El comunismo feneció en medio de un rotundo fracaso, en unos sitios bruscamente y en otros de forma paulatina. Terminará desapareciendo en todas partes. Un país no puede evolucionar de forma natural bajo un control estatal excesivamente férreo y en un entorno en el que no se propicia la competitividad, en el que, hagas lo que hagas, ganas lo mismo y subsistes igual. El ser humano necesita alicientes, recompensas, motivación. Este hecho quedó demostrado con la extinción de la Unión Soviética y, de otra manera, con la transición que está experimentando la República Popular China hacia una mezcolanza de modelos.
El capitalismo, tal como lo hemos conocido desde la revolución industrial, ha alcanzado su cénit y ha muerto. O, tal vez, lo estemos matando. Por tanto, hay que inventar una fórmula que lo reemplace.
Los expertos y los economistas lo llevan diciendo hace tiempo, aunque nadie parece saber exactamente cómo hacerlo: hay que cambiar el modelo económico actualmente vigente para recuperar completamente la estabilidad. Son esas reformas y nuevas políticas que tanto mencionan. ¿Acaso no estamos escuchando las voces más sabias en la materia? ¿O realmente nadie sabe proponer una posible solución?
Segunda conclusión: La crisis mundial y la recesión de la que estamos intentando recobrarnos son la consecuencia de un modelo de gestión económica obsoleto que, de sobrevivir, nos conducirá a nuevas crisis aún más graves.
Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?
jueves, 11 de agosto de 2011
Reflexiones de un ser mundano: ¿Esto puede empeorar? Mi teoría económica II
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