Hace año y medio, Rocío de Juan Romero se puso en contacto conmigo. Me buscaba para presentar en Valladolid su primer libro de relatos, Geografía humana en tierras imaginadas. Lamentablemente, no pudo ser. Por aquel entonces, ya había regresado a Sevilla y la distancia física hacía imposible que le pudiera ayudar, aunque me habría encantado.
No obstante, siempre es agradable conocer a alguien en el mundo de los libros y, sobre todo, que se acerquen a preguntarte sobre temas relacionados con ellos, aun sin conocerte. Tanto es así que el contacto no se ha perdido en este tiempo. De hecho, lo que anuncio aquí y ahora celebramos es la publicación de su nueva obra, una antología de relatos titulada La posada de los vientos y otros cuentos inquietantes. Si tuviera que resumir estos cuentos en una sola palabra, sería, en efecto, "inquietantes".
Pero vayamos en orden y, primero, contemos algo sobre Rocío, aparte de la forma en que nos conocimos "virtualmente". Esta joven escritora ha vivido en León y Burgos mucho tiempo, hasta que el trabajo, tan imprescindible para cualquiera que quiera pagar sus facturas, la llevó hasta Valladolid hace unos años. Se ha especializado en Comercio Internacional, aunque lo que realmente le gusta es escribir, como nos pasa a unos cuantos que también compaginamos la profesión que nos alimenta con el oficio que nos agrada. Tiene varios relatos galardonados y publicados, tanto en revistas de papel como en medios electrónicos, además del recopilatorio que he mencionado antes, Geografía humana en tierras imaginadas, publicado en 2011 por Éditions equilibrio y fruto, directo o indirecto, de la ayuda "Jóvenes excelentes" de Caja de Burgos que recibió cuando seleccionaron su proyecto de creación literaria en 2009.
Está claro que es una mujer moderna, que se adapta a los tiempos que corren, pues se ha decidido a publicar sus últimos trabajos en formato electrónico. Es el caso de la obra que nos ocupa, un conjunto de once relatos muy especiales, publicados por Literanda. Desde su portada, se asoma un gato en pose observadora y ya esa imagen capta parte de la esencia de las páginas que hay detrás. Me pregungo si será porque relacionamos automáticamente a los gatos con lo misterioso y tenebroso. Lo cierto es que esa mirada felina, bien elegida, resulta un factor más para allanar el camino y preparar el espíritu con el que debe leerse el libro.
Los cuentos de Rocío no son muy extensos, pero es que además se leen con rapidez. El lenguaje que emplea Rocío es fresco, natural y ágil, sin florituras innecesarias ni giros en las frases. Realmente, mientras lees sus relatos, tienes la sensación de estar sentado al calor de una chimenea mientras alguien te narra un cuento. Tal vez por eso algunos de ellos han sido premiados. Y también porque están llenos de intriga y sano desasosiego, imprimiendo esa sensación que nos impulsa a seguir leyendo, para descubrir el desenlace, y a pensar en mil alternativas al mismo tiempo para intentar encontrar una explicación a lo que ocurre.
La ternura subyacente en la forma de narrar los cuentos es crucial y define el estilo de Rocío de Juan. Este ingrediente suaviza la crueldad, atenua la tristeza y ensombrece la alegría de las historias, de la misma manera que lo haría Dickens al contarnos su entrañable pero siniestro Cuento de Navidad o Roald Dahl al describirnos con gracia y simpatía las duras desventuras de los niños concursantes en Charlie y la fábrica de chocolate. Innegablemente, los cuentos de Rocío nos gustan más si hemos leído a algunos de los autores clásicos de cuentos.
Aunque no está bien que se expresen favoritismos en la reseña de un libro, me resulta imposible no destacar el cuento que más me ha gustado entre los que conforman esta colección. Sin duda, La biblioteca de los Fizzi, por los aspectos metaliterarios que contiene intrínsecamente y por el significado metafórico que se da al poder de los libros sobre nosotros, quizá sin pretenderlo, es una delicia para el lector, a mi parecer.
Sin embargo, este libro, en su totalidad, merece vuestro aprecio y su lectura. Además, el precio es otro aliciente. ¡Solo cueta 1,65 euros! Así de competitivos deben ser los precios de los libros electrónicos si quieren tener entidad propia en el mercado. Es un motivo más para animaros a comprarlo y leerlo.
Felicidades, Rocío, y hasta el próximo libro.
Está claro que es una mujer moderna, que se adapta a los tiempos que corren, pues se ha decidido a publicar sus últimos trabajos en formato electrónico. Es el caso de la obra que nos ocupa, un conjunto de once relatos muy especiales, publicados por Literanda. Desde su portada, se asoma un gato en pose observadora y ya esa imagen capta parte de la esencia de las páginas que hay detrás. Me pregungo si será porque relacionamos automáticamente a los gatos con lo misterioso y tenebroso. Lo cierto es que esa mirada felina, bien elegida, resulta un factor más para allanar el camino y preparar el espíritu con el que debe leerse el libro.
Los cuentos de Rocío no son muy extensos, pero es que además se leen con rapidez. El lenguaje que emplea Rocío es fresco, natural y ágil, sin florituras innecesarias ni giros en las frases. Realmente, mientras lees sus relatos, tienes la sensación de estar sentado al calor de una chimenea mientras alguien te narra un cuento. Tal vez por eso algunos de ellos han sido premiados. Y también porque están llenos de intriga y sano desasosiego, imprimiendo esa sensación que nos impulsa a seguir leyendo, para descubrir el desenlace, y a pensar en mil alternativas al mismo tiempo para intentar encontrar una explicación a lo que ocurre.
La ternura subyacente en la forma de narrar los cuentos es crucial y define el estilo de Rocío de Juan. Este ingrediente suaviza la crueldad, atenua la tristeza y ensombrece la alegría de las historias, de la misma manera que lo haría Dickens al contarnos su entrañable pero siniestro Cuento de Navidad o Roald Dahl al describirnos con gracia y simpatía las duras desventuras de los niños concursantes en Charlie y la fábrica de chocolate. Innegablemente, los cuentos de Rocío nos gustan más si hemos leído a algunos de los autores clásicos de cuentos.
Aunque no está bien que se expresen favoritismos en la reseña de un libro, me resulta imposible no destacar el cuento que más me ha gustado entre los que conforman esta colección. Sin duda, La biblioteca de los Fizzi, por los aspectos metaliterarios que contiene intrínsecamente y por el significado metafórico que se da al poder de los libros sobre nosotros, quizá sin pretenderlo, es una delicia para el lector, a mi parecer.
Sin embargo, este libro, en su totalidad, merece vuestro aprecio y su lectura. Además, el precio es otro aliciente. ¡Solo cueta 1,65 euros! Así de competitivos deben ser los precios de los libros electrónicos si quieren tener entidad propia en el mercado. Es un motivo más para animaros a comprarlo y leerlo.
Felicidades, Rocío, y hasta el próximo libro.
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