martes, 18 de noviembre de 2008

Bitácora de un isleño ambulante: Día 16

Me apena no haber comenzado antes a registrar las hazañas y proezas de mi pueblo, pues pronto terminará nuestro Viaje. Hace dieciséis días que comencé a escribir y ahora es el fin. Ha llegado tan repentinamente…

Resulta muy doloroso haber descubierto cuál será nuestro desenlace. En efecto, ese rumor que ha ido creciendo desde que empezamos a escucharlo hace dos jornadas se debía a una cascada. El agua del mar se precipita al vacío formando una catarata en el horizonte. Es de suponer que se trata de una enorme catarata, una catarata sin fondo, pues hemos alcanzado el fin del mundo.

Es inconcebible. Ninguno de nosotros creía que esto existiera hasta que lo hemos presenciado. El fin del mundo es tal como lo describían los antiguos. El océano se desborda por él y nuestra isla está condenada, arrastrada inevitablemente por una corriente invencible. Aún tenemos unas horas, antes de caer por el abismo.

5 comentarios:

J.E. Alamo dijo...

Espero que no acabe en la catarata...

José Angel Muriel dijo...

Se admiten apuestas.

Anónimo dijo...

¿El que escribe es una persona?. Podríamos jugar a que respondieras sí o no. Cuando me contestes, te haré otra pregunta, si te parece bien.

Claudia dijo...

Nooo, que no acabe en la catarata...que está muy interesante.
Mi loca teoría es que el narrador vive en un mundo diminuto, jeje. quién sabe lo que será la catarata!

José Angel Muriel dijo...

Dije apuestas, no acertijos. :D

Paciencia, que ya queda poco.