miércoles, 13 de mayo de 2009

Itete

Hace unos días, el 6 de mayo, Irene cumplió quince meses. Celebramos su cumplemés en Cantabria, pues pasamos unos días en Isla y fuimos los tres de excursión a todas partes. Nunca imaginé lo divertido que podía ser viajar con tus hijos. A Irene le fascina ir colgada del pecho de su padre en la mochila portabebé. En cuanto ve que me la estoy poniendo, me exige que la monte. Debe de ir muy cómoda, ya que, cuando se agota, se queda dormida plácidamente.

Irene juega con la arena en la playa de Somo

La fecha de sus quince meses ha venido a coincidir más o menos con lo que puede ser el cambio definitivo de su dieta alimenticia. Paulatinamente ha ido abandonando el consumo de la leche especial para ir tomando la leche normal y empezar a probar algún que otro producto lácteo que tenía vetado hasta ahora. Además, su estancia diaria en la guardería se ha prolongado, por lo que desayuna y come allí. Tal como nos advirtieron, ahora lo hace más rápido y en mayor cantidad.

Todo esto ha implicado que haya engordado más de medio kilo en apenas tres semanas y se haya metido por fin en los percentiles de la dichosa escala que mide el desarrollo de los bebés. Parece que por fin empieza a remontar el vuelo, aunque su alegría es y siempre ha sido la misma, tremendamente contagiosa. Disfruta de la vida como nadie. A pesar de lo que debe haber sufrido en algún momento, no ha dejado de sonreír y disfrutar. Esta pequeñaja es toda una lección para cualquiera.

En estos dos últimos meses se ha familiarizado con el mundo de los animales que le rodean: perros, gatos, patos, palomas y otros pajaritos, ovejas, vacas, cangrejos e incluso escarabajos. Sentía una emoción indescriptible al contemplar las langostas y los bogavantes en el vivero del restaurante del Hotel Isla Bella. Por otra parte, es una temeraria: se acerca a los animales para intentar tocarlos y acariciar sus cabezas. Esperamos que les tome algo de respeto y empiece a comprender que molestarles puede acarrear consecuencias.

Colgada de la mochila, contemplando un escarabajo en las marismas de Isla

Aunque sigue afirmando que se llama “Itete”, cada vez pronuncia mejor las palabras y, a su manera, mantiene amagos de conversación. Naturalmente, sigue saludando a todo el mundo y dice "hola" perfectamente. Ayer, por ejemplo, me despidió con su manita cuando me iba a la oficina y me acompañó hasta la puerta sin dejar de moverla e intentando articular "adiós". Parlotea sin parar, pero lo hace con sentido, aunque no entendamos el significado de sus discursos. A veces nos habla muy seria, otras gesticula como si nos estuviera riñendo, a menudo canturrea o baila al son de cualquier música que oiga, incluso gira sobre el eje de su cuerpo (es increíble el montón de cosas que aprende a hacer sola, quizá por imitación de lo que ve). Es un motor imparable de vida y alegría, que supera cualquier adversidad con rapidez.

En la Feria del Libro de Málaga

Los sitios donde mejor se lo pasa son los parques, con la tierra, la grava y los columpios, y la playa, donde se quedaría muchísimo tiempo sin protestar. Eso sí, cuando descubre el agua, corre hacia la orilla dispuesta a zambullirse sin pensárselo. Esa masa enorme de agua que ruge con el oleaje le atrae enormemente y nos hace recordar constantemente la vulnerabilidad de esta niña, que tanto depende de sus padres.

Añadido a 18 de mayo: Unos días más tarde, Irene ha demostrado sus habilidades artísticas. Con el traje de flamenca puesto, entró en el sitio mirando para todos lados y comprobando que no era la única que iba vestida así, por lo que se sintió muy integrada. Aunque era la primera vez que pisaba una feria y conocía ese ambiente, no paró de patalear, bailar, girar y mover los brazos como si bailara sevillanas, dejándonos boquiabiertos a todos.

En la Feria de Dos Hermanas

1 comentario:

J.E. Alamo dijo...

:-D
Un abrazo, papi.