aranzada variaba de un lugar a otro".

En la Cámara de Comercio conviven ambas arrobas. La institución se creó a nivel nacional en 1866, pero la de Sevilla cuenta con la documentación de las instituciones que la precedieron: Tribunales de Comercio, Consulados de Navegantes y de Indias. "En nuestros Archivos está hasta el documento por el que el Rey manda construir la Casa Lonja", dice Adelaida Bravo. El archivo de la Cámara de Comercio ocupará la segunda planta del edificio que rehabilita el arquitecto Antonio González Cordón. Legajos y documentos históricos de una institución que cuenta en la persona de Luis Cordero con un director de Nuevas Tecnologías.

A Enriqueta Vila, americanista, ex directora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, le es familiar la búsqueda de documentos en el Archivo de Indias con la arroba para medir las cantidades de vino, aceite o maíz. Una dieta informática convirtió en inmateriales los contenidos de la arroba.


Francisco Correal