Hoy es un día importante, mi
niña, y tus padres quieren escribirte una carta llena de sentimiento y mucho
amor.
Hace justo siete años quisiste adelantar tu
llegada a este mundo para sorpresa de los que con tanta ilusión te esperábamos.
Fue una fecha señalada por muchas circunstancias: Miércoles de ceniza (el más
temprano que se puede dar en el calendario), último
día del año según calendario chino, 6ª semana del año, 6º día del mes y además
naciste aproximadamente sobre las 6:00 de la tarde.
Fuiste el mejor regalo de cumpleaños que pudiera
imaginar tu madre ya que dos días después celebraba contigo su trigésimo tercer
aniversario.
Tu nacimiento fue por cesárea, pues te empeñaste
en situar tu cabecita cerca del corazón de mamá y por eso no fue posible
que vinieses de forma natural. Aun
así, tus llantos consiguieron despertar a tu mamá de la anestesia y pudo vivir
con intensa emoción el momento en que llegaste a este mundo.
Estabas asustada y muy nerviosa. El equipo médico,
al ver que tu mamá estaba despierta, colocó tu pequeña cabecita junto a la suya
e instintivamente mamá empezó a canturrear la canción que tantas veces te había
cantado mientras estabas en su vientre. Para sorpresa de todos los presentes
dejaste de llorar de manera
inmediata. Las dos estabais felices. Eso sí, en cuanto te sacaron del quirófano
y te separaron de mamá rompiste a llorar de nuevo, hasta que tu padre, que te esperaba
emocionado y nervioso, cogía a su mayor tesoro en brazos.
El que fueses prematura no facilitó precisamente
tu crianza los dos primeros años, pero, aunque no faltaron malos momentos y de
gran preocupación por tu salud, fueron
años de mucha felicidad y dedicación a tu persona, a nuestra niña, a nuestra
preciosa y feliz bailarina.
Según dicen, cuando se cumple siete años se
adquiere ya el suficiente sentido común para forjar tu propia personalidad, empiezas
a tomar tus propias decisiones, a recopilar tus propios recuerdos, a tomar
conciencia de lo que se debe hacer y sentir... Pero creemos que tú ya naciste
con un increíble sentido común y una madurez muy por encima de lo que te
correspondía a tu corta edad.
Irene, eres alegre, divertida, cariñosa, muy
buena hija, hermana, nieta, sobrina y prima. Siempre rodeada de amigas y gente
que te quiere. Religiosa y siempre
dispuesta a ayudar a tus compañeros, especialmente a quien tú consideras que lo
necesitan más. Y no es que lo digamos tus padres, sino que es lo que nos han trasmitido siempre las
profesoras de cuya guía has disfrutado hasta ahora.
Como tú dices, lo que mejor se te da es bailar,
pero lo que no sabes es que tú solita estás consiguiendo que tus padres, tu
hermano, tu familia y Manolo estén disfrutando de esta vida como si de un hermoso
baile se tratara gracias a tu compañía.
Te queremos Irene, te necesitamos. No te quepa
duda de que cometerás errores, que los cometeremos tus padres, como venimos
cometiendo casi a diario, pero siempre estaremos
a tu lado. Seguiremos volcándonos en ayudarte a que sigas siendo una buena
persona. A cultivar tu amor y dedicación por tus aficiones: al baile, a la lectura y escritura, a tus juegos
preferidos, etc.
Queda tanto por hacer y ofrecerte...Ten
paciencia con nosotros mi amor. No siempre somos los padres modélicos pero
sabes que nos esforzamos y seguiremos haciéndolo por ofreceros a ti y a tu
hermano todo lo mejor que nos permitan nuestras posibilidades.
Sigue mirándonos con esa admiración y cariño
como haces a diario. Ni te imaginas lo que significa para nosotros...
TE QUEREMOS
Mamá y papá