Algunos de los aspectos que caracterizan nuestro hábitat actual, por su evolución a través de la tecnología y las comunicaciones, son sus máximas virtudes pero también pueden constituir elementos conflictivos y criticables. No dudo de la naturaleza positiva que supone poner la información de inmediato a disposición de todo el mundo, pero puede suponer un gran problema cuando el usuario de esa información no tiene criterio, experiencia o conocimiento suficiente para discriminar de qué manera le puede ayudar o qué le aporta. Voy a poner dos ejemplos que pueden resultar controvertidos.
Como contaba hace unos días, desde la ventana que tengo a mi lado en la oficina, he podido ver cómo se han desarrollado las labores de montaje (y ahora desmantelamiento) de las estructuras instaladas para la celebración de la Copa Davis en el Estadio Olímpico de Sevilla, así como los entrenamientos de los tenistas. El día de la inauguración cayó un chaparrón. Llovió muy poco, pero bastó para que se produjeran unas molestas justo sobre el terreno de juego. Se trataba de un problema grave, porque la organización debía asegurar el hermetismo del espacio donde se iba a realizar el evento. Lo cierto es que no llovió más y, como pude observar, los operarios no tardaron en subir al techo de la estructura para resolver la situación. Pero, minutos antes, la prensa digital hacía eco de la incidencia con titulares preocupantes en los que se anunciaba la posibilidad de que no se jugara el primer partido. La noticia aún seguía en primer término en las portadas virtuales de los periódicos incluso aunque el público ya estaba empezando a ocupar su plaza en las gradas, dispuesto a asistir a dicho partido. No se puede entender esto más que si se hace con la finalidad de causar voluntariamente algún tipo de perjuicio (el coste de los preparativos solo tenía sentido y sería fructífero si el evento se celebraba con normalidad y el público asistente se comportaba como se esperaba haciendo gastos en la ciudad). Como se demostró después, sobraron los alarmismos. Yo mismo me reí en privado de las goteras y de la falta de fiabilidad que ofrecían los resultados de tantos días de trabajo, pero considero que sobraba la interpretación hecha por algunos medios y la inmediatez con que había reaccionado la prensa digital, que solo conseguía poner nervioso a todo el que pensaba asistir y leía el artículo (apenas cinco frases).
La inmediatez con que puedes comunicar usando la Red está sirviendo para publicar noticias sin que se hayan meditado previamente, con la ética profesional que debe aplicar quien revisa la edición de una publicación de este tipo antes de que salga a la luz. Parte de la prensa sigue usando el sensacionalismo más dañino innecesariamente.
Por otro lado, mientras hacía indagaciones sobre el uso del número 112 para la denuncia y la atención de emergencias, he ido a parar a la entrada de Wikipedia que versa precisamente sobre esto. Todos deberíamos saber que Wikipedia no es una enciclopedia en cuanto que la fiabilidad de la información que recopila no es completa, pero la verdad es que no todos lo sabemos. Lo cierto es que Wikipedia se ha convertido en una referencia respetable por el simple hecho de que se nutre del esfuerzo voluntario de la globalidad que accede a internet. El problema surge porque el criterio con que se selecciona y criba la información que se expone en Wikipedia no es académico. Pero debería serlo.
En la sección sobre “Países que disponen del 112”, después de explicar que se utiliza en Europa y en algunos puntos de América, se añade:
“En Spira, el 112 también es el número de emergencias a nivel nacional, encontrándose disponible en los 56 estados del país”.
Si un estudiante utiliza esta información para documentar un trabajo de clase, a mi juicio perdería muchos puntos, entre otras cosas porque hay que contrastar las fuentes, pero, en función de la edad, no tiene por qué saber hacerlo. ¿Qué es Spira? Un mundo ficticio sacado de unos famosos videojuegos. Pero, en un asunto tan serio y relevante como el 112, ¿por qué se alude a un mundo ficticio en un apartado en el que se habla de los países que disponen del mismo? En todo caso, debería tratarse aparte, como una curiosidad y remarcarse claramente así. Naturalmente, Wikipedia te permite comentar y discutir estos aspectos, pero, de momento, ahí está la equivocación, que puede llevar a creer a alguien que existe un país llamado Spira en el mundo real.
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