El pasado viernes asistí de nuevo a una de las actividades que organizan los amigos de Biblioforum Sevilla, esta vez en Casa del Libro. Con el título Desencuadernando mitos, Concha Perea, Juan Antonio Caro y Teo Palacios desgranaron los secretillos de algunos de los cuentos más conocidos.
Concha Perea hizo la introducción y comenzó destacando cuán populares se han hecho algunos cuentos. Aunque alguien no sea un lector muy ávido, seguramente conocerá muchos de los cuentos tradicionales, de esos que se suelen narrar verbalmente a los niños. De hecho, los cuentos tuvieron su origen en la tradición oral y, más tarde, personajes como Charles Perrault hicieron un trabajo de recopilación (Cuentos de antaño). Uno de los primeros cuentos escritos es el Cuento de los dos hermanos, un relato egipcio del siglo XIII a.C. muy similar a Hansel y Gretel. En efecto, los cuentos narran historias que permanecen; aunque se adapten a los tiempos y a la cultura local, los hechos principales se mantienen.
La narración de los cuentos hizo surgir, al escucharlos, la necesidad en algunas personas de escribir cuentos literarios, hasta el punto de que algunos tuvieron tanto éxito que se hicieron populares y pasaron también a la tradición oral.
Mientras los hermanos Grimm, eruditos alemanes que se autoproclamaban folcloristas patrióticos, elaboraron versiones más dulces de cuentos ya existentes, los cuentos españoles suelen ser más crudos y se resuelven con humor e ingenio (en su época, los cuentos de Calleja tuvieron mucho éxito). Por su parte, Andersen no se dedicó a recopilar cuentos, sino a inventarlos, quizá con retazos de historias que había oído.
Después de endulzarnos la actividad con unos caramelos para celebrar su cumpleaños y endulzar la charla, Juan Antonio Caro hizo un repaso de los cuentos más conocidos, con ayuda de Teo Palacios, comparando las versiones de Perrault, que siempre tenían moraleja, y los Grimm, que volvieron a contar los cuentos recopilados por Perrault un siglo después, sumándolos a los cuentos alemanes más populares.
De este modo, se compararon ambas versiones de Caperucita Roja, La bella durmiente y La Cenicienta, pero también se habló de El gato con botas de Perrault, Blancanieves (que tuvo un precedente italiano en Blancanieves y Rosarroja), Hansel y Gretel y Rapunzel de los hermanos Grimm, y La sirenita de Andersen.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. La tarde concluyó tras un breve encuentro con mi amigo Javier Oliva, un escritor madrileño que acababa de presentar en FNAC su última novela: La Torre del Gallo. Me alegró mucho poder hablar con él, pues hacía años que no coincidíamos, y encontrarle tan animado con su labor literaria.
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