La editorial colombiana Ediciones DMC, que se define como editor de libros, textos y proyectos, ha abierto una sección en su web dedicada a autores de habla hispana y he tenido el placer y el privilegio de ser el primero al que han dedicado una página para publicar algunos de mis relatos. Para empezar, podéis leer Te conozco.
Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?
jueves, 31 de mayo de 2007
miércoles, 30 de mayo de 2007
Reflexiones de un ególatra: La dictadura del capitalismo democrático
Antes, María se despertaba escuchando unos minutos de su programa favorito. Aunque sigue sintonizando la misma frecuencia, hace unos meses la emisora cambió de dueño, incluso de marca y programación. Desde entonces, cuando suena el despertador, lo único que oye es una sucesión de canciones; el locutor ni siquiera se molesta en indicar el título o el autor, por lo que la música se convierte en mero ruido de fondo. Tal vez por eso ya no se levanta con el mismo buen humor.
Luego, María se ducha, se viste y, en circunstancias normales, toma algo para desayunar. Pero hoy no, no le da tiempo. Anoche, a última hora, se enteró casi por casualidad de que la compañía de transporte público comenzaba una huelga y sólo mantendría los servicios mínimos. Eso supondría esperar media hora más, tal vez tres cuartos de hora más, en la parada del autobús, formando parte de una larga cola y apretándose contra los demás usuarios dentro del vehículo. Poco cómodo, incluso desagradable, porque, a pesar de que es temprano, la temperatura es alta. Empieza a sentirse el calor del inminente verano.
Se equivoca en sus previsiones. El primer autobús viene cargado hasta los topes y no se detiene. Se ve obligada a esperar al siguiente. Se percata, demasiado tarde, de que hubiera llegado antes andando. En ese instante le resulta evidente que llegará tarde al trabajo. Como consecuencia, tendrá que justificar el retraso al fichar a la entrada y deberá recuperar el tiempo perdido saliendo más tarde de su hora habitual. Probablemente, eso le impedirá llegar a la oficina municipal antes de que cierren para gestionar unos trámites que le urgen. Empieza a sentirse enojada.
Cuando alguien manifiesta sus protestas paralizando la actividad normal de su trabajo, otros sufren las consecuencias. A veces, la suspensión de la actividad viene acompañada de actos desmedidos e irracionales, agresiones a la propiedad pública o privada. Por ejemplo, hace dos semanas, el cuerpo de bomberos organizó una manifestación en la Plaza Mayor, reclamando la descongelación de sus sueldos. Algunos de ellos asaltaron una sección del Ayuntamiento y arrojaron a la calle pesados archivadores, que se destrozaron contra el suelo esparciendo toda la documentación que contenían. Se trataba de los muebles donde se almacenaban expedientes pendientes de revisión para la concesión de subvenciones sociales. Al mismo tiempo que atentaban contra el derecho a la privacidad y la confidencialidad de datos de los afectados, destruían la posibilidad de recibir una ayuda para numerosos ciudadanos. En el caso de María, que convive con su anciana madre, a la que cada vez le resulta más difícil cuidar, tiene que volver a presentar toda la documentación, justo cuando estaba a punto de recibir la ayuda económica que le permitiría contratar a alguien por horas para atender a su madre. Pero esta nueva huelga le impedirá hacerlo hoy, como tenía pensado, y alargará el plazo de su solicitud.
Esa mañana, María no solo llega tarde al trabajo, sino que además llegan a sus oídos unos terribles rumores. Se avecina una nueva venta de la compañía. Posiblemente, eso traiga aparejado otro expediente de regulación de empleo, el tercero. Los empleados, a expensas ya no de la cúpula directiva, sino de las altas esferas de la empresa, ven oscilar su estabilidad laboral, a expensas de los intereses de los accionistas, que compran y venden para ganar más dinero, sin preocuparse por lo que eso implica para la gente que mantiene vivo el negocio que le ha permitido lograr esos beneficios. De nuevo, María ve peligrar su puesto. Probablemente, la empresa, en la que habían invertido instituciones locales, finalmente caiga en manos de alguna internacional. Y el Estado no se opondrá, tampoco ningún organismo regional ni provincial. Ni siquiera, lo que es aún peor, las autoridades locales impedirán que desaparezca una empresa que ha sido tan importante para la ciudad y que da de comer a un buen número de ciudadanos. Sólo importan las ganancias.
El padre de María murió lleno de indignación, porque no entendía que la sociedad actual, tan sofisticada y avanzada, no fuera capaz de dar un trabajo seguro de por vida, como el que él tenía, a una trabajadora culta, entregada y voluntariosa como su hija. ¿Para qué servían entonces los estudios y los sacrificios personales?
María no es tonta. No hace falta leer la prensa o ver las noticias (de hecho, es mejor no hacerlo) para comprender lo que está pasando en el mundo, lo que está volviendo tan difícil la vida para todos. Es algo que se ha apoderado de nuestras ciudades, de nuestros países, de nuestros sueños y nuestras ilusiones. Es algo que lo vuelve todo homogéneo, que ha uniformizado los lugares por los que ha ido pasando. Los países han perdido su soberanía, no tienen poder sobre su propia industria, su economía o la publicidad; todo llega de fuera, desde las naciones más fuertes. Tanto es así que el patriotismo se ha desvanecido. Si todo es igual, ¿quién va a amar el sitio donde nació, su lugar de origen?
domingo, 27 de mayo de 2007
Estudios grafológicos
Un amigo me ha escrito contándome una curiosidad. Hay un sitio web que permite hacer un rápido estudio grafológico de la firma y de un texto, permitiendo deducir algunos aspectos del carácter y la personalidad de su autor.
Sobre mi firma, he considerado las siguientes características:
Ubicación: Centro absoluto.
Tamaño: mediana.
Forma: predominio de las formas rectas.
Dirección: ascendente.
Velocidad: media.
Presión: intermedia.
Tipo de rúbrica: línea.
Coherencia: algunas letras (parcialmente legible).
Mayúsculas: altas.
Proyección: solo los nombres.
Y el informe ha sido:
"Grafológicamente, la firma es una biografía abreviada de su autor. Debe observarse conjuntamente con un texto que la acompañe, pero de cualquier forma, de acuerdo a ciertas características específicas de su signatura, se puede distinguir lo siguiente:
La ubicación en el papel indica que se manifiesta como una persona centrada, que marca presencia.
Según el tamaño de la firma, mediano, tiende a una extraversión moderada.
El predominio de formas rectas, revela disciplina, orden y cierto pragmatismo.
El ángulo ascendente indica una buena ambición y deseo de superación.
La velocidad media señala una persona medida y justa en su accionar.
Según la presión de la escritura, posee un temperamento práctico y activo.
La rúbrica indica seguridad y determinación; una persona que busca concretar sus metas, enfrentando los desafíos y las nuevas situaciones.
Al tener solo algunas letras legibles, indica que toma ciertas reservas antes de conceder su confianza a los demás.
La utilización de las mayúsculas en la firma permite deducir que tiene una buena autovaloración y autoimagen.
El predominio del nombre, demuestra un 'Yo' íntimo muy fuerte, y una gran autoaceptación.
Las características precedentes de este informe son generales, y están enteramente basadas en lo que representa su estampa personal en el momento instantáneo en que la escribió, y muchos factores están sujetos al cambio permanente según el devenir de la vida."
Por otra parte, una vez copiado el texto que se propone, las características que he estimado sobre él han sido:
Margen izquierdo: normal.
Margen derecho: normal.
Margen superior: amplio.
Distribución: normal.
Dimensión: mediana.
Forma: curvilínea.
Inclinación: dextrógira.
Dirección: ascendente.
Velocidad: media.
Continuidad: ligada.
Presión: intermedia.
Crestas: largas.
Ejes: bastonados.
Siendo el informe resultante:
"De acuerdo con su escritura, usted:
Es un individuo con un estilo de vida normal, sencillo. De buen criterio, cauteloso.
Autocontrolado. Pulcro. Con deseos de originalidad.
Respetuoso y considerado. Protocolario.
Sobrio, cortés. Simpático y gentil. Con sentido común, sencillez y amor por la justicia.
Con capacidad de organización y realización. Sociable. Con equilibrio emocional.
Afectuoso. Sensible. De fácil adaptación a las situaciones en general. Espontáneo. Amable. De carácter natural y expansivo.
Adaptable. Con tendencia a la colaboración y la solidaridad. Comunicativo. Expresivo.
Con tendencia a la actividad y a la iniciativa. De espíritu emprendedor y entusiasta. Posee una sensación íntima de fuerza y poder creador. Dinámico. Con imaginación y fantasía. Combativo.
De inteligencia observadora y reflexiva, recoge los datos, los clasifica y luego interviene en las cosas y en los hechos. De buena presencia de ánimo, busca el acuerdo entre los intereses materiales y afectivos. Se mueve con sobriedad y precisión, sin agitarse. De buena memoria y sentido del humor.
Con buenos dotes para el razonamiento deductivo. Facilidad de asimilación e integración de conocimientos. Cualidades para la investigación, la clasificación y el análisis. Memorioso. Con Tendencia al contacto social. De carácter espontáneo y natural.
Tiende a aceptar los hechos y las situaciones con el mayor grado de adaptación posible, aunque puede oponerse a todo lo que considere inmoral o injusto. No huye ante el esfuerzo.
Soñador. Suele dispersarse.
Práctico. Rápido en las tareas."
¿Serán estas afirmaciones tan acertadas como parecen?
miércoles, 23 de mayo de 2007
La biblioteca: El desván de los cuervos solitarios
Este libro, presentado durante la HispaCon 2006 en Dos Hermanas (Sevilla), recoge relatos de varios autores reunidos bajo el nombre de El Círculo de los Escritores Errantes. Se trata de cuentos de género fosco, terror en diferentes estados, que, si bien no muestran una especial originalidad general en sus argumentos, sí que resultan más que entretenidos y evocan otras obras, otras novelas e incluso alguna película. Cada autor recrea un ambiente distinto de forma bastante acertada y consigue cautivar al lector. Es un recopilatorio de excelente calidad e intensa lectura y al alcance de todo bolsillo.
Reproduzco un fragmento del prólogo en el que se comentan los nueve cuentos:
- En El cuervo del sepulturero se da una muestra de la más clásica ambientación gótica, la variante fosca más antigua y germen de todas las demás, caracterizada sobre todo por el espíritu romántico desprestigiado hacia, como no, lo siniestro.
- Experimento fallido nos sumerge de lleno en la ci-fi oscura, una de las variantes más interesantes al fusionar dos géneros claramente diferenciados como son el terror y la ciencia ficción.
- Palmeros de sangre representa el espíritu de nuestros hermanos latinoamericanos cuya aportación al género fantástico en general y al fosco en particular es sinceramente envidiable, en muchos casos difícil de superar. Este relato es un guiño a su buen hacer literario.
- Madre representa una de las variantes más duras de este género. No hablamos del gore, sino del terror amoral, mucho menos sangriento pero más inquietante.
- En Casa de Carón damos protagonismo al horror mitológico al más puro estilo de Lovecraft, otro clásico, no tan antiguo cómo el gótico pero un digno sucesor.
- En Polvo al polvo nos centramos en una variante inusual pero no por ello menos importante: el humor sórdido. No muy conocida pero en alza actualmente. El tiempo dirá.
- La mecánica del alma explora el misterio sobrenatural de principios del siglo pasado, más centrado en el mundo de los muertos que en el de los vivos.
- El ladrón de margaritas exprime el lado más oscuro del género policiaco manteniendo en todo momento la coherencia argumental propia del los relatos de detectives.
- Una nueva esperanza nos sumerge en otro tipo de horror, el cotidiano, aderezando la experiencia con guiños cómplices a nuestro imaginario popular, realzando la impresión de que lo macabro está a la vuelta de la esquina.
Durante la celebración de HispaCon 2006, conocí a algunos de estos Escritores Errantes, un grupo de jóvenes que se conocieron gracias a internet y que, a pesar de la distancia física, han sido capaces de dar forma a este interesante proyecto. Después de disfrutar el libro, hablé con Ernesto Fernández, uno de ellos, para felicitarles y darles mis impresiones (desde aquí extiendo este mensaje a todos). He leído varias antologías de cuentos pero, a pesar de pertenecer a escritores conocidos, ninguna hasta ahora me había parecido tan buena en su conjunto. La calidad es constante y ningún relato destaca por la pérdida de interés, sino todo lo contrario. En la convesación que mantuvimos, Ernesto Fernández resaltaba en particular que uno de los escritores participantes es el célebre Santiago Eximeno.
Podéis leer aquí el prólogo, en el que se define en qué consiste este género fosco, y uno de los relatos.
Datos del libro:
Título: El desván de los cuervos solitarios
Autores: Círculo de Escritores Errantes
ISBN (13): 978-84-611-3073-3
ISBN (10): 84-611-3073-1
Publicación: 10/2006 por Círculo de Escritores Errantes
Nº páginas: 158
martes, 22 de mayo de 2007
Documentación: La alquimia mineral
La teoría que aparece en Ladrones de Atlántida acerca de la utilización de técnicas que reblandecieran la piedra para facilitar la construcción con grandes bloques de granito no es de mi invención. En 1988, el doctor Joseph Davidovits, profesor en la Universidad de Toronto y director del Instituto para la Aplicación de las Ciencias Arqueológicas de Barri, en Florida, publicaba, junto con Marguie Morris, el libro The Pyramids: An Enigma Solved (Dorset Press, Nueva York, 7988), obra fundamental para comprender la técnica del reblandecimiento pétreo en el antiguo Egipto. En ella, se exponen numerosos ejemplos de construcciones de los faraones egipcios realizadas reblandeciendo la piedra, modelándola y posteriormente volviéndola a endurecer una vez era colocada en su emplazamiento definitivo.
El investigador Manuel Delgado afirma que los antiguos egipcios sabían cómo convertir la roca más dura en una pastosa masa que, durante su manipulación, podría recoger restos de otros materiales o formar grumos mientras era manipulada, y cree haber encontrado evidencias de esta avanzada técnica en México, Perú y otros países. Según Delgado, atribuir esa tecnología a una civilización anterior, como la Atlántida, es una cuestión de opiniones.
Davidovits y Morris publicaron una traducción de la Estela de Famine, descubierta en 1889 por Charles Wilbour en la isla de Sehel, a tres kilómetros de Asuán, y formada por más de dos mil seiscientos jeroglíficos dispuestos en treinta y dos columnas, donde se describen, entre otras cosas, las fórmulas dictadas por el dios Jnum al faraón Djoser. Se le conoce también como la Estela Química de Jnum porque en ella, según Davidovits, se encuentra el recetario químico para la construcción de una especie de "piedra filosofaI" capaz de ablandar la roca para luego devolverle su estado sólido de forma homogénea.
domingo, 20 de mayo de 2007
Reflexiones de un ególatra: Verdades que nos ocultan
Aunque no todas sus novelas me parezcan excelentes, no puedo dejar de admirar la narrativa de Milan Kundera. Es inevitable que su halo de influencia ejerza sobre mí alguna acción. De hecho, no puedo negar que una de esas novelas que escribí y que están a la espera de encontrar editor recogen algo de la esencia de Kundera además de alguna que otra cita de sus geniales frases. Quizás lo que me gusta de Kundera es que expresa justo lo que piensa... o lo que pensó, porque quizás hubo una época de su vida en la que no pudo escribir libremente sin miedo a ser terriblemente censurado. En cualquier caso, leyendo La ignorancia he encontrado una de esas exposiciones que hacen reflexionar: el comunismo en Europa murió exactamente doscientos años después de producirse la revolución francesa. O sea, en 1989. Prodigiosa exactitud de acontecimientos. Revolución y... ¿restauración?
Con esta duda inicio mi periplo y voy recordando algunos pensamientos que he escuchado o leído en los últimos días. A eso me anima la idea que subyace durante todo el relato de Ensayo sobre la lucidez. Que no me guste el estilo de Saramago no significa que no sepa apreciar lo que hay bajo la superficie de las palabras. ¿Acaso no vivimos engañados? ¿No hay verdades que se nos ocultan y que nadie parece atreverse a declarar? Eso es más o menos lo que cuenta Saramago en su libro, la manipulación a la que vivimos sometidos sin enterarnos.
El domingo pasado, una conocida escritora que acaba de publicar una obra sobre Líbano respondía a sus lectores acerca de lo que pensaba con respecto a la guerra de Irak. Su contestación se había paseado por mis adentros en más de una ocasión pero nunca la había visto tan clara hasta que salió por su boca. La guerra de Irak es un tremendo éxito para Estados Unidos, que ha conseguido lo que quería: despedazar el Próximo Oriente para que Israel imponga su criterio. Es verdad, es eso lo que han hecho siempre. Son unos chapuceros, sacan beneficios políticos y económicos para ellos y sus aliados destruyendo a otros, aunque, aparentemente, en el campo de batalla no haya ganadores. ¿Por qué no nos hablan en los medios de comunicación de este punto de vista? ¿Por qué nos acribillan simplemente con guerra sí, guerra no? Siempre hay algo detrás, pero no nos lo explican porque la ignorancia es más fácil de controlar.
Alguien muy cercano a mí me ha hecho una observación interesante. ¿Se habla de Suiza alguna vez? No, ¿verdad? ¿Por qué no? Para que este país pase desapercibido, naturalmente. Seguro que no hace mucho os habéis fijado en un mapa de Europa, incluso en alguno de la Unión Europea, y vuestros ojos se han posado en el cerco de naciones de la Unión que rodea a Suiza. Sí, Austria también está en la Unión Europea. ¡Pero si se están planteando la admisión de Turquía, la puerta de Asia! ¿Por qué no se insiste en la incorporación de Suiza, en el corazón de Europa? ¿Por qué? Porque Suiza es la vergüenza de Europa, la han convertido en el lavadero de imagen y de fondos de todo el continente. Es así de lamentable. Y saber eso, saber que se permite la presencia de un país como Suiza al margen de la Unión Europea porque interesa que así sea, que haya una salida para las jugarretas de los poderosos, es lo que me hace desconfiar completamente de la política y estar casi convencido de que no existe un solo político que haga las cosas con honestidad. Decidme uno que haya protestado contra esta conveniente discriminación de Suiza.
En efecto, los medios de comunicación, la prensa, no constituyen un foco de libertad de expresión como nos quieren hacer creer. Detrás de cada canal, de cada emisora, de cada diario, hay una ideología. Todo lo que nos transmiten nos llega manipulado, nunca es objetivo. ¿Será por eso por lo que cada vez veo menos la televisión aunque haya más opciones? Sinceramente, me aburre. Ojalá tuviera el don de la ubicuidad y pudiera comprobar por mis propios medios cómo anda este mundo que tan mal nos venden los periodistas y los políticos. ¿No hay noticias alegres y positivas? No, porque el optimismo nos permite tener tiempo para recapacitar y plantear soluciones, pero a los que gobiernan tampoco les interesa que pensemos más de la cuenta.
martes, 15 de mayo de 2007
El escritorio: La llamada de la vida
¡Ring! ¡Ring!
-¿Dígame?
-Soy la vida.
-¿La vida?
-Sí, la vida, más enigmática de lo que quisieras, más atroz de lo que puedes imaginar.
-Bueno, yo tengo mucha imaginación.
-Pero al imaginar te basas en los recuerdos y confías demasiado en la memoria, que es perversa y antojadiza. Nunca podrás describir algo con exactitud. Sólo podrás concebir tu versión de los hechos, pura ficción.
-Dejemos la ficción para los libros...
-Dejemos los libros para quienes los leen y quienes los escriben. Los que escriben, cuando lo hacen, se embarcan en una aventura, con sus lectores como tripulantes.
-En realidad, a veces prefiero olvidarme de la ficción y leer libros que traten temas más mundanos, sobre la realidad, sobre la vida...
-No me extraña, al fin y al cabo, soy como una novela.
Tut, tut, tut...
domingo, 13 de mayo de 2007
Taller: La carrera previa del escritor (IX)
Coedición y autoedición
Como todos intuimos, el mercado editorial no es más que otro negocio. Un negocio en el que los autores noveles difícilmente pueden introducirse. Y así hay que verlo siempre, por mucho que nos gusten los libros y nos guste leerlos. Existen cauces alternativos para acelerar el ingreso del autor en el mercado de los libros. Por ejemplo, la coedición y la autoedición.
En la autoedición, en lugar de vender su manuscrito a una editorial, el autor financia él mismo la publicación. Según sus necesidades, tiene varias opciones: llevar su obra ya preparada a una imprenta, contratar unos servicios editoriales o pagar a una editorial que trabaje por encargo.
A veces, a los autores les interesa publicar bajo el nombre de una editorial, que además de contar con la ventaja de tener organizado todo el proceso editorial, les puede servir de respaldo y garantía. Pero antes de optar por esta fórmula, hay que pedir presupuestos y calcular los gastos.
Si el autor y el editor llegan a un acuerdo, firman un contrato de encargo donde se fija el número de ejemplares y se acuerda la forma de distribución. Sin ignorar la inversión que supone para el autor y el riesgo de no recuperarla, la distribución y difusión son los aspectos primordiales a considerar. El autor se puede quedar con todos los ejemplares, para distribuirlos él mismo –esto es pura autoedición-, o puede repartirlos parcial o totalmente mediante los mecanismos habituales de la editorial, lo que denominaríamos coedición. En cualquier caso, la coedición consiste además en soportar de forma permanente una parte de los costes de la edición del libro realizando inversiones por cada tirada que se imprima. En este sentido, estas editoriales trabajan más bien como empresas de servicios que captan cierta cantidad de dinero y no tienen que preocuparse por las ventas del libro.
Con esta fórmula el autor paga todos los gastos de la edición (maquetación, corrección de pruebas si existe, impresión y encuadernación), y tiene derecho a ver todas las pruebas, a modificarlas y a decidir sobre la portada y presentación (posiblemente incluso pueda presentar opciones de su diseño), obteniendo mayor control sobre el proceso de edición. El editor, por su parte, se encarga únicamente de las labores de edición, y no arriesga dinero en el proceso, ya que asume que la obra no es comercial y no tiene asegurada la venta. Pero afronta con sus recursos la posterior distribución en los puntos de venta si así se ha acordado.
Cuidado con esta opción. Resulta curioso que, si vas a cualquier librería, los libros editados por estas empresas brillan por su ausencia. No es casual, los libreros suelen rechazar los libros autoeditados.
Habría que realizar todas las comprobaciones que proponía Entrelíneas Editores, porque ha habido incluso fraudes como el de la editorial Jamais, que buscaba jóvenes promesas, se lo planteaba a los autores todo muy bonito y se quedaba con su dinero. Si eres un autor desconocido, sospecha siempre que sea el editor quien acuda a ti, especialmente si tienes que aportar dinero.
Este camino es tortuoso. Si decides seguir adelante por él, no olvides que venderás tantos ejemplares como tú mismo seas capaz de promocionar, no muchos más. Así que el dinero que inviertas, posiblemente, no lo recuperes. En cambio, el tener publicado un libro ampliará tu currículo, más aún si lo acompañas de apariciones en prensa y alguna que otra presentación. Tienes que preparar el camino, que no se hace por sí solo como podrás suponer. Requerirá mucho trabajo, para el que tienes que estar dispuesto. Porque el libro por sí solo no se va a vender. Si las ventas van a depender de ti, lo tendrás crudo. ¿Cuántos amigos tienes? Pues divide por la mitad y te aproximarás al número de ejemplares vendidos (no lo decimos porque te vayan a fallar tus amigos, sino por ser realistas). Es muy difícil, porque el principal inconveniente de un libro es precisamente la distribución y la venta. Si lo vendes tú, el libro difícilmente se conocerá. El efecto del boca a boca funciona, pero con suma lentitud.
Colocarlo en las librerías es difícil incluso para los distribuidores, así que imagina cuánto lo será para el autor desconocido. Los libreros no corren riesgos en su negocio porque tienen que administrar el espacio que les ofrecen sus locales, así que, con la masiva entrada de libros nuevos cada semana, optan por los que tienen un porvenir más seguro.
Hacerse editor es la última vía que podemos comentar. Para esto hay que ser valiente y estar decidido. Pero todo sale adelante si trabajas. Te aseguras la fidelidad de una buena imprenta y de una empresa de mensajería, te haces editor, y ya tienes compuesto el negocio completo. Así lo hizo Iván López Morales con Ediciones Logosur, logrando vender más de 3.000 ejemplares de su primera novela Probando el Hardcore.
Independientemente de la vía utilizada, es esencial la difusión de obras por Internet y la publicación de textos en sitios gratuitos para darse a conocer.
Experiencia personal
Os contaré mi propia experiencia: Publiqué mi primera novela, Ladrones de Atlántida, con Nuevos Autores. Por las circunstancias personales (era el momento y debía aprovecharlo), no me apetecía esperar a los fallos de algún concurso o a las decisiones de una gran editorial, así que, finalmente, me decanté por contactar con empresas de autoedición y coedición. Ofrecían servicios muy tentadores y sus informes acerca de la novela fueron bastante alentadores, pero no terminaron de convencerme, porque el autor arriesgaba siempre una inversión a cambio, eso sí, de altos márgenes de ganancias (hasta el 50% en coedición).
Alguien me habló de Nuevos Autores y me decidí a enviarles la obra. Cuando obtuve su respuesta habían pasado unos seis o siete meses desde que empezara la búsqueda. Las condiciones que proponían me parecieron aceptables (asumí las restricciones en los recursos que podía aportar la editorial por ser pequeña), así que me embarqué con ellos. Gracias a la especial relación que se estableció con la editorial, he podido participar en el proceso de elaboración de la maqueta e incluso imponer mis propuestas de diseño en portada y contraportada. Así que, si el aspecto del libro puede influir en la decisión del posible lector cuando lo vea en una librería, gran parte de la responsabilidad es del autor.
Es difícil que el libro de un novato se vea en los escaparates de las librerías. Por eso sentí gran satisfacción cuando el mío estuvo en las estanterías de algunas muy importantes y figuró como novedad en diversos establecimientos. La distribución no ha funcionado como debería, pero publicar de este modo ha tenido también sus ventajas, pues me he dado a conocer y me ha permitido ponerme en contacto con otras personas y otros editores. Ya antes de firmar el contrato, me esperaba esto y yo mismo tomé la iniciativa en la difusión y promoción de la novela dado que los recursos de la editorial eran muy limitados.
Aunque supuso una inversión por mi parte en concepto de preparación de la maqueta, la opción que finalmente elegí no es una editorial de coedición. El coste era significativamente inferior al que me sugerían por coedición o autoedición otras empresas. No obstante, la primera edición constaba sólo de 300 ejemplares; son pocos, supongo que porque de esta forma el riesgo de la editorial se minimiza si el libro no resulta bien en el mercado. Publicar con una editorial de coedición implicaba pagar una parte de los costes cada vez que se lanzaba una nueva edición de la novela a cambio de unos márgenes de beneficios mayores (hasta el 50%) e intervenir en la venta del libro directamente (suele recaer en el autor el 50% de los ejemplares impresos). Yo no quería tener que invertir dinero cada vez que fuera preciso imprimir ejemplares y ésta es otra de las razones por las que elegí a Nuevos Autores. Por otra parte, de esta forma, la editorial no pondría tanto interés en el éxito del libro porque los gastos principales quedaban cubiertos por el autor.
Hasta el momento hay dos beneficios importantes por el simple hecho de haber publicado mi primera novela:
1) Tal como quería, he visto la obra publicada, cumpliendo así mi sueño y ampliando mi currículo. Aunque no se vendieran suficientes ejemplares, no lo consideraría un fracaso, porque he realizado mi viaje personal, cubriendo mis ilusiones. La satisfacción de ver tu libro en las estanterías de las librerías e incluso ver cómo la gente lo mira y lo compra, es casi insuperable.
2) Igualmente importante, los lectores ya pueden leer mi obra. Como otras veces he dicho, el escritor escribe para ser leído. Si no hubiera publicado, esto nunca habría pasado.
Hay otras consecuencias de la publicación de la novela. Por ejemplo, cuando ya tienes el libro en la mano, con tu código ISBN, se empiezan a abrir puertas. El libro editado te permite hablar con libreros, bibliotecas y otras instituciones y organizar por ti mismo y a tu manera la promoción que quieras hacer (presentaciones, firmas, encuentros, etc). Claro está que esto implica un esfuerzo importante por parte del autor.
Si alguien me pidiera a partir de ahora mi opinión acerca de recurrir a alguna de esas editoriales que te piden un desembolso de dinero a cambio de publicar el libro, le diría, para evitarle un disgusto, que lo olvidase para siempre. Como ya comentamos antes, si para publicar tienes que poner dinero, olvídalo. Busca otra opción. Las hay, aunque resulten complicadas. Si el libro es bueno, puede terminar cayendo en las manos de la persona adecuada. Aunque para ello tengan que pasar años.
Os aviso, no obstante, que, si de todas formas, queréis publicar a toda costa vuestro libro -no está de más engrosar el currículo de escritor-, Nuevos Autores no dejaría de ser mala alternativa, porque al menos esta editorial no queda marcada y repudiada en general por los libreros. Me explico. Cuando una editorial publica un libro, se puede averiguar por el ISBN qué editorial lo publicó. Las editoriales de autoedición y coedición tienen un código de editorial singular que los libreros detectan inmediatamente y, como consecuencia, suelen ignorar en sus pedidos de novedades. Generalmente, un librero nunca aceptará un libro de estas características porque el único respaldo que recibe el libro en realidad es el del propio autor, un desconocido. Nuevos Autores no se encuentra clasificada entre esas editoriales, tal vez por los términos en que trabaja con los autores.
Si, de todas formas, os embarcáis con Nuevos Autores, debéis saber que os regiréis por las siguientes condiciones:
-Probablemente nunca recuperaréis la inversión realizada. Consideradla a fondo perdido.
-Sólo se venderán los ejemplares que el propio autor, de una u otra forma, consiga colocar.
-Todo el esfuerzo de promoción recaerá en el autor y en lo que él quiera hacer.
Si confías en ti y en tu obra, puedo asegurarte que el esfuerzo valdrá la pena y el dinero estará bien invertido. Pero que no te engatusen. Cada uno de los puntos anteriores se cumple a rajatabla tal como he dicho.
Con mi trabajo adicional, el resultado ha sido que:
-He conocido a libreros, distribuidores, críticos, expertos y periodistas y he hecho amigos.
-He salido repetidamente en prensa.
-He recibido buenas críticas sobre la calidad de la obra. Eso no sólo significa buena imagen sino que reafirma la propia seguridad del autor ante su obra. Sabe que debe seguir adelante.
-Y, sobre todo, otras editoriales están valorando actualmente mi trabajo, saltando los procedimientos habituales (pueden tardar hasta dos años en dar respuesta y yo la tendré en unos meses).
Nota: Material extraído del taller literario “Tengo una historia, ¿quién me la publica?” impartido el 27 de mayo de 2006 durante las I Jornadas de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, Sevilla.
martes, 8 de mayo de 2007
Colaboraciones: Columpios, de Fernando Fernández Freijo
Un día entró en ¡¡Ábrete, libro!! y empezó a deleitarnos con sus composiciones. Otro día, algo más tarde, una amiga común le regaló Ladrones de Atlántida, lo leyó y le gustó. Tanto como para querer entrevistarme en su propio blog. Como si estuviera relatándonos un cuento, Fernando nos introduce en un fragmento de su memoria y nos dice de él mismo:
"Como aquellos entrañables personajes de las películas de Ford que eran medio irlandeses, yo soy medio gallego. Mis raíces se hunden en aquella tierra, una tierra que me acogió y cobijó en los dos meses de vacaciones que vivíamos en las aldeas de mis padres en Lugo. Para un niño no había mejor lugar donde soñar cientos de aventuras que un pedazo de tierra olvidada del mundo, rodeada de docenas de modestos montes que parecían escondernos de la vida. Ya las casas eran diferentes a las que veía acá. No eran bloques de cemento y ladrillo imitando a la torre de babel en su loca carrera hacia el cielo. No. Las casas, solitarias, de aspecto inquebrantable, tenían personalidad, parecían que estaban en consonancia con sus moradores. Siempre me pareció curioso que al lado de la puerta principal estuviera la puerta del establo, que las vacas y las personas se confundieran en algunos momentos del día.
Recuerdo aquellas aldeas y sólo puedo definirlas como mágicas. Los caminos estaban iluminados por la luz humilde de las luciérnagas, pequeños puntos verdes que parecían moverse con el paso de las estrellas, las casas abandonadas llamaban nuestra atención y nos descubrían temores desconocidos, la escuela en ruinas, solo dos paredes hundidas en la tierra, nos hablaba de otra época donde los niños de todas las edades se juntaban antes de trabajar en el campo. Allí olvidaba la rutina de los estudios y los patios de colegio, me sentí mayor, hombre, en plena adolescencia, cuando acompañaba a mis primos a trabajar en la hierba seca o a recoger hierba verde para las vacas y yo regresaba en el remolque del tractor, subido a una altura que me hacía sentir inalcanzable.
Pasé un decenio sin pisar los prados de la Ribeira, sin ver las caras curtidas y ajadas de mis abuelos y tíos. Regresé con 29 años, con una permanente sensación de pérdida, y pude ver los paisajes de mi infancia con mi mirada de adulto. Y todo aquello, los paisajes, las personas, los recuerdos, crecieron, se asentaron para siempre en mí. Tal vez por eso me atraen tanto las historias de regresos, confrontar el pasado en un presente herido, buscar un refugio donde restañar las heridas para seguir adelante."
Sus relatos siempre me gustaron, así que he aprovechado la ocasión para pedirle uno prestado:
Estaba apoyado en la valla de madera, esperando que la niña desaliñada e indomable apareciera en el parque de juegos. Solía fijarme en ella en los recreos. Cuando jugábamos al escondite o al fútbol o al corre que te pillo ella se quedaba sentada en una esquina, sola, siempre sola, leyendo un libro de páginas usadas y grasientas. Me gustaba observar cómo pasaba la mirada veloz por las frases desconocidas y aprender los cambios en la expresión de su cuerpo que iban de la comicidad de una sonrisa sincera a la evidente tristeza que le hacía detener el paso de una página a otra como si tuviera miedo a descubrir cómo seguía la historia, pasando por los nervios de unos dedos que apretaban con pasión el desvencijado libro o la mirada que parecía estar muy lejos del recreo. No se parecía a las otras niñas, era fuerte, decidida e impulsiva, vestía de manera desordenada y su melena se asilvestraba en torno a su blanca cara, casi tapaba sus ojos, curiosos y aventureros y enormes, profundos y negros como un pozo, y sus labios agrietados, intransigentes, nunca se separaban. Su atracción en mí era imparable, tanto, que me convertí en su sombra. Vivía en una casa de dos pisos, con un pequeño jardín a la entrada con una de esas antiguas fuentes manuales junto a un modesto abrevadero pero sin columpios o juguetes esparcidos por el suelo, sólo un par de árboles que utilizaba como refugio en las noches de calor y luna llena y una hamaca donde se tumbaba a leer esos libros que devoraba. Al atardecer iba al parque de juegos para columpiarse. Lo hacía con fuerza, como si quisiera alcanzar el cielo y, cuando tomaba suficiente impulso, se lanzaba al vacío y caía de pie sobre la tierra. Siempre de pie. Realizaba una marca en el suelo sólo perceptible para ella. Y cada día la marca se acercaba a la valla.
Esa tarde el viento era extraño, golpeaba sin orden, a ráfagas violentas y si eras un niño descuidado y torpe como yo acababas tropezando y cayendo de bruces sobre el suelo. Salió de entre los árboles. Me miró, sorprendida, porque por primera vez había decidido hacerme presente. Llevaba un vestido azul claro que le llegaba a los delgados y fibrosos muslos. Cada dos pasos se detenía para subirse los tirantes que le resbalaban por el hombro. Se acomodó en el columpio, se agarró con energía, tomó impulso, estiró las piernas y empezó a volar. Poco a poco alcanzaba la altura máxima. Sentí que su figura se fundía con el cielo. Entonces, cuando veía que no podría subir más, saltó. Pero el viento indeciso la hizo perder el equilibrio y cayó de rodillas sobre la tierra. Y gritó de dolor. Se retorció en el suelo, llorando con rabia. Olvidé mi condición de sombra y me acerqué a ella. Vi a su lado una botella rota salpicada con la sangre que manaba incansable de una honda herida en su rodilla. Miré alrededor, buscando una solución mágica que me permitiera ayudar a la niña desaliñada e indomable. Pero sólo era un niño de 10 años sin experiencia. Puse mis manos en su rodilla esperando cortar el río de sangre y mis manos se empaparon de un rojo oscuro. Al ver mis manos bañadas con su sangre me las llevé a la boca y lamí mis dedos y las palmas de mis manos y sentí cómo su sangre bajaba por mi garganta con un sabor agridulce que me tomó por completo. Me miró con asombro y expectación, parecía querer adivinar cuál iba a ser mi siguiente paso. La ayudé a levantarse. No podía andar. Así que la cargué sobre mi espalda. Andaba a duras penas entre su peso y las ráfagas inesperadas de viento pero sentía su melena asilvestrada confundida con la mía, su aliento que me acariciaba la nuca, las manos sobre mi pecho y mis manos en sus piernas. Y en ese preciso instante supe que no podría amar a otra niña más que a ella. Y susurré, te amaré siempre... Llegamos a la fuente de su casa. La dejé con cuidado sobre el suelo y utilizando mis manos como cuenco pasé el agua fresca sobre su herida con mimo y cuidado. Descubrí que tenía forma de ojo egipcio, como en esas ilustraciones de los libros de arte que ojeaba distraído en las tardes de tormenta. Su madre tomó mi lugar. Y me alejé corriendo.
Han pasado 20 años de aquel día, he ido a la deriva en media docena de ocasiones y me he perdido en otra media. Ahora no hay tierra en el parque de juegos y sí estrafalarios cuadros de goma para evitar heridas, los columpios son nuevos, lustrosos, metálicos, el bosque circundante ha menguado y yo, cada atardecer, espero a esa niña que me hizo regresar para cumplir mi promesa de amarla siempre.
domingo, 6 de mayo de 2007
El escritorio: El test de la vida
¿Cómo es la vida? Como una novela, más enigmática de lo que quisiéramos, más atroz de lo que podemos imaginar.
¿Como imaginamos? Basándonos en los recuerdos que guarda nuestra memoria.
¿Cómo obtenemos la ficción? La memoria es perversa y antojadiza, nos vuelve incapaces de recordar con exactitud. Esa falta de exactitud hace que cualquiera que intente relatar una anécdota sólo cuente una versión de los hechos, una ficción.
¿Qué hacemos con la ficción? Relegarla a los libros para entretener al público con su lectura, que también es fundamento de quienes escriben.
¿Qué más une a lectores y escritores? Los que escriben, cuando lo hacen, se embarcan en una aventura, con sus lectores como tripulantes.
¿Qué prefieren a veces los lectores? Libros que versen sobre temas más cercanos al mundo real, sobre la vida, que es como una novela.
martes, 1 de mayo de 2007
La evolución de los alfabetos
El profesor Robert Fradkin, de la Universidad de Maryland, elaboró un interesante curso bajo el título History of the Alphabets, al que pertenece el extracto que presento en este artículo, un primer paso para comprender la evolución de los alfabetos que usamos actualmente y dan forma a nuestro lenguaje.
Podéis ver más detalles en Alphapage.