Dicen los lugareños que raras veces nieva en Valladolid, aun menos tanto como ayer, pues, a pesar del frío, no llegan a darse las condiciones para que la nieve cuaje y se asiente. Durante cuatro horas no pararon de caer copos de nieve y, paulatinamente, los tejados de la ciudad se fueron cubriendo de blanco. En un momento dado, el pavimento del suelo no fue capaz de absorber más nieve en forma de charcos y empezó a formarse una capa que dificultaba caminar. Hacia las dos, el aspecto de Valladolid era totalmente navideño, con las aceras blancas plagadas de pisadas, gente que se resbalaba mientras andaba, el parque Campo Grande sin su habitual color verde y los árboles y las cornisas cubiertos de nieve.
Dos horas después, cuando la tormenta se detuvo, apenas quedaba rastro de esta estampa tan bella. La nevada duró lo suficiente para que se deshiciera fácilmente a su término. Durante aquellas cuatro horas, muchos fueron los perjudicados, sobre todo por los cortes de tráfico en las carreteras, pero Irene vio la nieve por primera vez en su vida. Y muchos niños (y mayores) jugaron a arrojarse bolas blancas de hielo.
Las ciudades van cambiando conforme avanza el año y pasan las estaciones. Algunas ciudades reflejan los cambios que se producen mucho más que otras. Desde nuestra casa contemplamos el Paseo Zorrilla y experimentamos el paso del verano al otoño, del otoño al invierno.
Valladolid en otoño, hace un mes, y anunciando el invierno ayer
4 comentarios:
¡Qué buena panorámica tenéis!
Disfrutad de la nieve, es lo único "bueno" de este frío.
Besos
¡Qué bonito, amigo! Tenéis una vista que es todo un lujo. Y una gran suerte poder advertir esos emocionantes cambios de clima...
Dichosa nieve en Valladolid. Para mí es más trabajo... y problemas.
Lo siento, STB. Sé que no es un fenómeno a gusto de todos, pero para algunos pasa tan pocas veces en la vida...
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