Desde hace dos semanas nos ronda la preocupante caída de los mercados de valores y, hasta el lunes pasado, la imparable subida de los intereses que nos tocará pagar a quien nos preste dinero. Inexplicablemente para el ciudadano común, el lunes, aunque las Bolsas siguieron perdiendo posiciones, se dejó de especular a costa de los bonos españoles y la famosa prima de riesgo española (ese término del que, hasta hace unos meses, nunca había oído hablar) bajó.
Si lo pensamos fríamente, dependemos de una economía tan volátil. Si lo pensamos otra vez, ¿en función de qué se mide la prima de riesgo de un país de la Unión Europea? Curiosamente, la escala toma como referencia Alemania (la primera potencia dentro de la Unión), la misma que le prestó el valor de su moneda (el marco) al euro.
Aunque la prima de riesgo haya bajado, ciertamente sigue teniendo un valor elevado. Ha alcanzado un valor casi tan alto como lo fue la de Grecia antes de que se decidiera ayudar a esta nación a recuperarse, es decir, casi tanto como para que también tuvieran que intervenir la economía de España. Eso significa que nos costará más pagar las deudas que estamos adquiriendo, a pesar de que España siempre ha tenido solvencia financiera y ha pagado sus deudas puntualmente. Nos estamos endeudando más, nos estamos empobreciendo más con respecto a países como Francia o Alemania, y, por tanto, nos llevará más tiempo salir de la crisis. De hecho, esta circunstancia, esta especulación, nos está impidiendo centrarnos en subsanar nuestro auténtico problema: el desempleo. Cuando tratamos de levantar la cabeza, nos la vuelven a hundir.
Visto así, ¿a quién beneficia todo esto? Echando una mirada a semanas atrás, ¿a quién benefició la crisis del pepino?
Tercera conclusión: Puede que esta vez, Alemania esté ganando la guerra, una guerra puramente económica.
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