miércoles, 16 de abril de 2008

Diez semanas

La pequeña Irene cumple hoy diez semanas. Ya hace más de dos meses que nació y parece que fue ayer. Al mismo tiempo, los días que han transcurrido desde entonces han sido muy intensos y han estado llenos de experiencias emocionantes. Antes de tenerla, pensaba que los primeros meses serían los más difíciles y en los que más habría que conformarse con contemplarla, pero esta niña llena de vida nos asombra casi diariamente con nuevos gestos y nuevas reacciones. Cada momento es inolvidable.

Irene ya pesa cuatro kilos y medio. Desde el lunes, no para de sonreír, por cualquier cosa y ante cualquier estímulo. Además, algunas sonrisas ya se han convertido en carcajadas y van acompañadas de sonoros ruiditos. A veces se ríe sola, cuando algo le sorprende. Pero también lo hace cuando le soplan suavemente en la carita, algo que le da mucho gustito; o al contemplar las lámparas, que le fascinan, sobre todo la del salón, que tiene brillos cromados y literalmente la hipnotiza; incluso de algún modo ha descubierto la literatura, pues disfruta viendo cómo gira el ejemplar de la edición de El principito, el primer libro que le regalamos y que tenemos colgado del techo de su habitación.


Por otra parte, responde inmediatamente a los toques de atención. Aún no da muestras de reconocer su nombre (aunque, desde hace mucho, sí que identifica las voces de sus padres), pero, al chasquear los dedos en su presencia, busca el origen del sonido aunque se mueva la mano de un lado a otro. Cada vez duerme menos por el día, pues al parecer le encanta pasárselo en grande y dejar el cansancio para la noche.

El síndrome de paternidad continúa atormentándome. Los lunes resultan especialmente muy duros. Después del fin de semana, echo mucho de menos estar con mis dos chicas y perderme las risotadas de Irene. Es como si también en mi interior se hubieran disparado las hormonas cuando la vi en este mundo por primera vez, tan vulnerable y tan preciosa.

4 comentarios:

Violeta J. dijo...

AInsss, esa babaaaaa!! Alguien tiene un pañuelo?? Mejor dos, que a mi se me ha caído igual, al verla tan feliz, tan adorable en su baño!! Ainss!!
Que preciosidad!!
Besos

Javier Márquez Sánchez dijo...

¡Qué preciosidad! Pero más aún, como bien dice "papá" José Ángel, ¡cuánta vida! Esos ojos y ese esbozo de sonrisa le avivan a uno el alma, y eso que sólo la estoy viendo en una imagen. Compartir con ella todas esas experiencias debe resultar sin duda maravilloso.

¿Le habéis colgado un ejemplar del 'Principito' para que se divierta mirándolo? Jajaja ¡Qué gran idea para que se vaya familiarizando con los libros...!

Un dulce beso para la dulce Irene

José Angel Muriel dijo...

Es una edición especial. Se dobla sobre el lomo, se unen las tapas con un lazo y forman una especie de acordeón con imágenes troqueladas. Se puede poner sobre una superficie plana, pero nosotros lo colgamos de la lámpara. Al hacerlo girar como un tiovivo, las sombras y los reflejos atraen la atención de Irene.

Anónimo dijo...

Si, en esta foto ya se le ve más despierta. Espera a que tenga unos meses más, es increíble la de cosas que aprenden en tan poco tiempo y las cosas que hacen!