lunes, 18 de diciembre de 2006

Taller: La carrera previa del escritor (IV)

La obra está preparada y empieza la carrera

Aunque volvamos sobre este punto, hay que insistir en un aspecto importantísimo que puede significar el éxito o el fracaso. La obra tiene que haber sido revisada, incluso varias veces si hace falta. Como resultado de todo el proceso de escribir, debemos obtener:

- Una obra bien estructurada, donde se definan claramente las partes, los capítulos, los párrafos, la distribución de ideas y los vínculos entre las diferentes ramas del argumento.

- Una obra sin errores (ortográficos, semánticos y gramaticales). Debemos minimizarlos, consultando cuanto sea necesario el diccionario y los recursos a nuestro alcance (como los manuales de estilo o el Diccionario de la RAE y sus secciones de resolución de dudas).

- Una obra elegante, que tenga el número de páginas más ajustado (es mejor quedarse algo corto y suscitar en el lector la sensación de querer saber más que caer en el exceso, contar demasiado y aburrirle).

- Una obra presentable, que guarde una estética interior (por el contenido) y exterior (por la apariencia -limpia, ordenada y clara-, la encuadernación, la numeración de las páginas). Todo ello debe facilitar la lectura del manuscrito (llamaremos así al original de la obra acabada).

- Una obra, a ser posible, con un principio atractivo que haga sentir al lector las ganas de seguir leyendo.

- Una obra con un nudo, un desarrollo impecable que conecte este principio con el final sin dejar cabos sueltos y siempre aumentando las expectativas (esto es, “enganchando” al lector).

- Una obra con un desenlace lo más sorpresivo e inesperado posible, pero creíble, verosímil y elaborado, que resuene en la memoria del lector después de haberlo leído y le haga recordarla y recomendarla.

Sobre el manuscrito, hay que respetar ciertas normas:

- Debe estar escrito a máquina o a ordenador, sin faltas ortográficas ni tipográficas y, por supuesto, sin tachaduras.

- Deben utilizarse unos 60 signos por línea (por signos se entiende tanto caracteres como espacios) y 25 líneas por página.

- Hay que cambiar de página al comienzo de capítulo.

- Los folios deben estar escritos por una sola cara, con márgenes a cada lado y con un interlineado doble que permita realizar correcciones y anotaciones.

- Todas las páginas tienen que estar debidamente numeradas.

- Debe prescindirse del papel reciclado, de lujo o de colores.

- Hay que encuadernar el manuscrito, al menos con cartulina, plástico y gusanillo.

- Debe utilizarse la tipografía más sencilla posible para facilitar su legibilidad y no provocar desinterés y cansancio en el lector.




Nota: Material extraído del taller literario “Tengo una historia, ¿quién me la publica?” impartido el 27 de mayo de 2006 durante las I Jornadas de Literatura Fantástica de Dos Hermanas, Sevilla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído el artículo hasta aquí, seguido, de un tirón, fascinado por las ideas que se aportan y asintiendo como un tonto a cada frase.

Creo que resume a la perfección lo que es el arduo trabajo, el sumo placer, de escribir. Espero con impaciencia que termine esta serie, para continuar leyendo, seguir aprendiendo.

Dándote las gracias, José Angel, por compartir esto con nosotros, te dejo con mi opinión de lo que es escribir:

Escribir es tener la necesidad sublime de compartir algún sentimiento.

José Angel Muriel dijo...

Secundo lo que dices, Asís. Es un placer ver que te pasas por estos rincones. Un abrazo.