miércoles, 6 de febrero de 2008

Taller: Tomar notas

A menudo me preguntan cuándo escribo, qué tiempo dedico a escribir o cómo me las arreglo, teniendo en cuenta que ejerzo otra profesión. Entonces, me limito a explicar mi método personal. Nunca me pongo ante una hoja en blanco, delante del ordenador, a esperar que surjan las ideas. Las ideas han debido de surgir antes y, muy probablemente, hayan sido apuntadas en una libreta o un cuaderno. A veces, incluso utilizo la grabadora de voz (antes la del teléfono móvil; ahora tengo una mucho más práctica). Cuántas ideas se perdían, se olvidaban, por no poderlas anotar a tiempo.

En efecto, como la idea aparece cuando menos se espera, suelo tener cerca la grabadora o aprovechar cualquier papel donde poder tomar notas. Luego las voy pasando a una libreta o a un archivo. Cuando las ideas se acumulan, hago un trabajo previo de clasificación y ordenación. Más tarde, en el momento en que me pongo frente al ordenador personal, tan frecuentemente como se pueda y como exige la disciplina del escritor, es habitual que el trabajo consista en organizar todas las notas y desarrollarlas, ampliando descripciones o profundizando en los diálogos.

Mi amiga Cristina Monteoliva destacó en su artículo Sobre la importancia de tomar notas unos comentarios de Henry James que había encontrado en el libro Cómo ambientar un cuento o una novela, de la editorial Alba, y que ilustran perfectamente mi forma de trabajar (James lo hizo tan bien que resulta absurdo intentar explicarlo con otras palabras):

...tanto tiempo hace que no tomo notas, no apelo a una libreta cualquiera, no escribo mis reflexiones corrientes, no me sirvo de una hoja de papel para verter, por así decirlo, mis secretos. Mientras tanto tal cantidad de cosas han ido y venido, tal cantidad que ahora es demasiado tarde para apresarlas, reproducirlas, preservarlas. He dejado pasar demasiadas por haber perdido, o más bien por no haber adquirido, el hábito de tomar notas. Podría serme de gran provecho; y ahora (...) que puedo hacerlo más libremente, debería esforzarme por guardar, hasta cierto punto, un registro de las impresiones pasajeras, de todo aquello que va y viene, que veo, y siento, y observo. Apresar y conservar algo de la vida; a eso me refiero.

Henry James (Nueva York, 1843-Londres, 1916), por John Singer Sargent

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo sigo sintiéndome un poco como Henry James: a menudo me quejo de lo mucho que me cuesta tomar notas, porque nunca he cogido el hábito. Siempre me digo a mi misma que tengo que hacerlo, pero las ideas me aparecen justo cuando no tengo un papel a mano!!!
Admiro tu meticulosidad, Jose Angel!!!