¡Ring! ¡Ring!
-¿Dígame?
-Soy la vida.
-¿La vida?
-Sí, la vida, más enigmática de lo que quisieras, más atroz de lo que puedes imaginar.
-Bueno, yo tengo mucha imaginación.
-Pero al imaginar te basas en los recuerdos y confías demasiado en la memoria, que es perversa y antojadiza. Nunca podrás describir algo con exactitud. Sólo podrás concebir tu versión de los hechos, pura ficción.
-Dejemos la ficción para los libros...
-Dejemos los libros para quienes los leen y quienes los escriben. Los que escriben, cuando lo hacen, se embarcan en una aventura, con sus lectores como tripulantes.
-En realidad, a veces prefiero olvidarme de la ficción y leer libros que traten temas más mundanos, sobre la realidad, sobre la vida...
-No me extraña, al fin y al cabo, soy como una novela.
Tut, tut, tut...
Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?
martes, 15 de mayo de 2007
El escritorio: La llamada de la vida
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