lunes, 26 de febrero de 2007

Matemáticas: Criptografía, de Carlos Bosch Giral

La criptografía es algo que siempre está de actualidad. El arte de cifrar mensajes para eludir la comprensión de los pueblos enemigos se viene ejercitando desde tiempos inmemoriales. Para ilustrar su utilidad e importancia, cito textualmente el siguiente artículo de Carlos Bosch Giral, profesor del Departamento de Matemáticas del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México) y miembro del Sistema Nacional de Investigadores que recibió en 1995 el Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia y en 1998 el premio TWNSO de la Academia por su labor de difusión y promoción de la ciencia.

"No hace muchos años los códigos secretos tenían como únicos usuarios a los diplomáticos y a los militares, que intercambiaban mensajes sin que pudiesen ser leídos por otras personas. Debido a los cambios en las telecomunicaciones, los bancos y el tipo de vida, los códigos secretos se usan ampliamente para proteger los archivos de computadora, transferencias electrónicas de fondos y el correo electrónico.

La seguridad se ha vuelto una nueva rama muy importante de la criptografía, del estudio de códigos y cifrados así como de la forma de descifrarlos. La criptografía está basada en una clave que se usa para transformar o encriptar un mensaje o un texto obteniendo así algo encriptado o codificado. En general, la clave que se usa para encriptar un mensaje se usa también para descifrarlo. En el nuevo esquema llamado criptografía con una clave pública, se utilizan dos claves: una que se hace pública, usada por cualquier persona, por ejemplo, el señor Pérez tiene una clave para encriptar y enviar un mensaje; la otra clave sólo es conocida por la otra persona, por ejemplo el señor Gómez, quien recibió el mensaje y lo quiere descifrar.

Las claves se diseñan de manera que el conocimiento de la clave pública no comprometa el conocimiento de la clave privada. En nuestro ejemplo el señor Pérez sólo conoce la clave pública mientras que el señor Gómez conoce ambas claves, lo cual le permite descifrar los mensajes enviados por el señor Pérez; sin embargo el señor Pérez no podrá descifrar los mensajes enviados por el señor Gómez.

La idea detrás de la criptografía con una clave pública es el hecho de que ciertos procesos son fáciles de llevar a cabo en una dirección y muy difíciles en la dirección opuesta . Por ejemplo, es fácil sumar 708 + 259 + 871 + 1836 + 82 y obtener 3756, pero es más difícil encontrar una subcolección de ocho números: 886, 708, 82, 259, 589, 356, 851 y 25 que sume 3756. Otro ejemplo sería multiplicar los dos números 299 por 133 lo que da 29767 y sólo lleva unos cuantos segundos. El trabajo inverso sería factorizar por ejemplo el número, como 2 435 933 lo cual es algo mucho más complicado y lento.

En caso de que a usted se le acabe la paciencia buscando esa factorización la respuesta es 1121 x 2173. Es claro que factorizar es un proceso más complicado que el de multiplicar. Precisamente ésta es la base de la criptografía con clave pública. Se da un número enorme que se usa para encriptar y la persona que va a descifrar la clave usa la factorización de dicho número para desencriptar.

El descomponer números muy grandes en producto de números primos es un proceso muy difícil si no es que casi imposible para números con miles de cifras. Así que a final de cuentas los números primos, que aparecieron en las matemáticas sin aparente aplicación son ahora las herramientas que relacionan la abstracción con el hecho mundano de proteger el dinero al hacer una transferencia entre bancos. Nuevamente es interesante darse cuenta de que un uso brillante, no necesariamente impenetrable, de las matemáticas afecta y enriquece nuestras vidas."

domingo, 25 de febrero de 2007

Colaboraciones: El talento de Andrew, de Eva Pérez

Eva Pérez es una amiga que conocí gracias a los foros de literatura de ¡¡Ábrete libro!!. Es una chica joven a la que le apasiona la escritura, le encanta inventar historias y tiene una mente muy creativa en la que coexisten mil ideas en ebullición, a punto de materializarse. Cuando lo hacen, nos sorprende con auténticas maravillas, pues tiene la capacidad de contar cuentos. Ha publicado relatos cortos en webs de algunos medios y en diversas revistas. Ahora ha escrito la siguiente narración expresamente para este blog.

La profesora de ciencias se llevaba las manos a la cabeza y profería toda suerte de calificativos peyorativos señalando el examen de Andrew.

-La Escuela de Jóvenes Talentos es una cantera de futuros científicos –argumentaba la profesora-, no hay lugar para conductas desafiantes ni irrespetuosas.

El niño de nueve años no intentaba justificarse, permanecía mudo como los bustos que adornaban el despacho de madera de caoba del director.

Herman S. Weis era un hombre de mediana edad y cabello prematuramente cano. Poseía unos ojos azules de mirada despierta, tan claros como el cielo estival. Era alto y delgado, su cara más bien redonda, y llevaba unas gafas sobre la cabeza que se ponía cada vez que deseaba mirar algo con intensidad.

-¿Y bien? –preguntó al chico-, ¿no tienes nada que decir en tu defensa?

-No pretendía ser irrespetuoso.

La profesora estalló en protestas:

-¡Es la última vez! Se lo habíamos advertido –sus labios temblaban de ira-, tendrá que abandonar el centro.

Herman se levantó de su asiento y paseó la mirada por el despacho como si quisiera escapar del problema al que se enfrentaba. No era la primera vez que traían al chico a su presencia. No era exactamente un pequeño gamberro, en el sentido estricto de la palabra, pues no había cometido actos vandálicos ni contra otros chicos del centro ni contra su personal. El problema era más bien su extraña actitud.

-Está bien –dijo el director mirándole fijamente-, déjeme hablar a solas con el muchacho.

-Prepararé los trámites para su expulsión.

Tras dirigir una última mirada altiva al alumno, la profesora abandonó la estancia.

-Lo siento –dijo Adrew

El director suspiró.

-Vamos a ver –dijo ojeando las respuestas del examen-, ¿puedo preguntarte qué te disgusta tanto de este centro?

El chico permaneció callado unos momentos, tras los cuáles y notando que su interlocutor estaba realmente interesado en la respuesta murmuró:

-Nada.

-Andrew, este examen era sencillo. Análisis sobre las teorías de Einstein y la relatividad, cualquier alumno con menos potencial que tú podría haberlo bordado. ¿Disfrutas sacando de quicio a tus profesores? ¿Es eso?

El chico negó con la cabeza.

-No estoy de acuerdo con la forma de dar clase del centro.

Herman se acercó al chico y agachándose puso una mano en su hombro

-Dime por qué no.

Andrew se encogió de hombros.

-Muy bien –el director se incorporó, y con voz más dura leyó el examen-, según tú puedes demostrar la teoría de la relatividad sin necesidad de fórmulas, ¿no es así? Eso dice tu examen. De acuerdo, demuéstralo. Si lo haces no te expulsaré.

El chico sonrió.

-¿De veras quiere verlo?

-Estoy realmente interesado.

Andrew cogió a Herman de la mano, un gesto de familiaridad que todos en el centro habrían criticado puesto que el contacto se veía como un fenómeno contraproducente para el aprendizaje, e incluso severamente castigado. Los alumnos de la Escuela de Jóvenes Talentos nunca establecían relaciones personales, ni entre ellos ni con los profesores, tan solo se concentraban en estudiar y aprender. Si alguna vez hablaban entre sí de algo, era de las notas y problemas de las clases. El afecto era algo prohibido, propio de los débiles.

Herman salió al patio guiado por el niño, que se detuvo frente al estanque del jardín junto al observatorio y los laboratorios de biogenética.

Señaló el sol que se ponía en el horizonte, derramando su fulgor anaranjado sobre las colinas y la cúpula de la ciudad.

-¿Qué quieres que vea? –preguntó el director.

-Shh, silencio.

Cuando los rayos violetas incidieron sobre el cristal protector de la metrópolis, todo el cielo pareció teñirse de carmesí. Los segundos se dilataron y poco a poco al añil profundo de la noche comenzó a perfilarse tras las primeras estrellas.

-¿Lo ha sentido?

Herman parpadeó confuso. El niño le enseñó su reloj. Solo habían pasado ocho minutos, sin embargo, el silencio y la quietud les habían embargado y durante unos instantes, parecía que no hubiera nada más en el mundo, y que el tiempo se hubiera detenido.

-Relatividad –dijo Andrew.

El director sonrió.

-Ahora fíjese en eso –el niño señaló un diminuto punto brillante sobre la nebulosa Lagón-, aquella estrella, ¿la ve?

Herman asintió.

-Está a más de quince millones de años luz. Llevo años observándola y por su cuadrante está fuera del alcance de los telescopios ordinarios.

-Lo sé –dijo el director-, ¿por eso discutías con el profesor de Astronomía?

El chico negó con la cabeza.

-Hice un trabajo sobre cómo era el sistema de esa estrella. Y el profesor se enfadó. Incluso le puse nombre, Sistema Lamar, y a la estrella la llamé Quirón.

-Recuerdo que se enfadó mucho –contestó el director-, y hasta te llamó blasfemo por burlarte así de la ciencia. Me dijo que te habías inventado un sinfín de tonterías sin ningún fundamente científico. Dijo que eras un mentiroso

-¿Y usted cómo sabe que es mentira? –preguntó Andrew-. Tampoco ha estado allí.

El director guardó silencio mientras estudiaba al muchacho.


Al día siguiente, Andrew seguía asistiendo a sus clases con regularidad, para disgusto de los docentes que no dudaron en presentar una queja ante el director.

-Creía que estaba claro –decía uno de sus profesores-, si volvía a faltar al respeto a sus docentes, se tendría que marchar. Exigimos que cumpla las normas del centro, Herman.

El director se levantó.

-No voy a expulsar a ese muchacho.

-¿Por qué no?

-Síganme.

Los profesores siguieron al director hasta el laboratorio de física de radiofrecuencias, dónde la clase de Andrew hacía prácticas.

-Tú, Elindor -dijo señalando a un alumno-, ¿puedes decirme qué es esto?

Herman cogió uno de los gráficos de la máquina más cercana. El niño al que interrogaba contestó mecánicamente:

-Es un gráfico de oscilaciones de ondas de baja frecuencia hertzianas, director.

-Merekar, ¿puedes decirme que ves aquí? –preguntó Herman señalando a una alumna.

-Es un gráfico de oscilaciones de ondas de baja frecuencia hertzianas, director.

Los profesores le miraban sin comprender. Herman se volvió hacia Andrew.

-Andrew –dijo, suavemente-, ¿puedes decirme qué es esto?

El niño, que se sentaba solo y apartado de sus compañeros, dejó su tarea y se acercó al papel que el director sostenía entre sus manos. Lo contempló pensativo unos momentos, al cabo de los cuales levantó la vista y mirándole a los ojos contestó:

-Música, director.

Los profesores estallaron en protestas.

-Pequeño insolente.

-No sé cómo nos lo han mandado a esta Escuela.

-Debería ser expulsado.

-No, no lo será –dijo Herman-. Porque por muy avanzada que sea nuestra ciencia, por muchas pretensiones que tengamos, sin las cualidades de este niño, carecería de humanidad. Deberíamos aprender todos de él.

FIN

jueves, 22 de febrero de 2007

El escritorio: Rap de la vida

Continuando con mi experimento literario, las Nueve formas distintas de decir lo mismo sobre la vida, expongo esta vez este párrafo cuyo contenido es el mismo que el del Poema de la vida. Lo titulé La vida en una frase encadenada hasta el infinito, pero una amiga me comentó que se podía leer al ritmo de rap.

La vida, que es como una novela, resulta más enigmática de lo que quisiéramos, más atroz de lo que podemos imaginar, lo cual hacemos basándonos en los recuerdos que guarda nuestra memoria, tan perversa y antojadiza que nos vuelve incapaces de obtener la exactitud y cualquiera que intente relatar una anécdota sólo puede contar una versión de los hechos, una ficción, la misma que suele relegarse a los libros para entretener al público con su lectura, que es el alimento de los que escriben, quienes, cuando lo hacen, se embarcan en una aventura, teniendo como tripulación a sus lectores y éstos a veces prefieren libros que versen sobre temas más cercanos al mundo real, sobre la vida, que es como una novela…

martes, 20 de febrero de 2007

Tiras cómicas de Ciencia Ficción

Como ya se hace desde hace décadas en los periódicos, en internet también se publican tiras cómicas, secuencias de varias viñetas que cuentan una historia de un vistazo con humor. Relacionadas con la fantasía y la ciencia ficción, en inglés abundan, pero no ocurre lo mismo en nuestro idioma. No obstante, gracias a la iniciativa de algunos aficionados, podemos encontrar algunos ejemplos en español.

Empezaremos con las tiras cómicas de Stardust, que traduce las tiras originales publicadas por Sev Wars. Siempre versan sobre el universo ficticio creado por George Lucas alrededor de su saga Star Wars, haciendo caricaturas de los personajes y parodiando ciertas escenas que, incluso, alguna vez hemos podido imaginar.



Por otro lado, tenemos una obra de producción propia, La Legión del Espacio, creada por Alfredo Álamo & Fedde y publicada desde octubre de 2004 con periodicidad puntual en la web del Sitio de Ciencia Ficción.

lunes, 19 de febrero de 2007

Luis Alberto Ambroggio en vivo y en directo

A finales de año, mi mujer y yo conocimos a Luis Alberto Ambroggio gracias a la mediación de la escritora María del Águila Boge. Acababa de brindar una conferencia en Salamanca y pasaba por Sevilla invitado por nuestra común amiga. El 15 de febrero regresó desde Washington, donde reside desde hace bastante tiempo aunque es oriundo de la Córdoba argentina, para impartir otra conferencia y deleitarnos con un recital de poesía.

El título de la conferencia era Poesía hispana de los Estados Unidos, poesía que precede la nación y formaba parte del programa SAPERE AUDE. El doctor Luis Alberto Ambroggio, miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, la hizo amena, verdaderamente entretenida, alternando algunas breves explicaciones sobre la historia de la poesía en español dentro de los EE.UU. con la lectura bien entonada de diversos poemas. En su exposición, Ambroggio nos aclaró por qué, cronológicamente y como legado de identidad, la poesía precede a la nación norteamericana, siendo Estados Unidos uno de los países con mayor número de hispanoparlantes. A su vez, argumentó documentadamente, con obras repartidas en los últimos quinientos años, la diversidad y unidad de la creación literaria en español, que posee sus propias características estéticas.


El concejal de Educación y Cultura de Alcalá de Guadaíra asistió como nosotros al acto y, a su término, resumió con suma franqueza y genuino sentimiento aquello en lo que había consistido: él mismo había acudido sin saber a qué se enfrentaba, pero se marchaba feliz porque el recital le había alegrado el alma. Resulta innegable que fue una tarde fascinante y, al mismo tiempo, muy relajante. También debido a que el encuentro supuso poder intercambiar algunos comentarios con el protagonista, aunque, como siempre, nos supieron a poco, a todos por igual.

Nos contó Luis Alberto que a veces le preguntan:

-¿Vives de la poesía?

A lo que él responde (y así nos lo citó risueño):

-Vivo de la poesía. El trabajo de piloto me paga la rutina.

En efecto, Luis Alberto, además de erudito del lenguaje y poeta, es un exitoso empresario aeronáutico y piloto. Parecerían disciplinas dispares para estar reunidas en una misma persona, pero se las sabe apañar para compaginarlas.

Antes de encontrarnos con él aquella tarde, yo había leído dos de los tres libros de poemas que nos había dedicado en nuestro primer encuentro -les debo a María del Águila y a él el hecho de estar leyendo más libros de poesía que nunca-, por lo que pude comprobar lo emocionante que puede ser escuchar cómo un autor recita su propia obra, especialmente cuando ya suena con familiaridad a nuestros oídos. No hay nada mejor en el mundo literario que esa experiencia, un escritor leyendo su propio texto, acariciándolo con la voz. Ya me ocurrió algo similar en noviembre, durante la presentación de Juglar, cuando el autor, Rafael Marín, nos leyó uno de los capítulos. Por su parte, Luis Alberto me ha confesado: "A mí, como creador, me completa, porque la poesía se completa cuando vive en quien la escucha".

Eso mismo expresa en los versos finales de su poema Karl Shapiro: "Un buen poeta, al fin y al cabo, es el poeta que vive en todos."

Comparto su opinión, completamente. Como ya he dicho tantas veces antes, el escritor no es nadie si no aprende a emprender la aventura que supone su obra tomando a los lectores como acompañantes. Por cierto, amigo Luis Alberto. Como ya te he dicho, espero que alguna vez puedas cumplir tu palabra y tengamos el placer de reencontrarnos en una sesión privada, entre amigos, con recital incluido.

De izquierda a derecha: Francisco Burgos Becerra, presentador del acto; Luis Alberto Ambroggio; María del Águila Boge y José Angel Muriel


Prefiero escribir errante
a escribir desesperado
.
Versos finales de Nómada del Silencio, perteneciente al libro Laberintos de Humo.

domingo, 18 de febrero de 2007

Colaboraciones: Lo relativo de las cosas, de Nadia

Desde Miami, en la Florida estadounidense, nos llega este relato con puro corazón cubano:

Mi primita Alejandra era una niña alegre y vivaracha a pesar de haber perdido a su madre. Mi tío, había vuelto a contraer nupcias con una buena mujer. Pero las relaciones entre Alejandra y ella nunca fueron muy llevaderas. La situación empeoraba cada día y mi tío sentía que estaba en el mismo centro de un campo de batalla. De manera, que me pidió que recibiera a Alejandra en casa y que la cuidara por unos meses, hasta que decidiera qué hacer con la niña. Alejandra tenía malos hábitos y con paciencia tuvimos que enseñarle reglas de educación y responsabilidades necesarias para una señorita.

Para mí la discreción y el respeto a los demás son algo muy importante. Por eso siempre trataba de ayudar a Alejandra. Un día me encontraba con ella en el Salón de Belleza, el cual estaba repleto de clientes y, mientras estábamos esperando, llegó Zulema, una señora con la cual solía encontrarme algunas veces. Ella y yo conversábamos amenamente, pero el resto de las clientas comentaba que Zulema era déspota y que poseía ínfulas de grandeza. Aquel día llegó combinada con un juego de saya y blusa que armonizaba con el color de sus accesorios. Zulema llevaba un llamativo par de sandalias, muy de moda en aquel tiempo con tiras que se cruzaban en el tobillo hasta la mitad de la pierna. Después de terminar su manicura, se acomodó en un sofá y comenzó a agitar sus manos y a soplarse las uñas. Siempre estábamos a la expectativa de lo que pudiera hacer o decir Alejandra y ese día corroboramos el por qué de nuestra inquietud. Alejandra se paró delante de Zulema, quien ignoraba a la niña totalmente. Alejandra en cambio, meciéndose como un elefantito, no le quitaba los ojos a las primorosas sandalias. De pronto:

-Ayer yo vi unas sandalias como esas -dijo Alejandra con tono inocente. Yo que no acostumbro a visitar las tiendas que Zulema frecuenta, sabía que algo terrible estaba por venir. Sentí un salto en el estómago cuando escuché aquel comentario y traté de evitar una futura situación embarazosa haciéndole señas con los ojos a Alejandra, pero no tuve éxito.

-No me digas- dijo Zulema incrédulamente.

-Sí, las vi en la Tienda de las Gangas. Cuestan tres dólares -y luego a modo de información, añadió-: Las hay de todos los colores.

Yo dije para mis adentros “trágame tierra”. Alejandra había hecho gala de su indiscreción y posiblemente Zulema se sentía extremadamente avergonzada.

-Bueno -dijo Zulema-. Tienes razón, considerando que pagué ochenta dólares por estas en Bloomingdales, a partir de ahora, iré a la Tienda de las Gangas a comprarlas.

Otro día, después que todo pasó y conversé sobre el asunto con otras clientas, unas me decían que Alejandra estaba muy mal educada mientras que otras alababan a mi primita por haber puesto a Zulema en el lugar que se merecía.

Hoy en día, Alejandra es ya toda una joven preparada y hermosa. Eventualmente, su hermana mayor decidió mudarse con ella y la cuidó hasta su mayoría de edad. Pero yo siempre recuerdo esta anécdota y me doy cuenta de lo relativo de las cosas.

jueves, 15 de febrero de 2007

El escritorio: El poema de la vida

He iniciado un nuevo experimento literario bajo el título de Nueve formas distintas de decir lo mismo sobre la vida. La primera forma es un poema. Quizás debo parte de la inspiración que me ha impulsado a escribirlo al recital de poesía que escuché ayer. Fue gracias a la invitación de María del Águila Boge y se lo debemos al eminente Luis Alberto Ambroggio, que nos visitó para deleitarnos con poesía de su propia cosecha y con obras de otros autores. Pero sobre eso ya hablaré otro día.

La vida es como una novela,
más enigmática de lo que quisiéramos,
más atroz de lo que podemos imaginar.

Al imaginar, nos basamos en los recuerdos,
pero la memoria es perversa y antojadiza,
nos vuelve incapaces de obtener la exactitud.

Al carecer de exactitud,
cualquier contador de historias sólo puede narrar
una versión de los hechos, una ficción.

La ficción suele relegarse a los libros
para entretener al público con su lectura,
que es el alimento de los que escriben.

Los que escriben, cuando lo hacen,
se embarcan en una aventura,
con sus lectores como tripulantes.

Los lectores prefieren a veces
navegar en libros que versen sobre el mundo,
sobre la realidad, sobre la vida.

La vida es como una novela…


Dedicado a ti, que eres mi vida.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Taller: La carrera previa del escritor (VI)

A concurso

La opción de enviar una obra a concurso nunca debe descartarse, incluso aunque se estén utilizando otras vías para buscar la publicación, ya que fomenta la motivación del escritor y le obliga a esforzarse para poder participar. Puede tomarse cada concurso como un nuevo reto, para demostrarse a sí mismo que se puede lograr. De ganar, la recompensa es múltiple y variada:


- Posiblemente, alguna editorial, comprometida en las mismas bases del certamen, publicará la obra. Numerosos lectores potenciales comprarán el libro sólo porque en la portada se indicará que ha sido galardonado con un premio.

- Ampliará el currículo del escritor.

- Se recibe un premio en metálico, normalmente como anticipo de los beneficios por ventas del libro publicado, si éste es el caso.

Las posibilidades de ganar un concurso no son muy grandes, pero apenas cuesta intentarlo y se pueden seguir unas pautas:

- Planificar con antelación la participación en distintos premios literarios y saber en todo momento qué obra se ha enviado a cada concurso y cuándo se publica cada fallo, para organizar la participación en otros certámenes si el fallo no es favorable.

- Preparar las obras a conciencia y concentrar los esfuerzos en escribir. Puede presentarse una obra a decenas de concursos simultáneamente pero se estará invirtiendo esfuerzo y tiempo en concursar en lugar de en escribir y, seguramente, se estarán incumpliendo las bases. Por otra parte, no tiene sentido tratar los concursos como una lotería. El escritor que concursa debe creer en su obra y pensar que tiene opciones. Para eso debe haberla sometido a su propia crítica y haber superado hasta el más pequeño detalle el proceso de elaboración que ya hemos descrito.

- Evitar los concursos en los que cobran por leer el material que se envía. No abundan, pero existe alguno. Puede ser que el premio en metálico compense el gasto en caso de ganarlo, pero, ¿qué credibilidad brinda al escritor ganar un premio por el que ha pagado para poder optar por él?

- Comprobar la fiabilidad de los organizadores, consultando anteriores ediciones y entregas de premios. Puede resultar interesante hacer una selección de concursos, decantarse por las primeras convocatorias de concursos nuevos, por las ediciones organizadas por ayuntamientos o instituciones locales o por las de género específico. Esto asegurará la honestidad del fallo (no estará dado de antemano por el editor para asegurarse las ventas) y un número de participantes razonable.

Esto último es un factor crucial. En algunos concursos, sólo leen los originales que han pasado una criba previa realizada por lectores normales y corrientes, y no escritores en su mayoría. Es a este tipo de lector a quien se tiene que atrapar con las primeras frases de la obra. Se lee todo lo que llega a concurso, pero no siempre se leen las obras completas (en la criba suelen leerse las primeras páginas, algo del medio y algo del final y sólo si pasan esta primera cata se leen enteras).

- Leer y releer las bases del concurso, minuciosamente, para cumplirlas al pie de la letra y no ser descalificado (condiciones sobre la extensión mínima y máxima, sobre la presentación, sobre el género, sobre el tema, sobre el formato, sobre la exclusividad de participación de la obra que no podría presentarse simultáneamente en otros sitios).

- Enviar la obra a concurso cuanto antes dentro del plazo. Si los miembros del jurado leen todas las obras, estarán menos fatigados al principio de la convocatoria.

- Ser constante. No perder la esperanza y seguir intentándolo. Mientras, el escritor seguirá puliendo su estilo, seguirá escribiendo y exigiendo más a sus textos, mejorando su nivel y calidad.

Fuente: Archivos de Editorial Premura


Experiencia personal
Tengo la enorme suerte de conocer a varios escritores. Algunos de ellos, jóvenes y noveles, han conseguido cierta celebridad gracias a los concursos. Comentaremos, por ejemplo, el caso de Pedro de Paz, un autor madrileño que dice de sí mismo en su página web:

Nunca me he sentido eso que llaman escritor de raza. Podría decir, como sería de ley, que nací escritor, que siempre lo he llevado en la sangre y que mi vocación fue temprana. Mentiría. Sí es cierto que siempre he tenido querencia hacia el hecho de narrar, de inventar historias y de plasmarlas pero, en su momento, nunca pasó de ser una mera afición. Mi verdadera vocación fue la informática, profesión a la que llevo dedicados cerca de veinte años. Durante todo ese tiempo, mi interés por escribir siempre permaneció ahí, en estado latente. Redactaba pequeños textos, vanos intentos que siempre acababan -y ahí siguen- almacenados en lo más recóndito de mi disco duro […] pero nunca con un excesivo interés en explotar mi vena creativa de cara a los demás.

Esa situación cambió en mayo de 2002. Por una serie de cuestiones que no vienen al caso, decidí que mi vida necesitaba dar un giro de 180 grados. La informática, mi pasión durante tantos años, comenzaba incluso a aburrirme. Tomé la -acertada, creo- decisión de recuperar antiguas aficiones, plantearme nuevas metas que me ayudasen a salir del bache emocional y opté por dedicarle menos tiempo a la informática (en su aspecto lúdico, que en el profesional, no me queda más remedio. Me sigue dando de comer) y recuperar dos antiguos retos: aprender a tocar la guitarra y volver a escribir, en esta ocasión, de forma continuada, seria y constante.

En 2004, Pedro de Paz ganó el I Certamen Internacional de Novela Corta “José Saramago” con El hombre que mató a Durruti, una novela de intriga y suspense en la que se investiga la muerte del líder anarquista Buenaventura Durruti acaecida en 1936. Fue publicada por Editorial Germanía. En 2006 publicó Muñecas de cristal con la Editorial El Tercer Nombre gracias, según nos cuenta él, al interés puesto por su agente.

Recursos: Sitios que publican convocatorias de concursos

Stardust
Letralia
Eldígoras
Escritores.org



Nota: Material extraído del taller literario “Tengo una historia, ¿quién me la publica?” impartido el 27 de mayo de 2006 durante las I Jornadas de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, Sevilla.

lunes, 12 de febrero de 2007

Reflexiones de un ególatra: Temblores

De repente, oí un crujido en la pared, a mi espalda, y luego sentí que el escritorio empezaba a vibrar. Puede que el monitor también lo hiciera, porque me sobrevino un ligero mareo a causa del desconcierto que estaba afectando a mi organismo. Miré a mi compañero, sentado a apenas dos metros, pensando que era él quien estaba moviendo las mesas. Pero seguía trabajando, inmune al temblor. Cuando volví la vista a mi pantalla, las vibraciones continuaban. En total, duraron unos diez segundos. Un minuto después alguien anunciaba que se acababa de producir un terremoto y se había sentido hasta en Madrid.

En las últimas plantas de algunos edificios, como Torretriana, ocupado por diversas consejerías de la Junta de Andalucía, los paneles de división y las sillas se desplazaron algunos centímetros. Pero también hubo personas, como mi compañero, que no llegaron a darse cuenta de lo sucedido hasta que se lo contaron. Siguiendo unas normas que nadie conocía -nos falta la costumbre ante este tipo de acontecimientos- todo el personal salió de las oficinas a las calles, algunos con dolor de cabeza producido por el movimiento sísmico. Las avenidas que atraviesan el parque tecnológico de la isla de la Cartuja se llenaron de gente durante más de media hora. Se trataba de una medida de prevención. De hecho, hubo una réplica, pero más suave, imperceptible para nosotros, nada que ver con los 6,1 grados en la escala de Richter que había alcanzado el primer seísmo. Había sido el más fuerte desde febrero de 1969 con epicentro al suoreste del Cabo de San Vicente y el más intenso en Sevilla desde hacía diez años.

Cuando estaba fuera, esperando que nos dejaran reincorporarnos a nuestros puestos de trabajo, pensé si no sería otra señal, una más, del fin de los tiempos. Bromeé con ello. Deberíamos estar avisados, deberíamos saber que estamos destruyendo nuestro planeta y permitiendo que mueran nuestros congéneres, por enfermedad, hambre o en conflictos bélicos que provocamos deliberadamente. Todo para que algunos tengan más que la mayoría.

Y, en realidad, somos tan frágiles, que nos asusta una ligera sacudida del suelo que pisamos, se tambalean los muros que construimos para protegernos de la lluvia y el frío, nos duele la cabeza a causa de los temblores naturales de la Tierra... ¿No somos capaces de aceptar nuestra vulnerabilidad y ayudarnos los unos a los otros como es debido, como los animales hacen por instinto con su manada, porque es ley de vida especialmente para un ser supuestamente inteligente como el humano? Parecen retazos de idealismo. Contra el idealismo, temblores.

domingo, 11 de febrero de 2007

Archivo: Los caracoles, de Juan Eugenio Hartzenbusch

Continuando con el legado de Petra Bocos, traído hasta nuestros días por su excelente memoria, hoy nos adentramos en las Fábulas en verso castellano de Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) y tomamos la número XLI, muy divertida e idónea para recitarla a los niños.

Dos caracoles un día
tuvieron fuerte quimera
sobre quién mayor carrera
en menos tiempo daría.
Una rana les decía:
Yo he llegado a sospechar
que sois ambos a la par
algo duros de mover;
antes de echar a correr,
mirad si podéis andar.


Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

miércoles, 7 de febrero de 2007

Anuncios: XV Concurso de Cuentos Fantásticos y de Terror "Idus de Marzo"


Tras la celebración el pasado año de la XXIV Hispacón –la convención nacional de escritores y aficionados a la fantasía, la ciencia ficción y el terror- y de las I Jornadas de Literatura Fantástica en Dos Hermanas, nuestra ciudad se está convirtiendo en verdadero centro dinamizador de la creación literaria en estos géneros. A estas interesantes iniciativas se suma ahora la convocatoria del XV Concurso de Cuentos Fantásticos y de Terror “Idus de Marzo”, cuyas bases reproducimos a continuación:

1.- Podrá participar todo aquél que lo desee.

2.- Los trabajos deberán ser originales, inéditos y escritos en castellano.

3.- Su extensión estará comprendida entre los seis y los doce folios, escritos a máquina, a doble espacio y por una sola cara. Podrán presentarse también relatos editados con el procesador de texto Word (tamaño de fuente Times New Roman 12 o equivalente). Se admitirán un máximo de tres relatos por autor.

4.- Los cuentos se presentarán por triplicado acompañados por un sobre cerrado en el que se incluirán el nombre y el apellido del autor, dirección, teléfono y fotocopia del DNI. Cada cuento irá firmado con pseudónimo, que se reproducirá también en el exterior del sobre cerrado.

5.- Se establece un premio general de 500€, y otro local de 200€. Los autores que deseen presentarse a la convocatoria local deberán demostrar que han nacido o residen en Dos Hermanas y añadirán al seudónimo la palabra “local”.

6.- Los trabajos se presentarán en la siguiente dirección:

Biblioteca Pública Municipal
Plaza Huerta Palacios s/n
41701 Dos Hermanas – Sevilla


7.- El plazo de admisión de los cuentos finalizará el 7 de mayo de 2007.

8.- El Excmo. Ayuntamiento de Dos Hermanas se reserva los derechos de publicación de las obras ganadoras en una antología de relatos presentados al concurso. En dicha antología podrían además incluirse otras obras que, sin haber sido premiadas, sean consideradas por el jurado debido a su calidad.

9.- Los originales presentados a concurso no serán devueltos.

10.- La participación en este concurso lleva implícita la aceptación de sus bases.

Para más información, pueden ponerse en contacto con la Biblioteca Pública Municipal a través del teléfono 954 919 578 o de la dirección de e-mail biblioteca@doshermanas.es.

Fuente: Revista Punto Cultural nº 42 y Biblioteca Pública Municipal "Pedro Laín Entralgo"

martes, 6 de febrero de 2007

Cine: Spiderman 3 - Nuevo avance

Sin palabras. Lo único que puedo añadir es que, a mi gusto, se enseña demasiado en este trailer. Pero lo mejor es verlo y disfrutarlo. Empieza a adivinarse por dónde va el argumento.

domingo, 4 de febrero de 2007

Matemáticas: Métodos gráficos de cálculo

¿Tus hijos no saben multiplicar? Enséñales este método para que se animen a aprender las tablas al tiempo que descubren la magia que hay detrás de los números. Se trata de un sencillo procedimiento gráfico para multiplicar números enteros (en realidad, cualquier par de números; no olvidemos que lo único que separa los decimales es una coma), dibujando líneas y sumando las intersecciones entre ellas.



Fuente: tecnoblogico

viernes, 2 de febrero de 2007

Colaboraciones: Quauhtemallan, de Mª del Águila Boge


Katun Once Ahau
Llegada de los españoles al Mayab.
Popol Vuh





Todo estaba en calma, en silencio.
Y fue creada Quauhtemallan
con todo el esplendor
de la mano de Gucumatz.

A imagen y semejanza
Dios hizo al hombre.
En Tikal el hombre se hizo Dios.
Construyó ciudades Torres de Babel
hasta alcanzar el cielo.

En lo alto estaba el Gran Chilám
los brazos extendidos
con cetros de obsidiana.
Brillaba al ascendente sol
Quauhtlehúantl su hüipil de oro.

Pero vinieron los Dzules
y todo lo deshicieron.
Para que su flor viviese
dañaron la flor de los otros.

Mas volverán Ah-Kantenal e
Ix-Puxyolá para arrojarlos
de la superficie de la Tierra.

Abajo el pueblo rezaba a Chac dios de
la lluvia y a Shuetle dios del Fuego.
Bebiendo balché danzaron incansables
hasta atraer las lluvias torrenciales
que anegaron a Beatriz La Sin Ventura.

Pereció entre Tecpán e Iximché
entre el Volcán del Fuego
y el Volcán del Agua.

Después de aquel invierno volvió
la eterna primavera a Guatemala
y las vírgenes cautivas
salieron del cenote hechas quetzal.

En noches de Luna llena
la espada de Alvarado brilla
mitad blanca mitad roja.
Echan chispas los cascos de su caballo
por las calles de piedra de la Antigua
buscando a su Beatriz la sin Ventura.

Guatemala. Enero de 1990.
Poemas a Iberoamérica
Publicado con la autorización expresa de la autora.