Aunque mi participación en la organización del III Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas fue mucho menos intensa desde el momento en que nos mudamos a Valladolid, a mediados de mayo, se ha confirmado que merece la pena el esfuerzo que se invierte, tan solo por lograr convocar a tantos seguidores de la literatura y, en particular, del género fantástico. Por cierto, Teo, bienvenido al barco fantástico.
Con los discursos de los autores invitados este año se ha conseguido cerrar el círculo, pues se han cumplido los propósitos que impulsaron plantear desde un principio este evento. En las dos ediciones anteriores, gracias a las contribuciones de los escritores que encabezaban los respectivos programas, se marcó una tendencia clara a hablar de la literatura fantástica como parte de la literatura generalista y a tratar al espectador como posible escritor.
Este año, se ha vuelto a tratar la literatura fantástica en toda su ambigüedad, sin etiquetas y dentro del mundo literario general. Por eso José Carlos Somoza afirmaba en su conferencia inaugural que la realidad es fantasía y Gisbert empezaba la mañana del sábado demostrando que la realidad supera a la ficción y afirmarlo es una redundancia innecesaria. Por otra parte, el resto de las actividades se centraron en transmitir al público la manera en que se desenvuelve un escritor o un ilustrador, con todos sus trucos y sus recursos, explicados con generosidad y sin omitir detalles.
Durante el tiempo que Somoza permaneció entre nosotros estas jornadas, la amistad que habíamos iniciado tiempo atrás con cierta timidez quedó consolidada definitivamente. La afinidad que nos unía desde un primer momento, surgida en las ocasiones que nos habíamos encontrado anteriormente y a través de internet, permitió que se entablara entre José Carlos y yo un diálogo vivo. Hablamos de libros, de literatura, de nuestra forma de trabajo, de nuestros proyectos, pero también de nuestras vidas, nuestras parejas, nuestro pasado y nuestra historia. Me sorprendió comprobar que esa extraña afinidad se basaba en que compartíamos opiniones y pensamientos.
Al margen de la satisfacción personal de haberle conocido mejor, tener a José Carlos Somoza en este Encuentro era muy importante, como también lo había sido una semana antes durante las I Jornadas ¡¡Ábrete, libro!!, en Madrid, porque significaba que un autor de masas, que se reconocía a sí mismo como generalista, se avenía a reconocer abiertamente que la fantasía formaba parte de la realidad y, por tanto, de los libros de narrativa, que siempre relatan una ficción, independientemente de la vertiente elegida. Lo que expresó en su charla era justamente lo que quería oír en estos Encuentros.
De alguna forma, deduje que no hay nada más real que un libro, porque, al estar escrito, es inalterable y cuenta una historia, con un principio y un final, que es la realidad inamovible para sus personajes. También es cierto que, al ser leído, cualquier libro cobra vida y se metamorfosea.
Después del magnífico cóctel de bienvenida, que cerró la tarde del viernes y dio pie para que habláramos mucho y saludáramos a los amigos, siguió un sábado lleno de actividades. La mañana comenzó con Joan Manuel Gisbert, presentado por el escritor Teo Palacios, que, estoy seguro, pronto verá publicada su primera obra. Gisbert hizo sonreír al público con sus amenas reflexiones. De forma magistral, improvisó prácticamente toda su charla, tratando temas como El libro de arena de Borges, que comparó con su público por ser una coincidencia altamente improbable, la superioridad de la realidad frente a la ficción, de la materia frente a la creatividad, y de los placeres del pensamiento.
Antes de comenzar la siguiente actividad, se hizo entrega del premio a la ganadora del concurso de lemas, autora de Al otro lado del espejo. No era otra que Alicia Prenda, una amiga a la que precisamente ya conocía a través del foro ¡¡Ábrete, libro!!
En la mesa redonda sobre La alquimia de las palabras, José Carlos Somoza, Javier Márquez y yo, como moderador, contrastamos nuestras técnicas de trabajo y las mostramos al público, intentando utilizar la idea dada un año antes por Rafael Marín (cómo le echamos de menos, pues no pudo acudir a la cita). A las conclusiones de esta conversación y las que siguieron dedicaré otro artículo uno de estos días.
El tiempo transcurría con rapidez, así que reunieron en la mesa a Santiago García-Clairac, que iba a hablar de su trilogía El Ejército Negro, y a José María Carrasco, autor sevillano que presentaba su esperada novela El regreso de Capitán Nadie. Manifestaron puntos de vista diferentes pero no contradictorios. De hecho, Santiago proporcionó continuidad a la jornada, al relacionar lo que decía con lo que se había dicho momentos antes en nuestra mesa redonda, mostrando su desacuerdo. Tal como afirmaba Santiago, el trecho desde que se tiene la idea hasta que el libro se publica es muy largo. Él, que es un escritor minucioso y preciso, que no deja nada al azar (quizá porque arrastra una gran experiencia en publicidad), prepara ese recorrido de forma metódica y sistemática. Sigue las reglas a rajatabla. Otros, como yo, a veces nos saltamos las normas para provocar la tensión y la emoción en la aventura que contamos. Pero, al final, cada autor tiene su estilo y su técnica para obtener los resultados deseados. Una observación interesante de Santiago fue que los grandes héroes son huérfanos y buscan cariño con sus hazañas (le ocurre a Superman, Spiderman, Frodo, Capitán Nadie, y a una interminable lista de personajes).
Tras la charla sobre Manga impartida por unos jóvenes seguidores que se ganaron el favor de los espectadores, Santiago García-Clairac precedió a Enrique J. Corominas en la exposición de cómo la imagen sirve de apoyo para poder describir adecuadamente la narración. Resultó sencillamente impresionante.
En ¿Tú qué pintas aquí?, Enrique nos guió mediante una presentación con diapositivas a través de las portadas de los libros para explicarnos los medios utilizados actualmente para llamar la atención del comprador. A partir del éxito de El Código Da Vinci, el llamado "rollo conspiranoico" se ha adueñado de las librerías y se emplean portadas a dos colores con fotomontajes que tienen un efecto cinematográfico. Se trata de imágenes suficientemente ambiguas como para que un superventas no refleje ningún detalle que pueda asustar al posible lector. En el mundo anglosajón, los libros se personalizan con tipografías llamativas y diferentes sobre portadas coloridas. En cambio, en la literatura fantástica la ilustración es importante y no hay un patrón único. En resumen, el portadista trabaja expresamente para la exposición en las librerías. La explicación del maestro Corominas acerca de las etapas por las que pasa la ilustración hasta transformarse en la portada del libro fueron muy interesantes.
El sábado terminó con la conferencia Ars mágica: la literatura de taller, a cargo de Nerea Riesco. Puntualizó algunas fórmulas que se podían emplear para escribir y volvimos a establecer relaciones con las charlas anteriores, al comparar sus propias opiniones con las de Santiago, por ejemplo.
Lamentablemente, el fin de semana no dio para más. Pero estoy seguro de que habrá un IV Encuentro el año que viene y volveremos a reunirnos en la Biblioteca, en el Teatro o en La Almona, lugares acogedores para quienes leemos y escribimos. Gracias, amigos, por vuestra compañía. Hasta el año que viene.
Más información en mi web.
8 comentarios:
Como vengo repitiendo en foros y blogs (y no me canso de hacerlo), fue una gran experiencia, un par de días realmente intensos en el mejor sentido... ¡¡El año que viene, más!!
Gracias por la crónica, y no dejes de publicar ese artículo sobre las conclusiones de la mesa redonda, para los que finalmente no pudimos asistir :(
Un saludo.
Ya decía yo que por algo debías estar haciendo tantas fotos... jajaja.
Es curioso, la cantidad de detalles que quedan en la memoria de unos y se escurren a través de la de otros. Afortunadamente, para eso podemos leer las crónicas, no sólo nuestras, sino las de amigos como tú, que nos refrescan lo vivido.
Un abrazo
Un reportaje sin imágenes dice poco. Tienes razón, cada cual tiene una percepción distinta de las situaciones.
En cuanto al artículo sobre la mesa redonda, prometo publicarlo pronto.
Pues sí, lo cierto es que todo el fin de semana quedó teñido de ese color indescriptible de lo fantástico. Para mí fue una delicia. Salía de allí para mi casa con una extraña sensación de ensoñamiento, como si estuviera escapando de un mundo para volver a otro, el de siempre. Como veis, fantasía en estado puro. :D
Muchísimas gracias a los que habéis tenido algo que ver en la organización y/o promoción del evento. Sinceramente, gracias. Y contad conmigo y con todos aquellos a los que pueda convencer con mi efusivo testimonio para el año que viene.
Hola.
Veo que francoix está en todos los saraos literarios.
Al final eclosionará como literato y nos dejará en mantillas.
Saludos.
Solo tiene que dedicarle tiempo, Paco.
Salgo en una foto.
Salgo en una foto.
Me pongo colorao...
Tranquilo Paco, que a ti no hay quien te quite el puesto.
Y lo de eclosionar como literato... ¡¡¡si todavía soy un huevo sin pisar!!!
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