De acuerdo con Wikipedia, "se denomina hiperficción o narración hipertextual a las narraciones escritas mediante hipertexto, es decir, compuestas por un conjunto de fragmentos de texto relacionados entre sí por enlaces. Se caracterizan por no tener un único camino establecido por el autor, sino que deja al lector la capacidad de elegir su camino entre varios posibles".
Así vieron la luz obras no lineales o que se plantean suprimir la linealidad, como Rayuela de Julio Cortázar, El jardín de los senderos que se bifurcan de Jorge Luis Borges o Cien mil millones de poemas de Raymond Queneau, por ejemplo. Todas ellas intentan esquivar la estructura narrativa tradicional, cambiando el papel del lector, el narrador, los personajes, el tiempo narrativo u otros elementos que estaban plenamente establecidos.
Por otra parte, la hiperficción explorativa es uno de los tipos de narrativa hipertextual. Tiene un solo autor, pero permite al lector tomar decisiones sobre el curso de la historia durante la lectura. Esta actividad aproxima los papeles de autor y lector, pues este último puede elegir libremente la manera de continuar la historia que está leyendo, pero todos los caminos posibles han sido pensados y escritos previamente por el autor, que nunca pierde el control de la narración como puede suceder en la hiperficción constructiva (cuando varios escritores colaboran).
Se adaptan a este esquema los llamados Libros Juego (como los de la colección Tú decides la aventura de Editorial Hidra). Estos libros no se leen de principio a fin sino que, en determinados puntos de la lectura, ofrecen dos o más opciones sobre las acciones que puede realizar el personaje que encarna el lector (puesto que suelen estar escritos en segunda persona para involucrarle todo lo posible). Cada opción mostrada indica un número de página por donde la historia continúa según la acción escogida.
Esta idea, transportada a la informática, dio como fruto PAEE (Primera Aventura Experimental y Extraña), una especie de libro juego concebida por Enrique D. Bosch en forma de aplicación. La web oficial la describe como una aventura de texto por menús (librojuego electrónico) de temática onírica/fantástica/absurda. Ha sido reescrita en múltiples lenguajes de programación y compilada en diferentes plataformas.
Visto esto, nuestros pensamientos nos llevan inmediatamente a concluir que esta sería una de las maneras más sencillas de optimizar la utilidad de los libros electrónicos y de dar sentido a su nombre, junto con el uso indiscriminado de ilustraciones (que resultan tan costosas al llevarlas al papel).
En relación con la literatura que utiliza los recursos de la informática, aunque no se trate de hiperficción explorativa, Scott McCloud dio un paso más allá en el mundo del cómic cuando representó algunos capítulos de su novela gráfica Zot! en una web. La historieta dejó de tener forma de libro en papel y se desarmó del marco rectangular que impone el libro material. Las viñetas quedaban vinculadas por hilos que las enlazaban y conducían la lectura, a veces en forma de relatos paralelos, resultando esta más sorprendente.
Podéis leer más sobre la materia en la tesis doctoral Hipertexto: el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen de María Jesús Lamarca Lapuente o en el estudio Las posibilidades de la narrativa hipertextual de Susana Pajares Toska.