martes, 7 de noviembre de 2006

Reflexiones de un ególatra: El reparto de poder en el mundo

Esta mañana he leído este artículo y me he quedado un poco sorprendido. No es que me extrañe que existan estas cosas, pues, de hecho, soy de los que creen que podría haber un conjunto limitado de personas que gobiernan el mundo y lo controlan (quienes manejan los hilos), pero leerlo como noticia me ha hecho pensar en una típica inocentada o en el argumento de una novela.

Nunca he sentido interés por pertenecer a ningún club, posiblemente porque la mayoría de ellos parecen basarse en un sentimiento clasista o elitista que nunca podría compartir. Nadie es superior a nadie, aún menos si es por la fortuna de tener mayores recursos que otros. Así que, desde luego, jamás me gustaría verme representado en este Club Bilderberg. Mala suerte, he llegado tarde. Tenemos representantes serios en esta sociedad que parece tomarse como algo personal la "salvación" del planeta. ¿Tendrán en cuenta también los riesgos medioambientales a los que la Humanidad está sometiendo su mundo natal? ¿Realmente con el uso de tres monedas en todas partes repararíamos el hambre y la pobreza que azota a tres cuartas partes (o cuatro quintas partes) de nuestra población?

Qué dolor me provoca pensar que con nuestras sobras podría alimentarse a todos los que se mueren o están muriendo de hambre. Esas sobras no es lo que tiramos en nuestras casas (aunque está bien educar a nuestros hijos enseñándoles que deben rebañar el plato y no dejarse nada; aún dicen que en un restaurante es de mal gusto hacerlo, qué estupidez), sino que se trata de los excedentes industriales de los que nos deshacemos para no perder un ápice de nuestra riqueza, de nuestro poder frente a los pobres.

Como he dicho tantas veces, el mundo está en equilibrio gracias al desequilibrio, al caos que reina y permite a unos ser ricos a costa de que otros vivan de forma miserable. Porque la ambición puede al ser humano y éste antepone sus riquezas a todo lo demás.

Este viernes, si a alguien le tocara el premio máximo del Euromillón, se llevaría un bote de más de 110 millones de euros (como dicen en la tele, más de 18.000 millones de las antiguas pesetas). Con tanto dinero podría vivir cómodamente toda mi familia (mis padres, mis suegros, mis hermanos y mis cuñados, si apuras hasta mis tíos y primos) durante los años que duremos. Nada más que con los intereses nos aseguraríamos un buen salario, por no hablar de las inversiones que se podrían hacer con prósperos rendimientos. O sea, indudablemente, si me tocara el premio, sería riquísimo.

Luego piensas a otra escala y recuerdas esos amplios pisos que vendían junto a Central Park, en Nueva York. Muchos valían más de 50 millones de dólares y algunos alcanzaban los 75. Personalidades célebres como Madonna, Robert de Niro, Paul Newman, etc, tienen pisos en la zona. Pero además tienen viviendas en otras ciudades. ¿Cuánto dinero manejan estas personas, sin ser realmente personas que representen el poder político? ¿Os dais cuenta de la envergadura del problema? Qué mal, pero qué mal repartido está el mundo...

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