jueves, 14 de diciembre de 2006

Mis favoritos: La colina de Watership de Richard Adams

Este año he tenido suerte con los libros que he leído (seguramente porque las recomendaciones que me han hecho han sido excelentes), ya que he añadido varios a mi lista de favoritos y, en particular, éste encabeza la lista. Le debo a Javier Negrete, que lo mencionó en su conferencia durante las I Jornadas de Literatura Fantástica, el haber disfrutado de una de las mejores novelas que he leído. Pero quiero contar que cayó en mis manos por casualidad. Fue en forma de una vieja edición del Círculo de Lectores (editada poco después de su primera publicación en Inglaterra) que la Biblioteca Pública de Dos Hermanas vendía por 1 euro, como hace con todos los libros que necesita sacar de su inventario. Nunca un tesoro tan preciado tuvo un precio tan barato.

Esta reseña podría clasificarse dentro de las lecturas juveniles por los mismos motivos que lo podríamos hacer con Las aventuras de Huck Finn o Alicia en el País de las Maravillas, por ejemplo. Son relatos legibles por niños y adolescentes que, sin embargo, sólo se comprenden enteramente cuando se ha alcanzado la madurez de un adulto. Es decir, como suele pasar con las lecturas juveniles, son aptas y necesarias para todos los públicos. Y deben releerse.

En los pacificos prados de Inglaterra vive una comunidad de conejos. Cuando su madriguera se ve amenazada, un pequeño grupo de valientes conejos escapa de la madriguera en busca de un nuevo hogar. Conducidos por Quinto el visionario, Pelucón el valeroso, y el honorable Avellano hacen frente a multitud de desafíos y peligros que superan gracias a su fuerza y astucia para sobrevivir, mientras persiguen su sueño. A lo largo de su dificultoso viaje hacen un amigo inverosimil, una gaviota llamada Kehaar y luchan con el General Mostazo, el cruel líder de otra madriguera.

Tal como se dice en la página de la editorial Seix Barral, La colina de Watership (Watership Down) es un gran clásico de la literatura contemporánea, traducido a veinte idiomas. Nacida originariamente de un improvisado relato que el autor hizo a sus sobrinos durante un largo viaje en coche, la obra, pese a estar protagonizada exclusivamente por animales, y de modo específico por conejos, se halla muy lejos de lo que suele entenderse por literatura para niños; por lo contrario, tiene el tono de una narración épica antigua, pero también encierra una crítica sombría y desesperanzada de las relaciones de poder, un alegato ecológico de extraordinaria eficacia y una reflexión serena y amarga, de resonancias estoicas, acerca de la dureza de la vida y la necesaria aceptación de la inevitabilidad de la muerte.

Suscribo lo dicho por Selima Hastings, del Sunday Telegraph:

"Esta historia bellísimamente escrita e intensamente conmovedora es la obra de una imaginación extraordinaria."

Pero también los comentarios aparecidos en Newsweek en su día:

"No puedo imaginar que ningún lector sensible salga de la lectura de esta novela sin haberse sentido afectado y cambiado por ella."

Cuando ayer terminé el epílogo de la obra, casi me afloraron lágrimas en los ojos, tanto me había encariñado con los personajes. De hecho, desde las primeras páginas, pensaba que si le pasaba algo grave a alguno de aquellos conejitos lo iba a pasar realmente mal. Confieso que ha sido uno de los pocos libros que me han dejado turbado al terminar, sabiendo que no tenía sentido desear que hubiera más, como ocurre con otros libros que te gustan mucho y no quieres que terminen. Este libro no necesita continuación y es, por sí mismo, una historia valiosa.

La historia es a veces algo cruel, pero como la vida misma (no nos olvidemos de que los personajes son conejos ni de lo mal que lo pueden pasar los conejos, entre sus depredadores y los cazadores), aunque no llegas a pasarlo nunca mal, porque siempre hay un halo de esperanza casi tangible. Y la narración afronta estos acontecimientos con elegancia y ternura. Si tuviera que criticar algo sería el epílogo. En mi caso, como lector, aunque es precioso, hubiera preferido no leerlo.

La historia de los conejos que fundan su propia conejera es fascinante, desde principio a fin, y aporta valores importantísimos tanto al niño que está aprendiendo como al adulto envuelto en la vorágine de esas empresas que tratan a sus empleados como meros números en la plantilla. Es por eso que me parecen muy acertadas las palabras de Nicholas Tucker en el New Statesman:

"Una historia impresionante, extraordinariamente interesante, agavillada por una poderosa imaginación que no tarda en obligarnos a darle crédito."

En resumen, una auténtica joya que todo el mundo debería leer y descubrir. Me apena no haber conocido antes este libro, pues es de los pocos que releería nada más haberlo acabado. Pero es de esos libros que esperas encontrar alguna vez para guardar con sumo cariño en tu biblioteca. De hecho, recomiendo encarecidamente que compréis este libro, porque luego querréis conservarlo.

Como he dicho antes, la novela no necesitaba continuación. Pero supongo que los escritores finalmente caemos en la tentación de hacer segundas partes, pues nos enamoramos de nuestros personajes. Y eso hizo Richard Adams publicando más de veinte años después Cuentos de la colina de Watership. Se trata de un conjunto de anécdotas e historias complementarias de la aventura original que permiten seguir viviendo hazañas con Avellano, El-Arairal y sus amigos.

Naturalmente, también hay película, aunque nunca la he visto. Por las imágenes expuestas en la web, parece bastante fiel a la novela (recomiendo no verlas si antes no habéis leído el libro).


Datos de los libros:


Título: La colina de Watership
Autor: Richard Adams
ISBN: 84-322-0752-7 ; 978-84-322-0752-5
Publicación: 05/1998 por Editorial Seix Barral, S.A. (colección Biblioteca Breve)
Nº páginas: 448

Título: Cuentos de la colina de Watership
Autor: Richard Adams
ISBN: 84-322-0753-5 ; 978-84-322-0753-2
Publicación: 05/1998 por Editorial Seix Barral, S.A. (colección Biblioteca Breve)
Nº páginas: 224

No hay comentarios: