domingo, 30 de septiembre de 2007

Momentos únicos de los escritores españoles

Esta es la otra crónica del II Encuentro de Literatura Fantástica. En ella se recogen algunos momentos irrepetibles (los más simpáticos e inverosímiles) protagonizados por algunos de nuestros autores más prestigiosos.


CAMINANTES DE OTROS MUNDOS



Algo de chiste y diversión entre conferencias, con Juaki Revuelta, Rafa Marín, David Mateo y Juanmi Aguilera:



David Mateo, alias Tobías Grumm, realiza un ensayo magistral por sevillanas:



Javier Negrete atacando la bandeja de comestibles:

viernes, 28 de septiembre de 2007

En el programa El Público lee

Como cada domingo, tres lectores formularán preguntas y harán observaciones al autor invitado acerca de su obra. En esta ocasión, entre ellos estaré yo. Espero que disfrutéis.

El escritor Antonio Orejudo, autor de Fabulosas narraciones por historias (Tusquets), es el invitado al programa EL PÚBLICO LEE, que presenta Jesús Vigorra y que se emite el domingo 2 de diciembre en CANAL 2 ANDALUCÍA y Andalucía TV (satélite) a partir de las 19:30 horas.

Como dice uno de los protagonistas, ésta es la historia de tres amigos que con el tiempo dejan de serlo. Santos, de origen rural, que en la gran ciudad descubre su debilidad por las mujeres maduras y la pornografía; Martiniano, sobrino de Azorín, que jura odio eterno a los intelectuales tras los malos tratos recibidos de su tío; y Patricio, escritor que sueña con ver publicada su primera novela. Los tres están internos en la Residencia de Estudiantes y viven el bullicio de los años veinte en Madrid. Pero entre novatadas, enfrentamientos con otros grupos de estudiantes, participaciones explosivas en las tertulias de la época, sabotajes de conferencias, y su empeño desafiante en publicar la novela de Patricio, apenas perciben que están poniendo en peligro un plan secreto para crear una generación literaria: la del 27.

Antonio Orejudo nació en Madrid en 1963. Doctor en filología hispánica, durante siete años fue profesor de literatura española en diferentes universidades de Estados Unidos. En la actualidad es profesor titular en la Universidad de Almería, y ha pasado un año como i nvestigador invitado en la Universidad de Ámsterdam. Fabulosas narraciones por historias ganó en 1997, el año siguiente de su publicación, el XX Premio Tigre Juan a la mejor primera novela. En 2000 Orejudo consiguió el XV Premio Andalucía de Novela con Ventajas de viajar en tren. Reconstrucción (2005), su novela más reciente, ha sido traducida a varios idiomas, y su traducción alemana fue saludada como «la novedad editorial española más imponente del año», según el Frankfurter Allgemeine Zeitung.

Fuente: Noticia enviada por el equipo de El PÚBLICO LEE. Si quieres conocer la totalidad de los contenidos del programa o dejar tu opinión, entra en el blog del programa. (Foto de Iziar Muñoz).

Redifusiones en Canal 2 Andalucía: Martes, 00:30 horas; Miércoles, 11:00 horas.
Redifusiones en Andalucía TV: Martes, 12:15 horas; Sábado, 8:30 horas.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Taller: Ensayo sobre el poeta Cintio Vitier, de Julio Pino Miyar (segunda parte)

Uno de los problemas consustanciales a su significado como ser humano que se le presentan al pensador y escritor católico, es el de la fe. En la introducción que hiciera Cintio a las poesías de Arturo Rimbaud, traducidas por él, el poeta nos indica que para el adolescente francés el chaparrón caído en provincias es el Diluvio, por hipérbole fundamental. Y es que la creencia en el milagro a quien implica directamente es al sujeto de la sensibilidad, y al valor concomitante que se le concede a la vida como portadora de sentido y significado. “El arco iris postdiluviano” provoca entonces un canto panteísta de alabanza a la Naturaleza, en la comprobación fidedigna (con los ojos húmedos y asombrados bajo el descampado) de que no nos hemos equivocado.

No obstante, Cintio nos dice en uno de sus poemas: (“Descendió a los infiernos”)

No te bastó caer
al polvo de los muertos
y sigues, Cristo mío,
tu indecible descenso.

¿A dónde es que desciende Cristo? según esta amarga visión de un hombre colmado por la duda. A la noche más tenebrosa del Ser; a la soledad más absoluta donde la solidaridad entre los hombres no es posible; donde la Caridad no es ni siquiera hermana, sino prima, en su estulticia, de la muerte anonadante.

No es casual. El propio Machado se veía con frecuencia a sí mismo vagando por un borroso laberinto de espejos e imploraba, ante su propia consciencia, por “unas pocas palabras verdaderas”, que son “como una nota de la lira inmensa.”

Cito a Machado:

Así voy yo, borracho, melancólico,
guitarrista lunático, poeta,
y pobre hombre en sueños,
siempre buscando a Dios entre la niebla.

Y de Cintio son estos versos que parecen salidos de la pluma del escritor sevillano:

Siempre vienen a mis labios,
en monótona marea,
las mismas viejas palabras,
las mismas palabras, nuevas.

Deseo, noche, imposible,
Hogar, oculto, pobreza…

De Cintio es además este apunte de humor y fantasía:

Lo que le dijo el espejo al gallo:
Eso que usted dice es exacto.

Y de Machado es esta otra cita muy hermosa:

Encuentro lo que no busco:
las hojas del toronjil
huelen a limón maduro.

Cintio escribió en una ocasión que Baudelaire era el poeta de los interiores eróticos. Pero Machado y el propio Cintio son los poetas de los exteriores apacibles; de los atardeceres tranquilos y tristes. Esa sinestesia próvida donde el olor cercano del limonero nos recuerda los días de la niñez, mientras la flor temprana de los almendros nos trae de regreso a la esperanza. Las mañanas blancas de los pueblos de España, a los que cantara Antonio Machado, donde la doncella va camino de la fuente para hacer suspirar a la roldada; las tardes lluviosas de La Habana donde el poeta, el infatigable investigador de la poesía, dobla, desde su sillón de la sala, una página más del libro que se acaba. Porque "leer es la novela, si afuera llueve".

viernes, 21 de septiembre de 2007

Colaboraciones: Reflexiones de Francisco Mena Díaz

Francisco Mena Díaz se convirtió hace ya algunos años en una persona cercana a mí por vía familiar. Es el abuelo de mi mujer. Pero por sí solo sabe llegar a cada cual a través de la palabra. Le encanta hablar. Y también escribir. Lleva mucho tiempo publicando sus textos en la prensa. En ellos deja explícito su punto de vista del panorama actual y alaba o censura lo que a él le parece adecuado. Entre uno y otro análisis de la vida, también da forma a hermosas reflexiones, algunas de las cuales recojo en esta ocasión.

Las potencias del alma son la inteligencia, la memoria y la voluntad, y no debe usarse ninguna prescindiendo de las otras.

El tiempo es el único depredador de la juventud y el permanente motor del envejecimiento, y éste se comporta como el globo cautivo que contempla desde muy arriba el verdadero sentido de la vida.

La trilogía conceptual de buen padre, hijo y marido
es privilegio de elegido,
que sin sólido sustento espiritual
es cual corriente de agua que se adentra y dispersa en el mar.

martes, 11 de septiembre de 2007

II Encuentro de Literatura Fantástica: ya se acerca la fecha

¿No iréis a dejar escapar la oportunidad de conocer a autores como Rafael Marín, Javier Negrete, Juan Miguel Aguilera, Tobías Grumm, Pepe Carrasco, Alfonso Merelo, Joaquín Revuelta...? ¡Os estamos esperando! Por si no os habéis dado cuenta al leer el programa, la inscripción incluye el almuerzo del sábado. Así no tenéis que preocuparos de ningún detalle, más que de venir. ¡A Dos Hermanas!


CAMINANTES DE OTROS MUNDOS

viernes, 7 de septiembre de 2007

Taller: Ensayo sobre el poeta Cintio Vitier, de Julio Pino Miyar (primera parte)

Hace unos días, el autor de este ensayo, Julio Pino, se puso en contacto conmigo para ofrecerme uno de sus trabajos y publicarlo en este blog. Julio Pino Miyar es un escritor cubano que reside en Longwood, Florida (Estados Unidos). Poeta, narrador y ensayista, colabora asiduamente con la prensa cultural de La Habana y América Latina. En 1995, fundó la revista literaria Los conjurados.

Me envió este trabajo, un estudio sobre una figura de la poesía, así que he optado por incluirlo, dividido en tres partes, en esta sección de taller literario. En su ensayo, Julio nos habla de Cintio Vitier, poeta, ensayista, narrador y crítico cubano nacido en Cayo Hueso, Florida, en 1921. En 1938 publicó su primer libro, Poemas, con una presentación de Juan Ramón Jiménez. Perteneció al grupo de poetas que elaboró la revista Orígenes (1944-1956). Se doctoró en Leyes y trabajó como profesor en la Escuela Normal para Maestros de La Habana y en la Universidad Central de Las Villas. De 1962 a 1977 fue investigador literario en la Biblioteca Nacional "José Martí". Fue nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana, de la Universidad Central de Las Villas y de la Universidad Soka de Japón. Preside el Centro de Estudios Martianos.

Su poesía constituye un valioso aporte a las letras hispanas. Su obra dio un giro hacia el compromiso político y social a partir de los años sesenta, en parte debido a la influencia del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal. También ha obtenido numerosas distinciones, entre las que sobresalen: el Premio Nacional de Literatura en 1988, el Premio Juan Rulfo en el año 2002, el título de Oficial de Artes y Letras de Francia y la medalla de la Academia de Ciencias de Cuba. Algunas de sus mejores composiciones son La voz arrasadora, Examen del maniqueo, Compromiso y Torre de marfil.


Leer es poesía, si afuera llueve (Poemas de Cintio Vitier)
Primera parte

No sé porque será, pero siempre que medito en la literatura de Cintio Vitier regresan a mi memoria las lecciones sin par del maestro Juan de Mairena.

Cabe aclarar que Mairena fue un doble literario creado, en su momento, por el poeta católico español Antonio Machado. Fue creado para discurrir desde la distancia, de un modo poético y ensayístico, sobre política, filosofía, ética y estética. La pasión española de Machado se volcó en su criatura, la cual le proponía al lector apuntes de humor y fantasía, aguda penetración reflexiva en la raíz existencial de la poesía; en su fundamento vital, antropológico, sociocultural e histórico.
En una apócrifa ocasión, en que Mairena impartía clases en el Liceo, le pidió a uno de sus más aventajados alumnos, que escribiera en la pizarra la siguiente oración: "Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rua." Y añadió: "Vaya usted poniendo esto en lenguaje poético". El muchacho volvió a escribir: "Las cosas que pasan en la calle". "Muy bien", sentenció el maestro.

La erosión que padece el lenguaje por su excesivo uso nos impide valorar cuanto abunda en él (incluso en sus formas más simples) de expresión metafórica, de alocución lírica, de giro idiomático eminentemente poético, de mención alegórica empañada por el prosaísmo que sufre sin razón lo cotidiano. Ejemplo de poesía conversacional es la propia obra de Machado. Ejemplo de seguridad mayor en la poesía, es no temer a los lugares comunes que pueblan nuestra lengua, para ir realizando en ellos el enredillo sutil de la palabra clara con el hondón filosófico de la vida.

Cintio reúne de un modo propio y singular estas mismas cualidades. Abundan en su obra la fantasía, el humor, el apunte con el que espera capturar una experiencia cotidiana para resaltar de ella su nota lírica, su vena existencial y trascendente, sustancias de las que se nutre con sosiego su poesía.

Porque Cintio es un poeta que gusta lucir, desde sus páginas, de una respiración acompasada, regulada, que carece, por tanto, del carácter enfebrecido y asincrónico que connota, en ocasiones, la pulsión confesional de los grandes endemoniados de la poesía.

Aunque paradójicamente si leemos con atención la poesía de hombres psicológicamente enfermos como Federico Hôlderlin, o de algunos poetas alemanes del siglo XIX y principios del XX, veremos que lo común en ellos es el compás sostenido y sincopado de la expresión poética. Pues bajo ciertas circunstancias los llamados "poetas malditos" pueden ver en la vida una razón de peso para el canto moral.

Pero por otra vía, desde otros modos diferentes de encarar las tensiones que contrae nuestra psicología con la razón vital, es indudable que la poesía de Cintio refleja esa misma vocación moral. Ese expositivo discurso ético que su palabra resuelve con dominio de un modo formal. Y muchas veces como Machado no es ajeno al lado conversacional y sencillo de la expresión. Es la capacidad que poseen algunos poetas de hacer claro lo oscuro, embellecer la claridad y permanecer con certeza mudos cuando son testigos de lo inefable. Se ha dicho con merecidos motivos que el poeta maldito es "el ladrón del fuego", pero poetas como Cintio y como Machado actúan en la sociedad como guardianes del patrimonio. Porque les ha sido entregado en virtud una heredad. O para reafirmarlo con palabras de León Felipe, el poeta es "el Guardián de la Heredad". En una sociedad que se asienta sobre firmes bases ideoculturales, al individuo le es conferido con razón, y en usufructo, una heredad de la que debe ocuparse con justicia. Nuestro padre nos la entrega como suerte de un ministerio que debemos proseguir sobre la tierra: una casa; (el árbol que nos nutrió de niño) los hermanos; un ejemplo vital; la patria y una biblioteca en cuyos anaqueles descansan los nombres mayores de la literatura y del pensamiento nacional y universal.

La poética de Cintio es de ese tipo que sólo a los individuos que poseen una feliz y "asombrosa heredad", les es permitido construir en un momento particular de la historia nacional.

Interrogado sobre su abuelo, el padre del pensador Medardo Vitier, Cintio me relató aproximadamente que era un hombre que, en una solitaria noche campesina de los campos de Matanzas, afirmaba haber visto pasar frente a él, en antológica procesión, a todos los animales y figuras que pueblan la Creación. No sé de qué ignorada Arca habría salido semejante cortejo, ni a qué fatal diluvio sobreviviera ese milagro. Lo único explicable es la presencia de raíz filogenética de la metáfora, como un cuerpo resistente del que el poeta se siente también heredero, como prosecutor y testigo, intrínsecamente familiarizado con los textos bíblicos, con la apacible soledad de las "iluminadas" noches campesinas.

martes, 4 de septiembre de 2007

El escritorio: Cosas que una vez fueron valiosas

He perdido tres días. No sé dónde se han metido. No sé dónde los he puesto.

Me puse a buscar y, de pronto, habían desaparecido. Tres días completos.

Sé que antes los tenía, pero ya no. He llegado a pensar que me los habían quitado. O que he muerto y he resucitado, como Jesucristo.

Podría preguntarle a alguien, pero no confío en nadie. Fue mi padre quien me enseñó a no confiar en nadie. Una vez me contó cómo mi abuelo le enseñó esta lección. Cuando era niño, el abuelo le incitó a montarse en un columpio, a pesar de su gran temor infantil. "Yo te cogeré si te caes para que no te hagas daño", le dijo. Y mi padre empezó a columpiarse dócilmente. Al cabo de unos minutos, resbaló del asiento mientras se balanceaba y se desplomó dolorosamente en el suelo de tierra, ante la mirada impasible de mi abuelo. "Así no confiarás ni en tu padre", le dijo. "Así empezó todo, así entendí hasta dónde podía llegar solo", me dijo papá.

Me pierdo en mis pensamientos, en los recuerdos. Pero... ¿dónde están mis tres días perdidos?

lunes, 3 de septiembre de 2007

Colaboraciones: Fragmentos de En tiempo de prodigios, de Marta Rivera de la Cruz

Conocí a Marta Rivera de la Cruz durante la última edición de la Feria del Libro de Sevilla. Semanas antes, la había visto hablar animadamente con los lectores sobre su libro En tiempos de prodigios, finalista del Premio Planeta 2006, cuando fue invitada al programa El Público, de Canal Sur 2. Al verla aquella tarde en uno de los puestos, me acerqué, cogí su libro y le pedí que me lo dedicara. Antes de que lo hiciera, mi mujer y yo entablamos conversación con ella, recordándole precisamente su intervención en dicho programa de televisión.

En pocos minutos, resumió en qué había consistido su carrera literaria. Lo hacía con la mayor afabilidad, como si estuviera en una tertulia entre amigos. Esa confianza que suscitaba me alentó a explicarle algo acerca de mis propias aspiraciones. Marta me animó a seguir adelante y no cejar. Podría parecer una fórmula habitual, de una escritora consagrada a otro con una carrera incipiente, pero a mí me pareció muy sincera al desearme suerte. Prometí escribirle cuando hubiera leído el libro y ella tuviera en funcionamiento su página web.

Hace poco, terminé de leer En tiempos de prodigios. Comprobé que Marta ya tenía su propio rincón en internet y le envié un mensaje con mis comentarios sobre la hermosa historia que cuenta en su libro. En referencia a lo que yo le decía de Ladrones de Atlántida, me respondió: "Me alegro de que se recupere tu novela. [...] Por fortuna, a veces hay una segunda oportunidad. Te deseo toda la suerte del mundo en esta nueva vida de tu novela."

Esta colaboración es diferente a las que publico usualmente aquí. Son reflexiones que he extraído de la novela de Marta Rivera y que ella me ha autorizado a reproducir aquí. Se trata de esas frases que necesitas subrayar imperiosamente mientras estás leyendo, sacrificando la pureza del papel blanco a cambio de guardar memoria de pensamientos excepcionales, al menos para quien los leyó. Con el libro de Marta, esta necesidad acudió pronto. Rescato algunos de estos pensamientos:

"Frente al dolor siempre estamos solos, y es necesario aprender a administrar esa sensación." (página 74)

"Creo que uno de los más raros momentos de la infancia es aquel en el que descubres que tus padres te mienten. Hay algo que se quiebra, una especie de decepción sorda, de mudo reproche hacia aquellos en los que habías depositado tu confianza absoluta en la seguridad de que nunca iban a engañarte." (página 86)

"Esto es la amistad, pensé. La necesidad de compartir la alegría, mucho más que la obligación de compartir la pena." (página 224)

"Mi silencio, mi hipocresía, es sólo la consecuencia indeseable de una educación pretendidamente civilizada. Nos enseñan a respetar a los demás. Nos enseñan a no inmiscuirnos en las vidas ajenas, y al llegar a la edad adulta entendemos ese comportamiento como una muestra suprema de buena educación. Me pregunto si estamos en lo cierto." (página 281)

"[...] me dijo que es muy difícil conocer a las personas que uno va encontrándose en el camino, y que las decepciones con los amigos son el pan nuestro de cada día, lo cual no debe inducirnos a desconfiar de la gente, pero sí hacernos más prudentes en nuestras nuevas relaciones." (página 466)

"Espero que el final te guste. Si el final no es bueno, las historias no valen la pena." (página 477)



Gracias, Marta.