Tengo amigos que han tenido más vacaciones que nunca, a costa de cobrar un salario inusualmente más bajo, por descensos en la productividad de la factoría en la que trabajan. Tengo amigos que trabajaban en el sector de la construcción y llevan más de dos años en el paro, por lo que ya no perciben el subsidio de desempleo. Conozco a empresarios que tienen la casa embargada porque no pueden pagar sus deudas, puesto que sus clientes, otras empresas o alguna Administración Pública, no les pagan a ellos lo que les deben.
En el otro extremo, me consta que, con el sector de la construcción en pleno auge, había personas que trabajaban y percibían dinero, no declarado, mientras figuraban como desempleadas al mismo tiempo y recibían el subsidio correspondiente. Cuando ha llegado la crisis, se han encontrado sin trabajo y sin ayudas. Y, curiosamente, a pesar de la crisis, la ocupación y los precios en la hostelería no parecen haber descendido, sino al contrario. Y los bares y los restaurantes que antes se llenaban, ahora se siguen llenando. ¿Es que nadie ahorra por si acaso?
La crisis afecta a muchísima gente, pero, ¿hasta qué punto somos responsables cada uno de nosotros? ¿Por qué nos metimos en hipotecas con cuotas mensuales elevadísimas que íbamos a tener que pagar durante el resto de nuestras vidas? ¿Por qué lo permitieron los bancos?
Esta irresponsabilidad se manifiesta continuamente. Sinceramente, cuando en mi trabajo surge un problema y hay que echar horas de más, cueste lo que cueste, lo hago. En numerosas ocasiones he tenido que cancelar o posponer las vacaciones que tenía previstas para atender contratiempos que han surgido en la oficina. Tal vez sea más anodino de lo habitual, pero creo que ese es mi deber, laboral y moral. Todo ello pese a que para mí el tiempo libre, de ocio y las vacaciones son cosas sagradas que deben respetarse. Pero en la vida hay mucho en juego y, mientras no nos toque la lotería, dependemos de lo que nos aporta la realización de nuestra profesión. Sé que, como yo, hay muchos, muchísimos que opinan y actúan igual.
Sin embargo, nuestros dirigentes esconden la cabeza. La actitud de nuestros máximos representantes no está ayudando demasiado. Un día, el Presidente del Gobierno se percató de que no podía más y se quitó de en medio. Su supuesto sucesor, que se había convertido en la cabeza visible del partido gobernante, hizo lo mismo y abandonó para preparar su candidatura en las próximas elecciones (¿Es más importante ganar las elecciones que resolver los graves problemas actuales? ¿De qué les servirá ganar si todo está aún peor?). Las elecciones, por cierto, se han adelantado, dejando el dilema presupuestario de 2012 en las manos de quien finalmente se haga con el poder, es decir, aplazando la solución de los problemas. Para colmo, en plena crisis del mercado de valores, el Presidente se va de vacaciones. Realmente, tal como están las cosas, ¿es la ocasión idónea para marcharse de vacaciones? Todos las necesitamos, pero en época de crisis hay que echar todos los arrestos y salvar la situación. En fin, lo votó la mayoría del pueblo español hace casi cuatro años, ¿no?
Cuarta conclusión: Tal vez tenemos lo que nos merecemos.
Como veis, yo también estoy indignado, tanto que es la primera vez que trato algún tema relacionado con la política de forma pública. Esperemos despertar de la pesadilla.
Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?
lunes, 15 de agosto de 2011
Reflexiones de un ser mundano: ¿Esto puede empeorar? Mi teoría económica IV
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