A menudo pienso que, si la Humanidad se salva del desastre, va a ser por muy poco, como ocurre en algunos partidos de fútbol: se apura hasta el último minuto, los jugadores se emplean más a fondo al final y, con suerte, meten el gol de la victoria. Vivimos en un desequilibrio tan enorme, todo está tan mal repartido, que deberíamos avergonzarnos de lo que hacemos mal y lo que dejamos de hacer. Nos aniquilamos a nosotros mismos, destruimos el planeta en el que vivimos, desde la Revolución Industrial nos desarrollamos cada vez a más velocidad a costa de contaminar el medio ambiente. Lo siento, no puedo ser muy positivo tal como veo todo y con la pandemia que aún nos está azotando.
Por eso, no estoy de acuerdo con el gran Carl Sagan, que siempre insistió en intentar comunicarse con vida inteligente alienígena. Ojalá nunca recibamos la vista de una civilización extraterrestre. ¿Por qué?
- Si vinieran hasta aquí, probablemente procederían de muy lejos. Con todo el gasto de recursos que eso podría suponer, no vendrían para ver qué tal estamos. Seguramente lo harían con una finalidad más práctica, como la explotación de recursos o la colonización.
- Si vinieran hasta aquí, su nivel intelectual y tecnológico escaparía a nuestra percepción actual. Serían tan superiores que resultaríamos insignificantes para ellos, menos que las hormigas para nosotros, pues no estaríamos haciendo nada útil sino, todo lo contrario, destrozar la Tierra.
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