jueves, 26 de abril de 2007

La biblioteca: La Eternidad de Asimov

Según la sinopsis del libro, "la Eternidad es una organización que existe más allá del tiempo. Está formada por los Eternos, humanos (únicamente masculinos) que se reclutan entre las diferentes épocas de la historia humana a partir del siglo XXVII. Los Eternos tienen la capacidad de entrar y salir en la corriente temporal alterándola. Los Ejecutores son los encargados de alterar sutilmente el curso del tiempo protegiendo a la humanidad. [...] En esta novela Asimov resuelve de forma brillante la paradoja temporal."

Cuando me di cuenta, llevaba leídas cincuenta páginas. La novela me estaba gustando tanto como ya me habían anticipado quienes me la recomendaron. De una forma muy sencilla, Asimov sumerge al lector en un universo complicado y, al mismo tiempo, le hace reflexionar. Al cabo de diez o quince páginas, el lector se encuentra totalmente ubicado en el mundo imaginado por el autor. Éste no es el Asimov algo petulante de los ensayos y los artículos de divulgación. Nos enfrentamos probablemente a su mejor obra de ficción, muy elaborada y meticulosamente estudiada. Poco a poco, el relato va atando los cabos y la coordinación de los detalles resulta excelente.

Un viaje en el tiempo tiene su grado de complejidad y, si te pones a pensar en los detalles, parece que siempre hay algo incoherente. Me fascinó la idea de manipular los Cambios de Realidad, pero también me pareció una inmoralidad tremenda, tal como se cuestiona al final de la obra. Sería tema para un interesante debate. Es difícil, imposible concebir la Eternidad. Nada de lo que describe Asimov -lo hace escasamente- permite que el lector se haga una idea tangible de esa realidad invariable desde la que acometen la vigilancia de los Tiempos y las Realidades y fomentan los Cambios para "salvar" a la humanidad y conducirla por el buen curso.

Twissell, el maduro Programador, es el rival perfecto para el protagonista. El lector llega a ponerse de su lado y a menospreciar a Harlan, a pesar de que el propio Twissell defiende una teoría aborrecible, según qué puntos de vista. Es un hombre lógico y razonable, convincente y persuasivo. Todo lo comprende, ante todo reacciona bondadosamente. Piensas que, de un momento a otro, va a estallar impulsado por la tensión y va a descargar toda la cólera que debe haber acumulado, aunque la oculte. Pero no llega a ocurrir.

Me ha llamado la atención de esta obra, escrita hace más de cincuenta años, la ingenuidad que la impregna en algunos aspectos. Cuando se escribe ciencia ficción, ineludiblemente, el autor cae en la tentación de utilizar lo que conoce, para dar forma a un mundo más avanzado. Ni la lúcida mente del ingenioso Asimov es capaz de prever:

- La gran y disparatada capacidad de la publicidad en un futuro cercano para él, pero que apenas llegó a vivir. Un anuncio en una revista como el que llegan a sugerir no hubiera resultado tan desatroso ni raro en nuestros días (aunque ellos hablan del segundo cuarto del siglo XX, lo que salva la situación inteligentemente por parte del autor).

- La capacidad de almacenamiento de todo. El problema causado por Harlan que origina el conflicto de la segunda mitad del libro sería mucho menos grave o mucho más difícil de justificar si Asimov hubiera pensado que la tendencia iba a ser guardar toda la información, guardar memoria de todo lo que se procesa. Quizás entonces no podía imaginar que computadoras de bolsillo serían capaces de guardar tantos datos, históricos completos y auditorías exhaustivas de cualquier gestión que se realice.

Por la forma de tratar los viajes en el tiempo, como si pretendiera constituir una corriente filosófica al respecto en la ciencia ficción, resulta tremendamente original. Asimov adopta la postura de que la humanidad ha llegado a controlar totalmente la situación, pero eso no deja de crear problemas, sino todo lo contrario, le pone limitaciones. Estos problemas, expuestos al final, como moraleja, concluyen adecuadamente la novela. Es curioso que el lector termine sonriendo porque la humanidad debe ser frágil y vulnerable, debe fallar para prosperar y hacer progresos. En fin, de los errrores se aprende, como suele decirse.


Datos de los libros citados:


Título: El fin de la Eternidad
Autor: Isaac Asimov
ISBN (13): 978-84-9793-353-7
ISBN (10): 84-9793-353-2
Publicación: 07/2004 por Nuevas Ediciones de Bolsillo
Nº páginas: 288

1 comentario:

Pedro dijo...

Leí esta noela hace ya mucho, pero coincido contigo en su analisis. Como digo ya hace años (Creo recordar que los discos duros de un Giga eran la novedad) pero ya me choco lo del almacenaje de la información.

También opino que es el mejor libro de Asimov, muy alejado de sus tramas habituales, un tanto repetitivas. Por otro lado Asimov simpre me ha parecido algo ingenuo en sus planteamientos, como la mayor parte de los autores de ciencia ficción clásicos (Dick,Pierre Boulle...)

Me ha gustado tu blog, pasaré amenudo.

Pedro.