Nunca mejor dicho. Literatura por puro placer. Ese era el objeto de las I Jornadas celebradas el pasado fin de semana en Madrid, por iniciativa de los miembros del foro ¡¡Ábrete, libro!! Han sido algunas personas en concreto quienes han llevado a buen fin la organización del evento, pero no hubieran sido posibles sin la colaboración de cada uno de los asistentes (hasta un total de ochenta), todos ellos atraídos por los libros, por la conversación sobre libros, por los autores de libros y por los amigos que puedes encontrar en torno a los libros.
Una de las cosas más sorprendentes de estas I Jornadas (se llamaron así porque no deben ser las únicas) seguramente fue que, a veces entre el público y otras en el escenario del salón donde se desarrollaron las actividades, el número de autores invitados superaba la veintena entre consagrados y noveles, la gran mayoría pertenecientes al foro. Indudablemente, es una señal de que se puede conseguir mucho desde internet y de que esta institución virtual ha conseguido llegar a muchos corazones.
Las I Jornadas empezaron el viernes por la tarde, con un delicioso cóctel de bienvenida en la azotea de La Casa Encendida. El tiempo de Madrid era apacible y resultaba muy agradable conversar al aire libre con los amigos, reencontrarse con conocidos o conocer a los que hasta entonces eran nombres sin rostro. Tantos éramos que no fue posible hablar con todos.
Tras este fenomenal recibimiento, nos esperaba un sábado intenso. La mesa redonda sobre novela histórica, con los escritores Olalla García y José Guadalajara, fue interesantísima. La que siguió sobre terror había generado grandes expectativas debido a la asistencia de José Carlos Somoza, acompañado de Ralph Barby; Somoza se entregó como un experto orador, conciso y sincero. Después de la ruta literaria por la ciudad acerca de la novela La Isis dorada de Jorge Magano y el obligado almuerzo, continuamos la tarde con una charla entre editores, agentes literarios, escritores noveles y libreros, que no alcanzó grandes conclusiones pero provocó la participación excitada del público. El día terminó con un rato dedicado a las firmas de libros por parte de todos los escritores que habíamos acudido al encuentro.
Temprano por la mañana, muchos escucharon con resaca y sueño el intercambio de impresiones sobre la literatura infantil y juvenil de quienes protagonizábamos la primera actividad del domingo: Javier Márquez, Pepe Carrasco y yo. A continuación y para terminar, nos entretuvieron entre bromas y anécdotas Jerónimo Tristante y Jorge Magano, hablando sobre el género de misterio.
Hay que agradecer la amenidad que consiguieron los distintos moderadores de estas mesas, a los que no he nombrado porque (aún) no son personajes públicos como los escritores que presentaban. Tampoco podemos olvidar la colaboración de las editoriales Maeva, Pamé y Delibrum Tremens, cuyos libros nos hicieron tan felices (se obsequiaron novelas publicadas por los citados editores) ni los medios y recursos que puso La Casa Encendida.
En fin, fueron dos días emocionantes que me gustaría repetir. ¡Para el año que viene mesa redonda de literatura fantástica! Cómo no, Irene fue una de las estrellas del momento, todo hay que decirlo. Pero, además, yo me traje varias buenas noticias a casa. Una de ellas es que ya he firmado un nuevo contrato de edición y en los próximos días se lanzará al mercado mi siguiente novela.
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