martes, 30 de enero de 2007

La biblioteca: Tom y Huck, de Mark Twain

Tan misterioso como algunos de los personajes que creó, aunque siempre utilizó el seudónimo literario de Mark Twain, su verdadero nombre era Samuel Langhorne Clemens. Nació el 30 de Noviembre de 1835 en la pequeña aldea de Florida, en Missouri, donde sus padres habían emigrado, cerca de un próspero tío suyo que era propietario de una tienda, una granja y unos veinte esclavos negros. A los cuatro años, su familia se trasladó a la cercana Hannibal (Missouri), puerto fluvial en el río Mississippi. Hannibal sirvió de inspiración para el pueblo ficticio de San Petersburgo que utilizaría en las aventuras de sus personajes, Tom Sawyer y Huck Finn. Se convertiría en un humorista y escritor muy famoso y popular en los Estados Unidos. Falleció el 21 de abril de 1910, en Stormfield, Nueva York. Vino al mundo y se fue de él a la par que el cometa Halley.

En este artículo vamos a centrarnos en toda la obra referente a los personajes antes mencionados, recopilando los diferentes títulos, publicados o no en su momento, que cuentan con ellos como protagonistas.

Las aventuras de Tom Sawyer es uno de los mejores libros sobre niños que he leído. Está lleno de vida y humor. El lector se ríe desde el primer capítulo. Qué bien queda reflejada la actitud aniñada de los mozalbetes que protagonizan la novela. Qué granuja y qué ingenuo es al mismo tiempo este Tom Sawyer, que convence por medio de sus supersticiones hasta al bueno de Huck. Lo leí hace años y hace poco he vuelto a hacerlo, con una edición más completa. He disfrutado de lo lindo y se merece un puesto en mi lista de favoritos. Mientras leía, recordaba los episodios de la serie de dibujos animados (qué bien caracterizados estaban los personajes) y, sobre todo, la cancioncilla de entrada.


Cuando leí por primera vez Las aventuras de Huckleberry Finn, hace más de veinte años, era demasiado ingenuo para comprender todo lo que se contaba. Esta novela tiene pasajes muy buenos. Me monté en la balsa con el chaval y su amigo Jim, el esclavo negro, y navegué acompañado también del Rey y del Duque, dos bribones que dejaban su rastro, estafa tras estafa, por todas las poblaciones que flanqueaban el curso del río.

Dicen que es la mejor obra de Twain. Yo no sabría decir cuál de las dos novelas es mejor. Con ambas me divertí por igual. Sin embargo, mientras Las aventuras de Tom Sawyer me parecían perfectamente legibles por un niño, veía las de Huck más orientadas a un adulto. Tal vez por eso en su momento no las disfruté como ahora. Huck representa el choque de la infancia con la realidad más cruda y, aunque estén contadas con humor, sus experiencias y correrías no siempre son agradables. El episodio de la familia que le acoge y se masacra con otro clan por un antiguo pleito es durísimo. Queda patente un espíritu áun más profundo, que saca a relucir los conflictos de la época en la región. Pero, en los últimos capítulos, el autor recupera las amenas travesuras de Tom, provocando el giro hacia un desenlace cómico.

Con esta novela Twain introducía una manera singular de contar las aventuras de los dos amigos que ya no abandonaría: el punto de vista de Huck. Era el bueno de Huck, bastante inculto, quien actuaba de narrador, haciendo parecer a Tom un niño algo detestable y engreído.

Este título no tiene el encanto de los anteriores. Más bien parece un experimento de Twain en el que hace convivir en un espacio reducido a Tom, Huck y Jim. Esta vez, por las circunstancias, comparten protagonismo, aunque la popularidad de Huck, tras tener su propia novela, casi había superado a la de su admirado amigo. Mientras Tom sigue actuando como un enteradillo, Huck vuelve a ser el narrador. Es curioso tanto que Huck, casi un analfabeto como demuestra una y otra vez, sea narrador de la historia y que Tom, que tanto odiaba la escuela y, por tanto, tan poco aprendía, sea en este relato quien dé lecciones sobre algunas cosas. Resulta chocante para el lector y, en consecuencia, menos creíble que las travesuras anteriores.

Sin embargo, he de reconocer que la aventura es igualmente divertida, aunque mucho menos verosímil. Dejamos atrás las costumbres populares, manías y supersticiones de San Petersburgo para adentrarnos en un viaje casi de ciencia ficción.

Si en Las aventuras de Tom Sawyer y en Las aventuras de Huck Finn Twain dibujaba perfectamente el ambiente pintoresco de un pueblo sureño como San Petersburgo y nos hacía viajar a lo largo del Mississippi mediante simpáticas anécdotas bien hilvanadas, en Tom Sawyer en el extranjero introduce en la conversación de los personajes pensamientos propios del autor sobre aspectos concretos de la época que, en ocasiones, hacen parecer adultos a Huck, por ser el narrador, y sobre todo a Tom. Las discusiones entre los tres personajes, Tom, Huck y el negro Jim, son muy divertidas, pero terminan cansando, porque no tienen el frescor y la espontaneidad a los que nos había acostumbrado en sus anteriores obras.

No obstante, parece que el propósito del autor es otro, conduciéndonos en el viaje a ese mundo extranjero hasta un mundo exótico e inesperado para acercarnos a la cultura del Próximo Oriente y situarnos entre tribus mahometanas. La intención de Twain parece ser dar a conocer al lector otro ambiente muy diferente, intercalando historias de Las mil y una noches con lecciones sobre historia, geografía, sociología y comercio que, puestas en boca de Tom, hacen que la aventura resulte demasiado increíble.

No obstante, no dejo de recomendar su lectura, por tratarse de una novela corta e interesante. He disfrutado con la forma en que Twain recoge algunos cuentos orientales y los narra en labios de sus personajes, así como con las experiencias que viven en el desierto.

Una última anotación sobre este título: varios pasajes de la novela recrean escenas de Cinco semanas en globo, de Julio Verne. Twain estaba preparando una historia sobre un viaje en globo desde Europa cuando Verne publicó su obra. Así que Twain tiró su manuscrito a la basura, leyó la novela de Verne y luego construyó su propia aventura, centrándose más en la personalidad de los personajes que en la justificación científica.

Después de Tom Sawyer en el extranjero, Mark Twain nos devuelve a la normalidad de la vida en el Mississippi con Tom Sawyer detective y, como si no hubiera pasado nada, como si no hubiera existido el viaje en globo realizado junto con Huck y Jim, nos transporta en una travesía a bordo de un barco de vapor. En el transcurso de la navegación, Tom y Huck entablan conversación con un conocido, quien va desgranando la historia de un robo y las diferencias entre los ladrones que lo han perpetrado. Más tarde, se produce un homicidio que llevará a Tom hasta el juicio para demostrar sus habilidades como detective, al modo de un Sherlock Holmes que aún no existía. Todo ello contado de nuevo por Huck y con el sabor de siempre que tienen las aventuras de estos mozalbetes.

"Consciente de la eficacia literaria y de la popularidad de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, Mark Twain tomó la pluma varias veces para ponerlos en campaña a correr aventuras como don Quijote y Sancho. Pero, como él mismo cuenta, eran caprichosos, y a veces se mantenían en sus trece, sin que nadie pudiera «persuadirlos jamás de lo contrario»". Anaya recogió en el mismo libro de la colección "Tus libros" los tres textos inconclusos referentes a Tom y Huck. El primero de estos textos es el simpático Diario de un muchacho, en el que adelantaba algunos rasgos de quien sería Tom Sawyer.

Huck Finn y Tom Sawyer entre los indios es la auténtica continuación de Las aventuras de Huckleberry Finn, pero nunca llegó a publicarse. De hecho, Twain nunca la concluyó. Sin embargo, como Tom y Huck prometían al final de Las aventuras de Huckleberry Finn ir en busca de los indios, Twain lo cumplió escribiendo este relato.

Twain concedía a sus escritos algún tipo de vida propia. De manera que si tenía que forzar la historia porque ella misma no se desenvolvía, prefería dejarla a un lado. Es de suponer que esto le ocurrió con Huck Finn y Tom Sawyer entre los indios, en la que Huck vuelve a ser el narrador y que continúa la misma línea de drama, humor e ironía de las novelas anteriores. Quizás Twain no terminó esta novela porque se veía obligado, por la manera en que enfocó la propia historia, a incluir ingredientes demasiado fuertes (una violación). De hecho, hay un episodio mucho más crudo de lo común en el mundo de Tom Sawyer: el salvaje ataque de los indios.

Twain escribió La conspiración de Tom Sawyer pretendiendo que fuera también una continuación de Las aventuras de Huckleberry Finn, pero no la concluyó. Luego tomaría retazos de esta obra inconclusa para dar forma a Tom Sawyer detective. Por cierto, los hechos acaecidos en esta última novela son citados en La conspiración de Tom Sawyer, donde Tom vuelve a las andadas y monta un maquiavélico plan sobre asaltos de los abolicionistas de la esclavitud, anticipándose a la guerra de secesión. Lástima que no fuera acabada, porque se trata de una obra muy entretenida e ingeniosa, a la altura de las dos más conocidas, en la que volvemos a recorrer los rincones de San Petersburgo. Además, se recupera a los nada entrañables truhanes de Las aventuras de Huckleberry Finn, el rey y el duque.


Datos de los libros citados:


Título: Las aventuras de Tom Sawyer
Autor: Mark Twain
ISBN: 84-667-4528-9; 978-84-667-4528-4
Publicación: 04/2005 por Anaya (Tus libros, 48)
Nº páginas: 304

Título: Las aventuras de Huckleberry Finn
Autor: Mark Twain
ISBN: 84-207-3396-2; 978-84-207-3396-8
Publicación: 02/2004 por Anaya (Tus libros, 8)
Nº páginas: 352

Título: Tom Sawyer en el extranjero; Tom Sawyer detective
Autor: Mark Twain
ISBN: 84-207-6708-5; 978-84-207-6708-6
Publicación: 10/1995 por Anaya (Tus libros, 143)
Nº páginas: 260

Título: Huck Finn y Tom Sawyer entre los indios; La conspiración de Tom Sawyer
Autor: Mark Twain
ISBN: 84-207-9072-9; 978-84-207-9072-5
Publicación: 03/1999 por Anaya (Tus libros, 156)
Nº páginas: 192

domingo, 28 de enero de 2007

Archivo: Citas que merece la pena recordar

“Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles.”

Bertolt Brecht - (1898-1956)

martes, 23 de enero de 2007

Matemáticas: La botella de Klein

En topología, una botella de Klein es exactamente una superficie no orientable cerrada de característica Euler igual a 0 que no tiene ni interior ni exterior. Es decir, consta de una sola cara y no tiene bordes. Fue concebida por el matemático alemán Christian Felix Klein, de donde se deriva el nombre.

Para obtener una representación tridimensional de una Botella de Klein basta introducir el extremo delgado de una botella o de un matraz a través de uno de los lados del recipiente y unirlo a la base. Hay que recalcar que dicha representación no es una Botella de Klein, ya que físicamente sólo puede ser realizada en un espacio de cuatro dimensiones, puesto que debe pasar a través de sí misma sin la presencia de un hoyo. Se encuentra íntimamente relacionada con la banda de Moebius, pues se puede construir la abstracción tridimensional de la botella a partir de ésta (una superficie con una sola cara y un solo borde).



La última representación de este tipo mide más de un metro de largo, cincuenta centímetros de diámetro y está construida con cristal Pyrex, de 6 milímetros de grosor. Crear esta botella a partir de técnicas de soplado de vidro ha sido todo un proyecto nada trivial; de hecho se pidió a varios talleres y no todos pensaron que serían capaces de construirla. Más fotos y más información aquí.



Y para examinar la botella de Klein en movimiento podéis echar un vistazo a esta página.

Fuentes:
Avances en Botellas de Klein, en Microsiervos.com
Wikipedia

lunes, 22 de enero de 2007

Reflexiones de un ególatra: ¿Adiós, querido pabellón?

Son varios los pabellones que quedaron como legado de la magnífica Expo 92 de Sevilla. Construidos como algo efímero, por su belleza o utilidad, consiguieron quedarse y se reaprovechados para otros fines. Entre ellos, está (estaba) el célebre pabellón de Hungría, obra del arquitecto Imre Makovecz, uno de los más singulares y hermosos. Se trata (trababa) de una especie de iglesia rural típica húngara con siete torres con campanas de bronce. Todo el edificio es (era) de madera, revestido de pizarra. En su interior se conserva (conservaba) un roble traído de las riberas del río Danubio, cuyas raíces pueden (podían) verse a través de un suelo de cristal. Sin duda, es (era) una auténtica maravilla visual y arquitectónica, muy llamativa.



Hace relativamente poco, a finales de 2002, tras ser restaurado, se convirtió en el Pabellón de la Energía Viva, un original museo interactivo dedicado al medioambiente y a las energías renovables. Las actividades claves de la iniciativa eran tres: exponer las últimas innovaciones para el desarrollo sostenible; la formación tanto reglada (un Master especializado en energías renovables, cursos superiores, monográficos), como no reglada (jornadas, seminarios,...); y la investigación como línea de acción especializada. Además, se realizan (realizaban) talleres educativos organizados por monitores para los niños. Se vende (vendía) como la oferta turística más novedosa en Sevilla, por tratarse del único museo interactivo de energía y medioambiente. La iniciativa fue alabada por la crítica internacional.



Gracias a su gran belleza arquitectónica posee (poseía) más de veinticinco premios. Sin embargo, el pasado 10 de enero se desveló que la empresa propietaria, ExpoAn, pretende derribar el pabellón para construir un edificio de oficinas... (y lo consiguió). O no.

La gente, afortunadamente, no se queda quieta y reacciona: ¡¡No al derribo del Pabellón de Hungría!!. Esperemos que las formas verbales que he puesto entre paréntesis no se conviertan en realidad. Desde aquí denuncio el hecho y me sumo a la protesta.

domingo, 21 de enero de 2007

Mis favoritos: Winny de Puh de A. A. Milne

Alan Alexander Milne nació en Londres en 1882. Escribió varias obras de teatro de fantasía que fueron famosas durante los años veinte y parte de los treinta del siglo pasado. Intentó abarcar el teatro con una obra basada en el libro de El viento en los sauces de Kenneth Grahame, pero se decantó por el estilo que le marcaría como un gran maestro: poesías y relatos.

Fue, por querer escribir cuentos para su hijo Christopher, cuando en 1926 nació un Oso llamado Winny de Puh. Era un osito de trapo que tenía su hijo, y utilizando ese oso de peluche como protagonista, le contaba a su hijo Christopher cuentos sobre el maravilloso mundo de fantasía de Puh y sus amigos. Después de cautivar la atención de todo el mundo, Winny de Puh y sus amigos fueron llevados al cine de la mano de Walt Disney, que desde entonces es propietaria de la "marca".

Ilustro este mensaje con la portada de la edición de bolsillo de Valdemar, pero recomiendo la edición convencional, aunque resulte más cara. Ambas cuentan con los clásicas ilustraciones a color de Ernest Shepard- que incluye las dos historias del popular oso creado por Milne: Winny de Puh y El rincón de Puh.

Junto con Peter Pan y Wendy de James Matthew Barry, El viento en los sauces de Kenneth Grahame, y Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, se trata de uno de los grandes clásicos de la literatura infantil, una obra maestra tan apta para niños de menos de diez años como para adultos. Certifico estas últimas palabras. Cada capítulo del libro puede leerse como un breve cuento a un niño pequeño, pero puedo asegurar que el adulto que lo lea se divertirá incluso más, a carcajada limpia a veces, como me ha pasado a mí. Una historia entrañable y divertida, con unos personajes entrañables y divertidos, a pesar de que tienen por ahí sus detractores, sobre todo debido a la versión dada de los personajes por Disney.

Milne se relacionó no sólo con Grahame, sino también con Barry. No parece casualidad que estos escritores coetáneos escribieran obras que han calado tan hondo en la literatura tradicionalmente reconocida como infantil. Aunque, salvo en el caso de Winny de Puh, suelen gustar más y ser mejor comprendidas por las personas mayores. El osito y sus amigos nos harán disfrutar con diálogos tan disparatados como los de Alicia en el País de las Maravillas pero usando una lógica más próxima y más comprensible. En mi caso, han conseguido que el libro se coloque entre mis favoritos, de esos que no me importaría releer.

Fuente: Wikipedia


Datos del libro:


Título: Historias de Winny de Puh
Autor: A. A. Milne
ISBN (13): 978-84-7702-557-3
ISBN (10): 84-7702-557-6
Publicación: 12/2006 por Valdemar (colección El Club Diógenes)
Nº páginas: 416

miércoles, 17 de enero de 2007

Colaboraciones: Palabras, de Julia Duce


De repente, como un río,
me brotan palabras escondidas.
Fluyen lentas y distantes,
con gotas de tristeza.
y ahí están
calmando mi furia
restañando heridas.
El dolor aparece lentamente
renovando inquietudes,
agotando vida.
y la palabra sustituye
a la razón,
cambiando el curso de la risa,
acotando caminos y derivas.
Por el alma rota
vuela suave tu recuerdo
mientras mi lastre me deja
en una playa solitaria.

Fuente: ¡¡Ábrete, libro!!

martes, 16 de enero de 2007

Documentación: Paralelismos culturales

El pasado 23 de marzo de 2005, Dietrich Wildun, director del Museo Egipcio de Berlín, aseguró que las culturas precolombinas y la cultura faraónica egipcia comparten paralelismos y similitudes arquitectónicas y religiosas que permiten formular "fascinantes" conjeturas sobre los orígenes de la cultura de la humanidad. No obstante, puntualizó que la antropología y la arqueología han demostrado fehacientemente que no existe relación directa alguna entre ambas culturas. El especialista alemán, que ha viajado durante un año y medio para estudiar las culturas mexicanas, explicó que entre esas similitudes destacan las formas de las pirámides, así como la escritura mediante jeroglíficos y el papel del Sol como figura central en la religión. Ambas concepciones culturales tenían el Sol como principal objeto de adoración. En el caso de los egipcios, el astro (Ra) era la representación directa de los dioses y los faraones la manifestación etérea de los hombres.

Por mi parte, me atrevo a destacar sobre otros aspectos un punto de unión arquitectónico entre las culturas egipcia y maya, tan distantes en el espacio y quizás no tanto en el tiempo: el uso de la forma piramidal y el hecho de que, como quedó demostrado en sus construcciones, no conocían el arco. Las bóvedas en saledizo (página 10) que los egipcios componían en el interior de las pirámides y en sus centros de culto resultaban del acercamiento de las hiladas de ambos lados, tal como ocurría en realidad con los umbrales y los pasajes que empleaban el llamado “arco maya”. Es uno de los aspectos que se reflejan en el libro, proporcionando un origen común a esta convergencia que, podríamos conjeturar, fue casual. Esta bóveda primitiva por acercamiento de las paredes que convergen también se utilizó con posterioridad en otro lugar remoto, en las construcciones realizadas durante el imperio Jemer en Camboya.


Galería del palacio maya de Palenque en Yucatán, México


En cuanto a la forma piramidal, no es una coincidencia que fuera utilizada, por ejemplo, por los egipcios en sus construcciones a partir del tercer milenio a.C. durante algunos cientos de años; por las civilizaciones mesopotámicas desde 2.500 a.C. en el alzamiento en varias ciudades de los zigurats, actualmente desmoronados; por los chinos desde los tiempos del emperador Qin Shihuang, en el siglo III a.C. en las estructuras que hoy yacen como montículos de tierra inexplorados; por diferentes culturas mesoamericanas aproximadamente desde el siglo VI en adelante; y por el imperio Jemer entre los siglos VII y XIII.


Galería en construcciones del imperio Jemer de Angkor Wat en Camboya


El aspecto exterior de estas construcciones, cuya finalidad no está siempre clara, parece guardar muchas semejanzas pese a sus distintos orígenes y diferentes ubicaciones geográficas. Como afirman los expertos, la explicación a estas enigmáticas coincidencias residiría en que las soluciones arquitectónicas a un mismo problema tienden a converger, aunque se alcancen siguiendo técnicas distintas y la estética final sea propia y característica de cada cultura.

Dejando a un lado la cuestión del material utilizado, resulta más fácil y práctico apilarlo configurando una pirámide que cualquier otra forma geométrica, ya que implica mayor solidez por disponer de una base con mayor amplitud que el corte transversal en cualquier punto superior (al contrario que en un cubo o en un paralelepípedo con la misma base), por lo que el resultado es bastante estable. Aunque se desgaste por los costados con el paso del tiempo, la base seguirá dando el mismo apoyo al grueso del edificio. Al fin y al cabo, con la pirámide se emula a la naturaleza, concretamente a las montañas, con propensión a la forma cónica debida a la orogénesis y la erosión.

Más información en http://blogia.com/terraeantiqvae/index.php.

domingo, 14 de enero de 2007

Colaboraciones: Para juntar a los Beatles, de Hermann


-Mira qué libro más curioso.

-¿De qué se trata?

-Se titula Microrelatos.

-¡Anda! A ver...

Lo abre por la mitad y efectivamente, el libro está repleto de microrelatos. Cientos.

-Mira éste: Sólo hace falta un detalle para volver a juntar a los Beatles: tres balazos.

-¡Joder! ¡qué fuerte! ¿No?

-Bueno, sí que es bestia, pero, ya ni siquiera eso. Ni siquiera es posible con tres balazos.

Fuente: ¡¡Ábrete, libro!!

miércoles, 10 de enero de 2007

Taller: La carrera previa del escritor (V)

Las opciones que tiene un escritor

Una vez se tiene una obra terminada y preparada llega el momento de plantearse el motivo que justifica este taller: “Tengo una historia, ¿quién me la publica?”

Las opciones no son escasas, pero, como todos adivináis, ninguna resulta fácil. La intención de esta segunda parte del taller es poner en claro cada una de estas posibilidades para que las conozcáis o las conozcáis mejor si ya las conocéis. Para ello os proporcionaremos recursos en Internet y os contaremos la experiencia personal de algunos escritores. Seguro que esto os hace ver que estas vías son factibles, pues a casi todos los autores, incluso los que ahora son consagrados y célebres, les ha costado mucho llegar a publicar su primera obra.

Para conseguir la publicación se puede:

- Participar en un concurso. A menudo, los concursos ofrecen como premio la edición de las obras ganadoras. En los certámenes de novela o novela corta se hace así por lo general.

- Enviar la obra a una editorial para someterla a su valoración.

- Hacer uso de la coedición.

- Hacer uso de la autoedición, ya sea acudiendo a los servicios de una editorial o haciéndose editor autónomo.

Cualquiera de las opciones que hemos presentado supondrá exponer nuestra obra a algún tipo de público. Por tanto, lo primero que hay que hacer es protegerla. Es decir, hay que llevarla al Registro de la Propiedad Intelectual. La obra, como fruto de un esfuerzo intelectual y creativo, es del autor desde el mismo momento en que la escribe. De modo que puede hacer efectivos sus derechos de propiedad intelectual desde el momento de la creación de la obra. Pero la inscripción en el registro, que es voluntaria, es el procedimiento más eficaz para amparar estos derechos y ayuda a demostrar la autoría en caso de litigio por plagio. Legalmente, el Registro de la Propiedad Intelectual es lo único que otorga la presunción de certeza de que el autor y titular de los derechos económicos de explotación es aquella persona que figura inscrita en el Registro, salvo que alguien demuestre lo contrario.

Por otra parte, la publicación de la obra implicará firmar un contrato de edición, un acuerdo privado con alguien. Esto es otro elemento a tener en cuenta y con el que hay que ser muy meticuloso.

Para no llevarnos desengaños, nunca olvidemos que el mundo literario constituye, al fin y al cabo, un negocio. Antes de pasar al siguiente punto, os recomiendo que le echéis un vistazo a lo que nos dice Carmelo Segura, de Entrelíneas Editores, en el Decálogo del escritor que quiere publicar, pues ayuda a asentar un poco las ideas, ya que tiene como destinatarios a los escritores que no quieren ser estafados.



Nota: Material extraído del taller literario “Tengo una historia, ¿quién me la publica?” impartido el 27 de mayo de 2006 durante las I Jornadas de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, Sevilla.

martes, 9 de enero de 2007

Matemáticas: El número PI

Seguramente, la gente se pregunte a qué viene tan desmesurado interés por un número como Pi y no lo pueda entender. Pero se trata de una persecución histórica, en la que la Humanidad se juega más de lo que parece.

Tal vez todavía no nos creamos que un número tan importante como Pi (aparece por todas partes, para calcular la longitud de la circunferencia, la superficie de un círculo, el volumen de una esfera, la probabilidad de algunos problemas donde aparentemente no tiene nada que ver en principio, etc) sea una sucesión infinita de decimales que no se repiten. Todavía estamos buscando si su parte decimal cumple alguna regla.

Precisamente en esto se basa uno de los pasajes más bonitos de Contact, la novela de Carl Sagan, que revela Pi como una clave secreta dejada por los dioses. Carl Sagan estaba convencido de que llegaría el día en que entráramos en contacto con alguna civilización alienígena y siempre apoyó el SETI (el proyecto de búsqueda de vida inteligente extraterrestre). En eso se basan la novela y la posterior película, protagonizada por Jodie Foster. Los científicos humanos detectan una señal no aleatoria y consiguen descifrar el mensaje, que se convierte en un manual de instrucciones para construir un dispositivo que les permite el desplazamiento veloz por el espacio. Así, entran en contacto con los alienígenas. En la novela, hay pasajes al final donde se desvela la verdadera naturaleza de Pi. Es una teoría ficticia muy interesante.

Al contrario que la Razón Aúrea (cuya proporción se ve reflejada, por ejemplo, en el Hombre de Vitruvio, de Leonardo Da Vinci), que puede representarse algebraicamente (mediante operaciones con otros números) como (1 + raíz de 5) / 2, Pi es un Irracional Trascendente (parece un insulto) para el que no existe una expresión que permita calcularlo de forma exacta. ¿Qué implica esto? Pues que, mientras números como la Razón Aúrea puede representarse gráficamente de forma exacta en un diagrama cartesiano, es imposible hacerlo con Pi más que de forma aproximada. Ocurre lo mismo con el número "e" (el de los logaritmos neperianos).

Y detrás de Pi, toda su historia, que empieza con los egipcios y los babilonios.

Hay pocas noticias relacionadas directamente con las matemáticas, así que destaco la siguiente: Un probable nuevo primo de Mersenne o Mersennito.

Seguro que os preguntaréis para qué sirve tanta búsqueda. Así que leed por qué nos importan los números primos de Mersenne.

Y como posiblemente no os suene demasiado el matemático que da nombre a estos números, más importante de lo que parece, os presento a Marin Mersenne.

domingo, 7 de enero de 2007

Archivo: El Hada Azul de Rosita Denia

Petra Bocos, abuela de mi mujer, residió durante casi toda su vida en Alcanadre, un pueblo de La Rioja que envasa algunas de las legumbres y hortalizas de mayor calidad de España. Desde su adolescencia, Petra ha ido recopilando poemas y canciones de corte tradicional, bastante populares en su momento, y las memorizó hasta el día de hoy. De manera que, en los reencuentros familiares, suele recitar algunas de estas poesías, de las que he tomado buena nota.

Hoy recojo en este rincón El Hada Azul, un poema de Rosita Denia que ya aparecía en el número 72 del periódico local Tossal Gros de les Coves de Vinromà. No sé si esta tal Rosita Denia es la maestra que, junto con el cura de Cobos, en la provincia de Segovia, organizaba festejos cada vez que los nacionales tomaban una gran ciudad y compuso tal poema para celebrar una de estas ocasiones.

I

Cierto día el Hada Azul,
quiso a la tierra bajar
y se mandó preparar
su gran carroza de tul.
Diciendo: "A cada mujer
de las diversas naciones,
les voy a dar tantos dones
como pueda conceder".

Bajó aquí sin dilación,
tocó su cuerno amarante
y acudieron al instante
una de cada nación.

Llamó y dijo a la italiana:
Tú tendrás ardientes ojos...
y tendrás labios tan rojos
que parecerán de grana.

Por tu cutis sonrosado,
dijo a la inglesa, serás
entre todas las demás
un tesoro codiciado.

Por tus nacarados dientes
le dijo a la austriaca luego,
verás quemar en el fuego
de amor a tus pretendientes.

A la mujer parisiena
le dio una distinción,
ingenio, corrección...
y hasta corazón también.

Y así fue haciendo lo mismo
pródiga con todas ellas,
repartiendo entre las bellas;
a una sentimentalismo,
a otra ingenio, a otra blancura,
a otra claro entendimiento,
a esa otra un alma pura...

Así acabó sus dones,
que entre todas repartió,
cuando al terminar salió
de entre todas las naciones
una gallarda manola
muy joven, casi chiquilla,
que lucía una mantilla
de rica blonda española,
y que acercándose al Hada,
ruborosa dijo así:
Según veo para mí
no me habéis dejado nada.

Quedóse el hada un momento
suspensa de admiración
y fijando su atención en ella,
con acento dijo luego:
¿Tú qué quieres
que yo te pueda otorgar?
¿Tienes algo que envidiar
a todas estas mujeres?
¿No tienes el pelo acaso
abundante, negro, hermoso?
¿No tienes el porte airoso?
¿No hay en tu mirada clara,
rayos de sol que fascina?
¿No es tu sonrisa divina?
¿No es bellísima tu cara?
Entonces, ¿qué quieres?, di
si aún juntando a todas ellas,
resultan menos bellas que tú.

¿Qué buscas aquí?
Sin embargo, dijo el Hada:
yo no quiero que al marcharte
tengas porqué lamentarte
de que no te he dado nada.

Y mirando a la manola
dijo alzando más el tono:
¡A ver, que traigan un trono
a la mujer española!

Y en este cuento me fundo
si es que este cuento no engaña,
para decir que en España
está lo mejor del mundo.


II

Las mujeres españolas
se distinguen por su cuerpo,
por su cara tan risueña,
su talento y su salero.

Una de estas mujeres,
a ninguna se la iguala,
porque entrega cuando ama
todo el candor de su alma.

Mujeres, como capullos en flor;
vosotras sois el orgullo español;
mujeres morenas de labios coral
que entregáis la vida
y el alma al besar...

Mujeres que lleváis en los ojos
las luces de un tesoro
del Cielo Español.

Dedico esta poesía
en fechas tan señaladas,
a estas fiestas Covarchinas,
a las Reinas y sus Damas.

Fuente: El rincón de Nora

miércoles, 3 de enero de 2007

El escritorio: Claudio Abaddo en concierto

Sin esfuerzo, al recordar el concierto al que asistí ayer, me vienen a la memoria imágenes correspondientes al desarrollo de la Sinfonía nº 4 en Fa menor de Chaikovski. El estrépito metálico de los instrumentos de viento, al fondo del escenario. El oleaje encrespado que asemejaba ser el mar de arcos de violín, moviéndose todos a la vez, con rapidez e increíble precisión, mientras sus cuerdas vibraban componiendo las notas. Los jóvenes de la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana sabían perfectamente lo que es la música. Saben interpretarla con viveza, tanto como que para vivir hay que respirar. Así lo demostraron cuando, sin error ni vacilación, recogieron los arcos que habían dejado previamente en el suelo para reemplazar a sus manos, cuyos dedos habían pellizcado armoniosamente las cuerdas hasta ese momento para tocar el pizzicato de la sinfonía. Y también cuando, sin dejar de tocar, se subieron a sus sillas y permanecieron de pie sobre ellas, haciendo los honores al público sorprendido, mientras sonaba la propina, la Apertura de Guillermo Tell de Rossini.

Chaikovski escribe su Cuarta Sinfonía en medio de una gran angustia, tras haber contraído matrimonio con Antonina Miliukova, una joven discípula del Conservatorio de Moscú que le había manifestado su más ardiente devoción. Al respecto, él sin embargo escribió a su hermano Modest poco antes de celebrarse la boda en julio de 1877: "He reflexionado mucho sobre mí mismo y sobre mi porvenir, con el resultado de que de ahora en adelante pensaré seriamente en el matrimonio. Me parece que mis inclinaciones son un obstáculo gravísimo y quizás insuperable para ser feliz. Sin embargo, debo luchar con todas mis fuerzas contra mi naturaleza. ¿No es angustiosa la idea de que mis amigos y mis seres más queridos puedan avergonzarse de mí? Con un matrimonio quisiera cerrar las bocas de algunas personas que desprecio, que para mí no cuentan nada, pero que sin embargo pueden hacer sufrir a personas que me son queridísimas". Tremendamente preocupado por las implicaciones sociales que pudieran derivarse de su condición de homosexual, el compositor decidió acallar los rumores casándose. Todo esto marcaría su carrera artística con tonalidades cada vez más amargas. "Después de este terrible día de bodas, tras este interminable martirio espiritual, no es fácil volver a uno mismo. Cuando el tren se puso en movimiento, estuve a punto de echarme a gritar e hice un esfuerzo por contener los sollozos".

No debería olvidar la primera parte de la función, con la violonchelista rusa Natalia Gutman, muy aplaudida por el público, acariciando los sonidos del Concierto en La menor de Schumann acompañada por la orquesta. Pero para la segunda parte, los músicos se multiplicaron como los panes y los peces y abarrotaban el escenario del Teatro de la Maestranza, aumentando la sonoridad colectiva hasta términos insospechados, inconcebibles para la imaginación de un profano en la música. Siempre me acuerdo de Mozart, que era capaz de imaginar el sonido de cada instrumento mientras componía sus obras.

Al frente, dirigiendo con la batuta hábil y veloz, el célebre Claudio Abaddo, muy aclamado al final del espectáculo, algo más envejecido que en las fotos del programa (las fotografías nunca nos hacen justicia, porque solemos querer aparentar menos edad). Pero vitalidad no le faltaba en absoluto. Se mantenía firme en su puesto, dando indicaciones a las diferentes secciones de instrumentos, manteniendo el ritmo.

No dejó de llamarme la atención el instante en que, en las últimas filas, se pusieron de pie de pronto algunos músicos que habían quedado sentados hasta entonces, sin labor que realizar, y, eficazmente, hicieron sonar bombo, triángulo y platillos, en el momento oportuno, ni antes ni después.

Así es la música, que debe escucharse... y en directo puede sentirse completamente.

martes, 2 de enero de 2007

La biblioteca: Recuento de libros leídos en 2006

Además de presentar la relación de libros que he leído durante el año 2006, los he clasificado para dar mi impresión general de los mismos. Para ello utilizo la siguiente notación:

Muy recomendable, imprescindible = *****
Excelente, recomendable = ****
Me ha gustado = ***
Me quedé como estaba = **
No me ha gustado nada = *

1) El juego de Ender, de Orson Scott Card ****
2) Notas de viaje, de Ernesto Che Guevara ****
3) La hija del curandero, de Amy Tan **
4) Método de composición, de Edgar Allan Poe ***
5) Diario, de Ana Frank ****
6) Historias fantásticas de Bioy Casares. ***
7) El último trayecto de Horacio Dos, de Eduardo Mendoza ****
8) Los testamentos traicionados, de Milan Kundera ***
9) Algunos cuentos de Perrault **
10) El cartero de Neruda, de Antonio Skármeta *****
11) Bartek el triunfador, de Henryk Sienkiewicz ***
12) Habana Babilonia de Amir Valle **
13) La expedición del pirata, de Jack London ****
14) Viajes con una burra, de Robert Louis Stevenson ****
15) La historiadora, de Elizabeth Kostova *
16) El rojo en el azul, de Jero Salmerón ****
17) El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald *****
18) Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, de Pablo Tusset **
19) La perla, de John Steinbeck ****
20) La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde *****
21) Escribir lo que imagino, de Max Aub ***
22) La Biblia de Barro, de Julia Navarro *
23) El mago de Oz, de L. Frank Baum ****
24) El telón, de Milan Kundera ****
25) El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad ****
26) Las tribulaciones del estudiante Törless, de Robert Musil ****
27) Señores del Olimpo, de Javier Negrete *****
28) La cena, de Jean-Claude Brisville *****
29) Rojo y negro, de Stendhal **
30) Cara de malo, de Javier Lahoz ****
31) La despedida, de Milan Kundera *****
32) Un árbol de noche, de Truman Capote ****
33) Zig Zag, de José Carlos Somoza ****
34) El plazo de las horas muertas, de Javier Lahoz ****
35) Crónica de Jufré, de Jerónimo Salmerón Tristante ****
36) La larga espera de María Tudor, de Javier Lahoz ****
37) El viaje a la felicidad, de Eduardo Punset **
38) Crucero de verano, de Truman Capote ****
39) Cartas de la monja portuguesa, de Mariana Alcoforado ***
40) La puerta en el muro, de H. G. Wells ****
41) La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón ****
42) Crónicas de lo imaginario, de varios autores ***
43) Los ojos del hermano eterno, de Stefan Zweig ***
44) Divorcio en Buda, de Sándor Márai **
45) Silencio de Blanca, de José Carlos Somoza **
46) Posdata: te amo, de Cecilia Ahern ***
47) La muerte en Venecia, de Thomas Mann ***
48) Brooklyn Follies, de Paul Auster ****
49) La leyenda del Navegante, de Rafael Marín ***
50) Los últimos días de Pompeya, de Bulwer Lytton **
51) Cuento de abril, de Ramón del Valle Inclán *
52) Tombuctú, de Paul Auster ****
53) Madame Bovary, de Gustave Flaubert **
54) La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares ***
55) Las brigadas del espacio, de Robert A. Heinlein ****
56) El pueblo de la bruma, de Henry Rider Haggard ***
57) Historias de Nueva York, de Enric González ****
58) Historias del Kronen, de José Angel Mañas **
59) Mentira, de Enrique de Hériz **
60) Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina ****
61) El invierno en Lisboa, de Antonio Muñoz Molina ***
62) Sexo en Nueva York, de Candace Bushnell *
63) Desayuno en Tiffany's, de Truman Capote ***
64) Gaspar Ruiz, de Joseph Conrad **
65) El país de las últimas cosas, de Paul Auster **
66) Los cuentos ocultos, de Orson Scott Card ***
67) El castillo de Otranto, de Horace Walpole **
68) El arpa de hierba, de Truman Capote ***
69) Ven y enloquece, de Fredric Brown ***
70) Relatos fantásticos, de Fredric Brown ***
71) Un mundo feliz, de Aldous Huxley **
72) El león, la bruja y el armario, de C. S. Lewis ***
73) Cuentos tenebrosos, varios autores ***
74) Buscadores de tesoros, de Washington Irving ***
75) En la bahía, de Katherine Mansfield ***
76) Soldado de nieve, de Luis Mollá ***
77) Preludio, de Katherine Mansfield **
78) Relatos de ciencia ficción, de Fredric Brown ***
79) Las hijas del difunto coronel, de Katherine Mansfield ****
80) A vuelo de cóndor, de María del Águila Boge ***
81) La ciudad de los rascacielos, de Eduardo Criado Requena ****
82) Ciudad de cristal (novela gráfica), de Paul Auster ****
83) Universo de locos, de Fredric Brown **
84) Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute **
85) Nueva York, de Paul Morand ****
86) Los superjuguetes duran todo el verano, de Brian Aldiss *
87) La música del viento, de Jordi Sierra i Fabra ***
88) El médico, de Noah Gordon ****
89) Las Lágrimas de Shiva, de César Mallorquí **
90) Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll *****
91) A través del espejo, de Lewis Carroll ****
92) Washington Square, de James Henry ***
93) Las aventuras de Tom Sawyer, de Mark Twain *****
94) El hombre de cristal, de Edward Page Mitchell ****
95) A sangre fría, de Truman Capote ****
96) Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain ****
97) Sputnik, mi amor, de Haruki Murakami **
98) Capitanes intrépidos, de Rudyard Kipling ****
99) La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson ****
100) Esto es Nueva York, de E. B. White **
101) El libro de la selva, de Rudyard Kipling ****
102) Ilíada, de Homero ***
103) Peter Pan en los Jardines de Kensington, de J.M. Barrie ***
104) Peter Pan y Wendy, de James Matthew Barrie ****
105) La tercera pirámide, de Ángel Torres Quesada ***
106) La colina de Watership, de Richard Adams *****
107) El abismo de Maracot, de Arthur Conan Doyle **
108) El viento en los sauces, de Kenneth Grahame ***
109) El sobrino del mago, de C. S. Lewis ***